La implosión contenida en el armado del PRO en Diputados aparece como una derivación de la tensión entre el presidente electo y el expresidente, cuyo punto de inicio fue la negociación bilateral de la ex -y futura- ministra de Seguridad con el libertario. Las intervenciones de Macri en CABA y la amenaza de volver para presidir el partido. ¿Por qué viajó a Emiratos en medio de una negociación determinante?
Pablo Ibáñez
Fue un premio consuelo para Darío Nieto, portador de los secretos presidenciales de Mauricio Macri. El diálogo y las relaciones no son su fuerte pero aterrizó como jefe del bloque de legisladores de JxC porteño y tendrá que desplegar magias para multiplicar las 30 manos, de arranque bastante inestables y caóticas, con que Jorge Macri inicia su gestión en CABA y con las que tendrá que buscar el quórum. Nieto y/o Macri querían otra butaca, la vice dorada de calle Perú, la vicepresidente primera, el poder real, la firma y el presupuesto.
Pero ese lugar lo ocupará Matías López, un legislador con buenas terminales dentro y fuera del continente PRO, donde su referencia directa es Diego Santilli. Es probable que a López le toquen, en verdad, los dos oficios: administrar la Casa y juntar los votos que necesite el primo Jorge y que, a simple vista, debería aportarle La Libertad Avanza (LLA), ese espacio que tiene nueve bancas y donde se mueven, con una coreografía estudiada de visibilidad y bajo perfil, Ramiro Marra y Eugenio Casielles.
¿Nacerá, en CABA, una convivencia entre el PRO y LLA más amena que la que no logran encarrillar Javier Milei y Mauricio Macri? Por interés o por deporte, el expresidente ejecutó dos movimientos que se enmarcan en la ya obsesiva determinación de castigar a Horacio Rodríguez Larreta, que promovía a Emmanuel Ferrario para la vicepresidencia 1° y tenía algunos nombres para la Auditoría porteña pero al final, no fue Ferrario y este jueves Pablo Clusellas se quedará con el sillón del PRO en ese organismo. Por momentos, Macri parece enfocado en noquear todo lo que huela a Larreta.
Cismas
En Diputados ocurrió algo parecido: luego de horas de aparente resistencia a la entronización de Cristian Ritondo, con la advertencia de una jefatura de bloque para María Eugenia Vidal, el poslarretismo terminó, otra vez, subsumido en el bloque PRO, mandatado por Macri, que sin embargo explicita su fragilidad: no solo por los diez diputados que responden a Patricia Bullrich y, como tal, expresan la doble nacionalidad de ser PRO y oficialistas, sino por la inestabilidad del resto del bloque y las fugas hacia la bancada que comparten Emilio Monzó, Nicolás Massot, Ricardo López Murphy y Miguel Ángel Pichetto, a la que se sumaron el cordobés Oscar Agost Carreño y los diputados que reportan a dos gobernadores del PRO: Rogelio Frigerio de Entre Ríos y el chubutense Ignacio “Nacho” Torres.
La presencia de Agost Carreño en un bloque del PRO silvestre aporta una extrañeza: el cordobés preside el PRO en su provincia pero no integra el bloque oficial del PRO. “¿Es raro? Si Patricia es presidenta del PRO e integra el gabinete de Milei...”, aportó un dirigente cambiemita.
Esa configuración extravagante del bloque de un partido que ocho meses atrás parecía condenado a poner al próximo presidente, Larreta o Bullrich, tiene muchas razones pero hay una más visible que muchas: la decisión de Bullrich de negociar, por las suyas, con Milei para sumarse al gabinete libertario. Cuando el expresidente quería una negociación mano a mano con Milei, un acuerdo global, buscaba esencialmente evitar la implosión que se cristalizó en estas horas.
Mientras tanto, el libertario actúa, por bondad o cinismo, una enorme voluntad de cercanía con Macri: se vieron el viernes, con un periodista y un productor como árbitros, y volvieron a encontrarse el domingo, en la casa de Macri en Los Abrojos, en un tono más familiar, con la pareja de ambos. Fue en ese segundo encuentro, según reprodujo el expresidente ante su entorno, en el que se puso a disposición de Milei. “Si me necesitás estoy, pero te aviso que te estás equivocando”, contó que le dijo y apuntó a lo que, según su criterio, es una colonización de sectores del PJ en el esquema del libertario.
Balanza
Si el expresidente esperaba que sus advertencias hicieran que Milei modere la influencia de Bullrich, no lo logró: horas después de la reunión en Los Abrojos, el libertario confirmó a Luis Petri como ministro de Defensa. El mendocino llega a ese lugar por una sola razón: haber sido el vice de Bullrich y haber expresado, 48 horas después de la general del 22-O, el apoyo a la candidatura de Milei. Fue la jefa del PRO la que pulseó para conseguir ese lugar para Petri y Milei accedió porque, de rebote, bloqueó el avance de su vice, Victoria Villarruel.
El kilómetro cero de la implosión del PRO, que se puede agudizar, parece ser la bilateral Bullrich-Milei. Los que están cerca de la exministra rememoran el enojo con algunas actitudes del expresidente. Un dirigente que entró y salió del sistema Pato recuerda que alguna vez la escuchó perjurar que si llegaba a ser presidenta le haría pagar los desplantes a Macri. No llegó ella pero, a la velocidad de la luz, Bullrich se subió al club de los ganadores al convertirse en ministra de Milei aunque eso -o justamente por eso- detonara la negociación que pretendía Macri con el libertario.
El expresidente parece, a su vez, decidido a involucrarse. La propuesta del diputado Federico Angelini, vicepresidente del PRO, para que Macri se convierta en el futuro jefe partidario no parece una sugerencia antojadiza, al pasar, del legislador santafesino. La sola hipótesis de que el fundador del partido analice retomar el control del PRO aparece como una amenaza para los intentos autonómicos de Bullrich o de Larreta de volver, en algún momento, a ocupar un lugar en la galaxia opositora.
Retirarse, eso que más de una vez se pronosticó, no parece estar en las opciones inmediatas de Macri: tiene, de hecho, la disputa de Boca por delante y avanza, además, con otras tareas, alejadas de la política: una en particular parece haber sido el motivo principal de su viaje a Emiratos Árabes Unidos la semana posterior al balotaje, un momento que, por la urgencia política en la que se estaba resolviendo el formato de la presidencia de Milei, resultaba extraño. Una versión que circula en el mercado es que Macri viajó para gestionar una operación multimillonaria -algunos dicen de inversión, otros de venta- que involucra a una empresa argentina.
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