Antes de subir al escenario dialogó con LA NACION y otros medios donde anticipó que renegociará la deuda si llega al gobierno y se mostró optimista de poder ganarles a Rodríguez Larreta y a Bullrich
Matías Moreno
Gerardo Morales repite que el radicalismo tendrá sí o sí un candidato a presidente en las próximas elecciones. Faltan minutos para su lanzamiento cuando el jefe de la UCR y gobernador de Jujuy se recluye en los camerinos del Gran Rex junto a su esposa Tulia Snopek y su hija, Guadalupe.
Se lo nota exultante y aliviado por la convocatoria de referentes nacionales de su partido. Afuera lo espera Elisa Carrió, una de sus socias más estrechas en Juntos por el Cambio. Antes de subirse al escenario, el jujeño dice que está convencido de que el partido radical tiene una oportunidad para tener un rol gravitante en la principal coalición opositora y disputarle el liderazgo del espacio a Pro. Pese a que Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich parten con ventaja en los sondeos nacionales, Morales cree que la mayoría del electorado aún no definió su preferencia. Es más, dice que sus rivales de Pro están “planchados” hace seis meses en las encuestas, por lo que confía que en sesenta días podrá instalarse en el ring opositor.
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Morales olfatea un “fin de ciclo” en la política argentina y un cambio de signo de gobierno. Por eso, remarca que Cristina Kirchner le haría “un favor” a la sociedad si se retira porque es “la cabeza de un modelo que ha degradado a la Argentina”. Si bien preserva su visión antigrieta, Morales admite que ya no dialoga con Alberto Fernández y se distancia de Sergio Massa, con quien forjó una relación de amistad. “Lamentablemente, Sergio se entregó al kirchnerismo, está perdido para la causa”, afirma en una charla con LA NACION y otros medios. Mientras que Larreta coquetea con la chance de tenerlo en la fórmula, él dice que puede liderar la boleta. Y sorprende cuando desliza que podría acompañarlo “un peronista”. ¿Piensa en Juan Schiaretti? “Que integra el frente. Falta recorrer el tiempo más definitorio: abril y mayo”, aclara.
Envalentonado con la oficialización de su postulación, Morales se prueba el traje de presidenciable y arroja definiciones sobre su plan de gobierno. Su prioridad es “restablecer el orden” en las calles y el Estado. Alerta sobre la agudización de la inflación y el peso de la herencia de Massa. Consultado por este medio por el canje de la deuda pública que hizo el ministro de Economía, por unos $7,5 billones, cuyos vencimientos se producirán en el período 2024-2025, Morales avisa: “Vamos a reperfilar todo, obviamente. Vamos a ver qué nos dejan. Estamos preparados: tenemos programa monetario y financiero”.
El titular de la UCR, cuyo principal referente económico es Eduardo Levy Yeyati, ratifica que aspira a “unificar el tipo de cambio” y estabilizar las variables. Y sugiere que será difícil asumir los compromisos si el Gobierno no modifica el rumbo. Piensa en refinanciar la deuda. “No vamos a hacer la gran [Domingo] Cavallo que le hizo a Alfonsín. No queremos generar corridas ni nada por el estilo, pero vamos a llegar y vamos a tener que rediscutir y reperfilar todo, porque vamos a tener que poner en marcha nuestro plan, que va a tocar la macro y el frente productivo”, aclara. Y machaca con que “no le tiene miedo a la herencia económica” del kirchnerismo.
Morales se cuida de no atacar a Mauricio Macri, a quien hace unos días acusó públicamente de haber organizado la foto de Bullrich con radicales en la fiesta de la Vendimia en Mendoza para dividir a la UCR. “Macri no es Cristina, no son iguales”, puntualiza cuando le preguntan si el expresidente también debería dar un paso al costado y salir de la primera línea de la política. A su vez, recuerda que el fundador de Pro es un expresidente cuyo paso por la gestión nacional tuvo aciertos y errores. “Esta elección es un fin de ciclo”, aventura.
Tampoco ataca a Facundo Manes, su competidor en el universo radical, quien mantiene su aspiración a disputar la Presidencia. El jefe del radicalismo insiste en que ambos deberían competir en una interna abierta, una opción que el médico rechaza de plano. Es que Morales considera que domina la estructura territorial de la UCR en todo el país. A su vez, minimiza el efecto de la cumbre en la Vendimia: “Los radicales somos buenos, nos sacamos fotos con todos”. Hace unas horas se vio con Rodolfo Suárez y Gustavo Valdés.
Su alianza con Martín Lousteau, líder de Evolución Radical, es crucial para preservar sus ambiciones presidenciales. Por eso, una de las prioridades del jujeño es que Macri no interfiera en la pelea por la sucesión de Larreta en la Ciudad. Tampoco quiere que Omar De Marchi (Pro), socio del jefe porteño, fuerce una ruptura en Mendoza, territorio de Alfredo Cornejo y Rodolfo Suárez, detractores de Morales. Son el pliego de condiciones para que la alianza con Pro no corra riesgo. “Vamos a exigir igualdad de condiciones para competir en la Ciudad. Así es la vida: a veces te toca ganar y a veces perder”, remarca.
Antes de salir a escena, Morales recibió a Carrió -que llegó escoltada por Maximiliano Ferraro y Maricel Etchecoin- y se saludó con Maximiliano Abad, jefe de la UCR bonaerense, quien llegó rodeado de dirigentes del partido en Buenos Aires. Fue un gesto institucional después del tironeo entre ambos. En ese ínterin pasó Gastón Manes, el armador del neurólogo.
Con la líder de la CC, Massa coincide en que sería “viable” acordar listas de unidad en las categorías de diputados y senadores nacionales. Y concuerdan en que la coalición opositora debe “pararse en el centro”.
El plan de Morales
Ante un panorama electoral incierto por la apatía electoral en la población y la escalada inflacionaria, Morales confía en mejorar su posicionamiento y crecer en los sondeos dado que su figura aún tiene un alto nivel de desconocimiento, sobre todo, en el conurbano. Visualiza un escenario de paridad en JxC y considera que Larreta y Bullrich están a tiro.
En el mapa de internas, Morales mantiene una alianza estratégica con Lousteau en la UCR y se mueve en tándem con Larreta. Cerca suyo dice que su acuerdo con el alcalde no está cerrado y que también tiene coincidencias con Bullrich respecto del plan de gobierno. “¿Por qué tiene que haber un acuerdo con Pro por las fórmulas? La estrategia es diferente a la de 2015. El radicalismo ahora tiene más centralidad”, se jacta.
Con el jefe de gobierno tiene más coincidencias políticas que programáticas: quieren que la coalición se reconfigure y se convierta en una fuerza de centro para volver a ser una alternativa de gobierno. Ambos apuestan por el diálogo y un discurso antigrieta para sortear la crisis. También coinciden en hacer una autocrítica sobre la gestión de Macri y en incorporar a sectores del peronismo. “En 2024 tiene que haber un gobierno de coalición de gobierno de verdad”, reclama.
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