Detuvieron en Villa Domínico al sospechoso de la masacre de Merlo

Detuvieron en Villa Domínico al sospechoso de la masacre de Merlo
En un día desgarrador en el que se sepultaron a las ocho víctimas, Julia, mamá de Gastón Olivera, pareja de María Karina Flamenco, dijo que su nuera vivía con pánico: "Tenía como siete denuncias por esta persona, pero nadie la escuchó."

Cristian Leonardo Ledesma Méndez, el único sospechoso de la masacre de Merlo en la que el jueves murieron ocho personas en un incendio, fue detenido anoche en la casa de su abuela, en la localidad bonaerense de Villa Domínico, donde se encontraba escondido.

"Memo" Ledesma Méndez (30), sobre quien pesaba un pedido de captura nacional e internacional, era trasladado anoche a la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) Morón, donde quedará a disposición del fiscal Sergio Di Leo. La captura había sido reclamada por el fiscal y avalada por el juez de Garantías 4 de Morón, Alfredo Meade, quien declaró en "rebeldía" al imputado.

Fuentes judiciales precisaron a Télam que a "Memo" le imputan los delitos de "homicidio agravado, por haberse cometido con un medio idóneo para causar un peligro común y por resultar la víctima mujer, cometido por violencia de género y homicidio agravado por el medio idóneo para causar un peligro común reiterado con pluralidad de víctimas, todos ellos en concurso real entre sí".

En la búsqueda de Méndez, participaron distintas brigadas no sólo de la Jefatura Departamental de Merlo y la DDI de Morón –directamente afectadas a la causa–, sino de otras áreas de la Policía Bonaerense.

ÚLTIMO ADIÓS. La caravana triste de motos, bicicletas y micros escolares cruzó la Avenida 25 de Mayo, siguió por Aristóbulo del Valle hasta Eva Perón y apagó los motores frente al cementerio "Santa Mónica". Durante todo el camino hubo aplausos y reclamos de justicia de parte de los vecinos que salieron de sus casas para saludar el desfile fúnebre. En Merlo, el incendio que masacró a toda una familia –dos adultos y seis menores– se sigue llorando. Durante el sepelio, Julia, la madre de Olivera y abuela de los niños asesinados, aseguró que su nuera pidió ayuda a gritos en un auditorio de sordos.

"Tenía como siete denuncias por los problemas con esta persona (en referencia al detenido, Méndez), pero nadie la escuchó ni le brindó ayuda", sentenció. "Yo quiero justicia –agregó la mujer– por mi hijo, por mi nuera y por mis seis nietos. No quiero que sea un legajo más que muera en un cajón. La justicia acá no existe. Esas seis criaturas que no vivieron la vida hoy no están más. Es un dolor muy grande, mi nuera vivía con pánico, me siento mal", concluyó.

Ayer, unas 150 personas pasaron hasta poco más de las 13:30 por la casa de sepelios Echeverri para despedir los restos de María Karina Flamenco, de 38 años; su última pareja, Gastón Olivera, de 31, y los seis hijos de la mujer: Ian, de 4; Nayla, de 5; Alejo, de 6; Sakira de 10; Briana, de 11 y Yael, de trece. Al sepelio asistió una comitiva de docentes de la Escuela Pública 30 del barrio El Pericón, que despidió a los chicos por ser alumnos de la institución. Otros niños y adolescentes también llegaron al lugar y se agolparon en la puerta y alrededores de la sala para consolar especialmente a los abuelos de los chicos. Más tarde, los ocho féretros fueron llevados hasta la sección 2, tablón J, del cementerio municipal, donde fueron enterrados enfrentados unos con otros.

Durante toda la jornada se repitió el reclamo de justicia, incluso, varios vecinos llamaron a organizar marchas de silencio frente a los tribunales de Morón para exigir que se detenga a Méndez, único sospechoso de la masacre, ex pareja de Karina y padre de una de las víctimas. «

una caravana de 400 metros

Entre el centenar de personas que formó la caravana fúnebre –que llegó a extenderse por más de 400 metros– se destacó el rostro demacrado de una mujer que cada tanto volvía a ser incapaz de contener el llanto. Se trataba de Rita, la madre de María Karina Flamenco, quien ayer, a la salida del cementerio municipal “Santa Mónica” de Parque San Martín le dijo a la agencia Télam que "lo que hizo este asesino no tiene nombre", y consideró que mató a toda la familia porque "no soportó que ella lo dejara. Siempre les juraba que los iba a matar a todos".

"No tenemos fuerza ahora porque estamos destrozados por la gran pérdida de mi hija, de mi yerno, que era una buena persona y de mis seis nietos. Yo quiero que la policía me lo muestre para decirle todo lo que siento y el daño que provocó", remarcó la mujer, rodeada de los vecinos y amigos del barrio El Pericón.

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