El Gobierno se mostró a la defensiva con el rating de la cadena nacional y descuidó la imagen con el asado en Olivos; la redefinición de roles mientras asoma un cambio de tendencia en los sondeos
Maia Jastreblansky
El despacho del vicejefe de Interior, Lisandro Catalán, que ventanea al Parque Colón en el “contrafrente” de la planta baja de la Casa Rosada, es un lugar de encuentro frecuente para los tomadores de decisiones del Gobierno. Guillermo Francos suele dejar su amplia oficina para recluirse allí y lo mismo hacen Karina Milei y Santiago Caputo, que descienden desde el primer piso de la sede oficial. Es un lugar tranquilo y silencioso. Con las paredes revestidas en madera y los pisos alfombrados, parece un búnker. Y se puede fumar.
El martes, después de la “reunión de cúpula” que encabezó Javier Milei con sus espadas políticas, hubo sobremesa en lo de Catalán. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; el vocero Manuel Adorni y el titular de Diputados, Martín Menem, que habían estado en la cumbre con el Presidente, siguieron camino. Pero Karina, Francos y Caputo estiraron la charla en el lugar de siempre. La deliberación rondó sobre un tema que los perturbaba: el asado convocado para esa misma noche en Olivos con los “diputados héroes” que votaron la supervivencia del veto total contra la ley de jubilaciones.
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La invitación a la quinta presidencial había sido una ocurrencia de Milei en medio de su jolgorio tras haber salvado su primer veto. El Presidente, que esta semana pasó mucho más tiempo en la Casa Rosada, quería agradecer a los diputados aliados y consolidar el “tercio de la resistencia” en la Cámara baja para evitar nuevas derrotas fulminantes en el Congreso. Nadie pensó, en ese momento, el impacto social de la postal: una cena en el quincho de Olivos con carnes asadas y vino cuando la cuestión de fondo era el rechazo a una recomposición para los jubilados. La escena, además, iba a arrojar una foto típica de la política tradicional. La inmortalización del Milei rosquero.
El Gobierno luego salió a aclarar que no se trató de una celebración sino de una “reunión de trabajo”. Pero esa mañana, en la previa, los laderos de Milei habían procurado limpiar un poco los ruidos anunciando que cada invitado pagaría $20.000 de su bolsillo para una cena “a la romana”. Llevaron el dispositivo de cobro con tarjeta del comedor de la Casa Rosada hasta la quinta presidencial para hacerlo posible.
“Pesó más la necesidad política que la imagen”, reconoció un importante colaborador oficial.
Guillermo Francos, Santiago Caputo y Karina Milei
El tercer tiempo en la oficina de Catalán de este martes culminó con la foto de Karina, Francos y Caputo abrazados. Fue una idea del vicejefe de Interior, que hizo de fotógrafo y pidió que se subiera la postal a sus redes con el comentario “Todos peleados”. Una ironía para dejar atrás las desavenencias que habían existido entre el jefe de Gabinete y el asesor presidencial. Otra vez un recurso -la foto de reconciliación- típico de la política tradicional. Catalán se hizo más popular en las redes, pero Caputo salió desfavorecido en la foto y proliferaron los memes. Justo él, que cree fervientemente en la relación entre estética y poder.
El Gobierno no solo apeló a cenas y fotos para salir del paso esta semana. También usó recursos impensados para desmentir que Milei había caído estrepitosamente en el rating durante la cadena nacional en la que presentó el Presupuesto 2025. “Enloquecieron”, describió un testigo de esas horas. Cuando trascendió que el encendido en televisión abierta había descendido del 14.5 al 4.05 por ciento con el comienzo de la transmisión, Santiago Caputo y Manuel Adorni le ordenaron a la TV Pública que difundiera que el apagón no fue tal porque, si se contemplaba los canales de cable -según Ibope- el rating había trepado a los 28 puntos (7,8 millones de personas), más otro millón y medio de usuarios que lo vieron en YouTube.
En la desesperación, desde la Casa Rosada se llegó a pedir que esta información fuera difundida en el noticiero central de la TV Pública. Finalmente se decidió hacer únicamente una publicación en la cuenta de X de la señal oficial. Utilizar minutos de aire ya hubiera sido demasiado para un Gobierno que dice que viene a hacer algo distinto, que denosta a los medios públicos y que quiere privatizar a todas las empresas del Estado.
La desesperación por el rating -que es apenas un indicativo del interés que genera el Presidente- exhibió un Gobierno muy a la defensiva. Y la necesidad de abrazar a la casta política asomó como síntoma de un desgaste que hasta acá Milei no había tenido. Son movimientos nuevos que tienen como contrapartida un mayor cuestionamiento en boca de líderes de opinión afines, un escenario menos favorable en las redes y un cambio de tendencia en varios sondeos de opinión serios. La ley de gravedad, según estas encuestas, comenzó a operar sobre la opinión pública a nueve meses de gestión.
“Las curvas empezaron a cambiar hace dos semanas. Primero hubo un cambio en el clima, con caída de la esperanza y sentimientos más negativos asociados al Gobierno. Luego, esta semana, la valoración de la gestión cayó”, dijo a LA NACION Shila Vilker. La evaluación de su consultora, Trespuntozero, exhibe que de enero a esta parte, la gestión de Milei tuvo una valoración apenas más positiva que negativa, en un escenario parejo que se sostuvo en el tiempo. Pero en los últimos días las curvas se despegaron y el rechazo trepó a los 54 % mientras que el apoyo descendió a los 44 puntos.
“Hay una disonancia cognitiva”, continuó Vilker en alusión a un cortocircuito entre las creencias de la gente y sus vivencias en la vida material. “Quienes apoyan al Gobierno adhieren en abstracto a la idea rectora del déficit cero, pero comienzan a expresar malestar por el bolsillo. Es un fenómeno acumulativo por los aumentos de transporte y de tarifas, más la situación de los jubilados”, agregó.
Recalibración
En la Casa Rosada miran encuestas propias y desmienten cualquier tipo de declive. “Un termómetro va a ser el acto del 28 de septiembre. Ahí vamos a volver a donde todo empezó y vamos a poder medir la calle”, dijo un funcionario en alusión al acto proselitista que Milei va a encabezar en una semana en Parque Lezama para anunciar el lanzamiento de su partido nacional. El oficialismo pretende revitalizar la mística con un operativo de afiliación a La Libertad Avanza en todo el país.
La etapa defensiva del Gobierno llegó, no solo con una recalibración de la relación con el Congreso, sino también con una redefinición de roles al interior del Poder Ejecutivo. Santiago Caputo dejó de ser “la voz de Milei” en las negociaciones con los diputados y senadores. El vicejefe de Gabinete Ejecutivo, José “Cochi” Rolandi, que había sido el principal enlace de la Casa Rosada con el parlamento, también se corrió después de la derrota con la ley de jubilaciones. Catalán, en cambio, subió el perfil y se empoderó como interlocutor con la política.
Agustín Biagioni, director de Marketing Global; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos y el presidente de Rizobacter, Ricardo YapurJUAN POLI
El vicejefe de Interior le dará mayor soporte a Francos luego de que el jefe de Gabinete sufriera el síncope que lo obligó a permanecer internado un fin de semana. El reordenamiento interno no es necesariamente armonioso y pacífico. Francos, por caso, optó por reconocer públicamente sus cortocircuitos con Caputo. “Ya demostraron que pese a sus diferencias pueden seguir trabajando juntos”, fue la fórmula que utilizaron en Casa Rosada para salir por encima de la tensión que hubo entre el estratega irreverente y el político dialoguista. Pero el jefe de Gabinete todavía conserva un sabor amargo con Bullrich.
En Balcarce 50 aseguran que la ministra de Seguridad quiso poner en duda que Francos tuviera el carácter para continuar en su rol bajo presión. “Patricia saliendo a aclarar que ella no quiere ser jefa de Gabinete con Guillermo estando internado fue insólito”, se despachó un colaborador oficial. La funcionaria también acumula tensiones con Caputo, a quien alguna vez bautizó como “el Rasputín del Gobierno”. En ese contexto, ella, que venía ganando volumen político en las últimas semanas, no fue convocada, por ejemplo, a la reunión en la Casa Rosada para “terminar con la extorsión de los gremios de Aerolíneas Argentinas”, pese a que fue quien denunció penalmente al líder de APLA, Pablo Biró.
Por instrucción de la Casa Rosada, en las últimas horas, Bullrich optó por no responderle al Papa por sus durísimos cuestionamientos por la represión a los jubilados. Medida en sus palabras, dijo que son “opiniones” del Sumo Pontífice.
El inédito llamado de atención de Francisco, que dijo que “el Gobierno “en vez de pagar la justicia social pagó el gas pimienta”, desorientó a la Casa Rosada hacia el final de la semana. Cuatro días antes, el Papa había mantenido una audiencia privada de una hora con Sandra Pettovello y escuchó de su boca un informe detallado sobre la política social. A su regreso, la ministra de Capital Humano le aseguró a Milei y a otros funcionarios que el encuentro había sido excelente. “Pensamos que había salido bien. Evidentemente no”, ironizó un referente que responde a Caputo. La interna entre el asesor presidencial y la ministra ya es un clásico.
El presidente Javier Milei presenta el presupuesto nacional en el CongresoHCDN
La otra tradición que se repitió en los últimos días fue la histeria en el vínculo con Mauricio Macri. Milei le dedicó varias indirectas a su antecesor cuando defendió su “gestión” en su discurso de presentación del Presupuesto. El tiro por elevación al líder de Pro fue obvio, pero estuvo medido en comparación a un primer borrador de ese discurso, que tenía alusiones con nombre y apellido a exfuncionarios de Cambiemos.
Macri llegó hace algunos días de su gira por Corea, Mauritania y España y aún no se reencontró con el jefe de Estado. “El problema es que el tercio que Milei necesita en Diputados depende del humor de Mauricio. No lo deberían forrear”, dijeron cerca del titular de Pro.
Pese a los sinsabores que vivió en los últimos días, el Gobierno descansa en que su piso de aprobación sigue siendo alto. “Hay una adhesión identitaria importante, además de la percepción de que no hay otra alternativa en el espectro político”, señala Vilker. Cerca de Milei aseguran que su prioridad es “atomizar” a la oposición. Una definición que no aplica al video hecho con IA que viralizó Milei y que exhibe a los kirchneristas como zombies pestilentes. A veces la necesidad política obliga a echar mano de herramientas seguras, como la polarización.
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