El mandatario bonaerense está más activo en el vínculo con sus pares que resisten medidas del Gobierno; en su entorno, niegan que quiera encabezar una “liga” opositora
Javier Fuego Simondet
El nuevo escenario político que quedó definido por la victoria de Javier Milei y los primeros pasos de su gestión como presidente llevaron al gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, a dedicarse con mayor énfasis que el que había mostrado en su primer mandato al vínculo con sus pares de otras provincias enrolados en el peronismo y, también, en partidos provinciales de buena sintonía con el justicialismo. Si bien fuentes de su confianza aseguraron que no tiene aspiraciones de liderar una liga de mandatarios opositores a la gestión de La Libertad Avanza, admitieron que se muestra más activo en el diálogo con otros gobernadores por la necesidad de confrontar ciertas iniciativas del Gobierno.
La interrelación con otros mandatarios provinciales no fue un rasgo de Kicillof durante su primer período, pero la realidad política trastocó esa inercia del gobernador bonaerense, obligado a convivir con una administración nacional de signo político opuesto al suyo. El nuevo escenario enfrenta al mandatario a una disyuntiva crucial: liderar a un conjunto opositor puede ser redituable para su administración, que enfrenta cuatro años sin aportes del Tesoro Nacional, sin transferencias discrecionales de la Casa Rosada y con el aviso de que no habrá grandes obras de infraestructura; entrar en una batalla frontal con Milei, sin embargo, puede oscurecer aún más ese horizonte para la provincia.
“Puede ser [que esté más activo en el vínculo con sus pares], porque ahora la situación amerita más coordinación en esos diálogos. Pero no implica una señal de liderazgo del grupo, no está en ese plan”, dijo a LA NACION una fuente cercana a Kicillof.
“En general, con los peronistas está hablando desde las elecciones. A partir de las primeras medidas, que afectaron a las economías regionales, fueron dividiendo tareas y cada uno trabaja con los sectores de su lugar. Las medidas afectan la producción y el empleo. Están [Raúl] Jalil, [Ricardo] Quintela, [Gerardo] Zamora, [Gildo] Insfrán, [Sergio] Ziliotto, [Gustavo] Melella, [Osvaldo] Jaldo”, enumeraron desde el gobierno bonaerense.
Ricardo Quintela, gobernador de La Rioja, también elevó su perfil dentro de esta incipiente liga de caciques provinciales peronistas. La semana pasada, se mostró en el Congreso, en medio del debate por la ley ómnibus, junto a Juan Grabois, y al diputado y exgobernador riojano Sergio Casas. “Todos tienen distinta manera de actuar. No es que, por ejemplo, Gildo, o Ziliotto, estén menos participativos”, describieron desde el círculo de confianza de Kicillof, y destacaron que tiene “un diálogo potente con [el gobernador de Río Negro, Alberto] Weretilneck”, que gobierna la provincia patagónica desde un partido local, Juntos Somos Río Negro. La semana pasada, el ministro de Gobierno bonaerense, Carlos Bianco, se reunió en Viedma con el vicegobernador de Río Negro, Pedro Pesatti.
Fuentes rionegrinas admitieron que el diálogo con Kicillof existe, aunque le otorgaron menor intensidad que la descripta cerca del gobernador de Buenos Aires. “Es un relacionamiento que, tal vez, no se había dado. Hay alguna búsqueda de caminos de encuentro”, resumió un informante del gobierno rionegrino, que indicó que “la liga [de gobernadores] ya está funcionando y están compartiendo algunas acciones”. Consultada por un posible liderazgo de Kicillof dentro del grupo, la misma fuente señaló: “Siempre la provincia de Buenos Aires tiene un rol importante, pero no sé qué va a suceder con él. Probablemente, la propia realidad lo obligue a ponerse a la cabeza de un proceso”.
A diferencia de Río Negro, desde una provincia gobernada por el peronismo que no limita con Buenos Aires sostuvieron que la relación con Kicillof es menor. “Hay diálogo, pero no es muy recurrente. Son realidades distintas. Normalmente, los gobernadores tienen mucho más contacto con los pares que tienen jurisdicciones similares”, subrayaron.
LOS PRIMEROS CONTACTOS CON UN MUNDO TURBULENTO
En el gobierno de la provincia de Buenos Aires indicaron que, salvo por alguna vía abierta entre la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y su par bonaerense, Javier Alonso, no hay canales de comunicación entre Kicillof y el gobierno de Milei. “No tiene diálogo. Algunos gobernadores lograron mantener algún contacto y se sigue el diálogo a través de ellos”, describieron.
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