Los dueños del litio en Argentina, BlackRock y Vanguard Group, también ganarán con la importación de alimentos anunciada por Milei.
Por
SEBASTIÁN PREMICI
Con la eliminación de facto de la Ley de Abastecimiento, incluida en el DNU 70/23, la administración de Javier Milei abonó el terreno para que las empresas alimenticias, de higiene y cuidados, aumentarán precios a discreción. El Gobierno tenía un objetivo: la licuación de los ingresos de la población y provocar una recesión. Disciplinamiento. Las empresas que ganaron con este modelo de shock fueron Arcor (Pagani), Molinos Río de la Plata (Pérez Companc), Procter & Gamble, Unilever, las denominadas “grandes del supermercadismo”.
El ministro de Economía, Luis Caputo, juega en tándem con Milei. La anunciada apertura importadora de productos de la Canasta Básica beneficiará a las mismas sociedades señaladas por el ministro como las que se “avivaron” luego del DNU 70/23. Una puesta en escena. Programa de shock. Por lo bajo, ocultos en la opacidad que les brinda el sistema financiero y sus reglas poco transparentes, emergen los buitres actuales: BlackRock, Vanguard Group, JP Morgan, Morgan Stanley, Goldman Sach, con un fuerte peso en la industria alimenticia del país; dueños también de otros recursos naturales, como el litio.
Otra roca en el supermercado
Cuando el Estado se retira de su rol de regulador, mandan los privados. Con la apertura importadora que propuso Milei para “bajar” el precio de algunos alimentos y productos esenciales de la Canasta Básica Alimentaria, no solo se impondrán las reglas de juego dictadas por las mismas empresas que escribieron el DNU rector; también se atentará contra los pequeños productores de alimentos. La concentración en su máxima potencia. Darwinismo social: la supervivencia del más grande.
De lo adelantado por el Gobierno, los productos que podrían entrar en masa por la puerta de las importaciones serían las bananas, papas, carne de cerdo, café, atún, productos de cacao, insecticidas, shampoos, pañales. Seguramente habrá más. Así como “el mercado” no es una mano invisible, las importaciones tampoco llegan solas.
La papa se produce en el sudeste de Buenos Aires y en las provincias de Mendoza, Córdoba, Tucumán y Río Negro. Los pequeños productores están sitiados por los pulpos del negocio, empresas (financieras) que manejan alrededor de 3000 hectáreas cada una: Pepsico, la canadiense McCain, la holandesa Farm Frites y las estadounidenses Lamb Weston y Simplot.
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En todo está BlackRock, cobertura para los verdaderos dueños del mundo. El Fondo de Larry Fink posee el 7,9% de las acciones en Pepsico; Vanguard Group, otro 9,35%. Ambos fondos también manejan el litio en la Argentina. Siguen en Pepsico, Morgan Stanley, Bank of America, JP Morgan, entre otros.
El pasado 21 de febrero, el subsecretario de Acciones para la Defensa de los y las consumidoras, Fernando Blanco Muiño, estuvo reunido con Diego Hekimian Yernazian, Senior Manager de Asuntos Corporativos de PepsiCo. “Importación línea de producción”. Este habría sido el motivo de la reunión, de acuerdo a la información oficial del Registro Único de Audiencias.
Otra beneficiaria del posible negocio importador sería Lamb Weston, manejada por los pulpos financieros de Vanguard Group (11,52% de las acciones) y BlackRock (7,65%), entre otros.
A su vez, Lamb Weston cuenta con una participación del 10% dentro de la empresa Sociedad Comercial del Plata (Ignacio Noel, Morixe). Esta corporación es dueña de vastas extensiones de tierras -negocio inmobiliario y forestal, productora de alimentos, constructora y el negocio petrolero junto a Eduardo Eurnekian, vía CGC. Todo tiene que ver con todo.
De la apertura importadora, Unilever también obtuvo su sortija. Entre sus accionistas se encuentran Wellington Management Group, BlackRock, Bank of America, Morgan Stanley y Goldman Sachs Group.
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Por último, pero no menos importante, Procter & Gamble Company. Sus dueños, Vanguard Group, BlackRock, Morgan Stanley, Bank of America.
El Embajador norteamericano, Marc Stanley, sostuvo en la AmCham que el sector privado debía reclamarle al Gobierno de Milei las políticas públicas que más les convenga. Eso fue el DNU y la Ley de Bases. El precio de la comida lo fijan los capitales financieros internacionales. También deciden quiénes comerán y quiénes no. Los juegos del Hambre.
Excluidos
Según indicó el director del IDEPI-Universidad Nacional de José C. Paz (UNPAZ), Ernesto Mattos, más del 60% de los productos de la CBA están asociados a bienes que también son exportados por las mismas formadoras de precio. Las importadoras son exportadoras. Un ejemplo, Arcor, donde también pisa fuerte BlackRock.
Los productos asociados a la Canasta Básica Alimentaria son 19 de los 31 que registra el INDEC dentro del IPC. “El 60% de estos productos están asociados a bienes que también se exportan. De este total, cuatro son deficitarios.. Esa tensión genera que, en ocasiones, sea más rentable exportarlos que comercializarlos baratos en el mercado local, a pesar de que se produzcan en el país. El resultado de esta política es que los alimentos se vuelven inaccesibles para los asalariados”, concluyó Mattos. En otras palabras, la definición del plan sistemático de miseria planificada de la administración Milei.
Con el desplazamiento posible de los pequeños productores de las economías regionales, seguirá avanzando la concentración económica. En esta oportunidad, ya no de los pooles de siembra al estilo década de 1990 (Soros-Elsztain-Soja) sino de los fondos financieros internacionales que apuestan a ser los únicos dueños de la comida en el mundo, sumado al resto de los recursos naturales. En todo está BlackRock.
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