Desde hace tiempo venimos escuchando sobre la honestidad, integridad y decencia de Carlos Arroyo, para ser intendente de Mar del Plata. Sin embargo, repasando la historia y el presente, dichos atributos se desmoronan rápidamente.
Por Ariel Layera
Abunda información de que en realidad necesita ocultarse para que no salgan a la luz aristas de su vida pública plagada de indecencias, actos discriminatorios, abusos y mentiras. Sus asesores y colaboradores conocen esto a la perfección, por ello lo ocultan y tratan por todos los medios de que no haga declaraciones ni mucho menos apariciones públicas o entrevistas en los medios locales.
"Interventor y ejecutor"
Lejos está este hombre de ser solamente un exdirector de escuela pública. Ya en el año 1979, en plena dictadura militar fue noticia por haber sido designado como interventor de la Asociación de Conductores de Taxis de Mar del Plata, designación dispuesta por la Dirección de Personas Jurídicas de la Provincia. Consultado por los medios de la época, Arroyo decía actuar como "interventor y ejecutor" pero se desconocen las pautas bajo las que se desarrolló.
Ya en la década del 90, volvió a ser noticia; fue procesado y con prisión preventiva por violación de domicilio y abuso de autoridad, denunciado por utilizar simbología nazi, sancionado por el Colegio de Abogados de Mar del Plata por apropiarse de dinero ajeno y denunciado por malversación de fondos.
Posteriormente, en los últimos años manifestó públicamente su pretensión de prohibir que las murgas toquen en las plazas de la ciudad, y de “blindar” las fronteras marplatenses. Abiertamente se lo ha escuchado decir que reniega de la tecnología –del uso de los teléfonos celulares y la computación– incluso se lo ha visto confundir el control de un aire acondicionado con un celular, y llamar "pelagatos" a los desarrolladores de software.
Un verdadero “zorro gris”
Arroyo con esta actitud, su audacia para mentir y su impostura, demuestra su falta de escrúpulos y juega con la esperanza de los vecinos de Mar del Plata. Desconoce las posibilidades de desarrollo de nuestra sociedad, mostrando una clara impericia para gobernar la ciudad.
Miente al decir que no fue director de Tránsito en la última dictadura militar, e interventor del Sindicato de taxistas durante el proceso. Este es el mismo Arroyo, que se ha negado a votar la Ordenanza de la creación del Cema, la Policía Local y días pasados, pidió licencia a su banca para no votar la compra del edificio de la Jefatura de la Policía Local, ubicado en Alvarado y Chile.
Quien fuera militante del Partido del Coronel Seineldin, es el mismo que fue denunciado por el Centro de Residentes Bolivianos ante el Inadi por declaraciones xenófobas y discriminatorias que ofendieron a la comunidad, ya que la acusó de “causante de la delincuencia”, relacionando los problemas de seguridad con la inmigración del pueblo boliviano.
Este es sintéticamente el candidato de Cambiemos en nuestra ciudad, quien actúa como un verdadero pseudalopex griseus (zorro gris) como le gustaba ser llamado cuando ostentaba el cargo de director de Tránsito de la comuna; y como tal, se oculta y agazapa emulando a este animal, constituyéndose en un verdadero depredador de la democracia de los vecinos.
* Militante del Frente Marplatense, ex-asesor del Servicio Penitenciario Bonaerense y Ciudadano Meritorio del Partido de General Pueyrredón (Ordenanza 19246).
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