El detrás de escena de la furia de “Wado” de Pedro contra Sergio Massa: pases de factura y supuestas operaciones

El detrás de escena de la furia de “Wado” de Pedro contra Sergio Massa: pases de factura y supuestas operaciones

El senador apuntó contra el líder del Frente Renovador y negó cualquier acercamiento con Santiago Caputo; influencias en la Justicia y el escenario electoral, condimentos de la pelea interna

 

Paula Rossi

“No hay funcionarios kirchneristas en el gobierno de Javier Milei. Si alguno continúa en el cargo, tal vez deberían consultar al Frente Renovador”. La frase la escribió este viernes el senador Eduardo “Wado” de Pedro, que estalló de furia contra Sergio Massa, socio de su jefa política, Cristina Kirchner, y revivió ese fantasma de un pacto entre el massismo y el mileísmo en áreas estratégicas. Desde las terminales de De Pedro le endilgaban al exministro de Economía y a su núcleo operaciones políticas en contra, para limar su imagen.

Desde el entorno del dirigente K tenían sospechas de que los hilos del exministro de Economía estuvieran detrás de varias versiones que lo tuvieron como protagonista: desde que buscaba la presidencia del Partido Justicialista (PJ) hasta otras que molestaron más, sobre todo las vinculadas a la Justicia, un área en la que el oriundo de Mercedes se mueve y que siempre ocupa de más al kirchnerismo.

El malestar se incrementó cuando trascendió que existía una negociación entre él y el asesor estrella de los hermanos Milei, Santiago Caputo, a través de una persona en común: Guillermo Garat, para intentar coordinar una serie de ingresos judiciales como contrapartida para que el kirchnerismo acepte los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla.

Pero cuando escuchó que en teoría sus intenciones eran convertirse en juez de la Corte Suprema, De Pedro decidió escribir un mensaje público contra Massa, mientras su núcleo más cercano salió a desmentir las dos cosas: las relaciones con el estratega libertario y las intenciones de llegar a la más alta magistratura.

“Hace ocho meses que lo viene operando”, se escuchó. Es que el paralelismo fue directo: De Pedro pensó que detrás de todo eso estaba Massa y fue tal el enojo que ni siquiera cuando los propios lo cargaron diciéndole “juez” se sonrió. “Es una caterva de operaciones”, trinaron en el despacho del fiel ladero cristinista contra el exministro.

“No lo conoce a Caputo, no habla con Caputo, no negocia con Caputo ni quiere ser juez. Es una locura insólita”, se quejaban desde las huestes del senador cerca del mediodía. Decían también que De Pedro ya le había hecho llegar el enojo a Massa a través de interlocutores, pero que como hizo caso omiso se volcó a las redes para exponerlo. Alegaban que De Pedro está a favor de una reforma mayor del Poder Judicial, pero que siempre espera lo que defina el bloque para subirse a cualquier diálogo.

Sospechan los kirchneristas que hay un encono particular del exministro de Economía con De Pedro -quien fue bajado de su precandidatura el año pasado para hacerle lugar al entonces titular de Hacienda tras arduas negociaciones- porque son los dos que tienen la destreza de llegar a sectores del poder que otros actores del peronismo no. Uno de ellos es la Justicia.

Tras perder en segunda vuelta con Javier Milei, Massa iba a reaparecer en escena este mes, pero debió postergarlo por el escándalo que involucró a Alberto FernándezRodrigo Néspolo

Además, creen cerca de De Pedro que el tigrense lo ve todavía como un potencial competidor en un escenario electoral que aún aparece complejo y lejano para el peronismo.

En tanto, y por el momento, el jefe renovador no está involucrado en las conversaciones por la reforma judicial. Hay otros actores del Partido Justicialista (PJ) que entienden que este tema podría impacientarlo. Algunos especulan que estos movimientos apuntarían a enviar el mensaje de que no se lo olviden a la hora de negociar los lugares.

En el kirchnerismo -a quien le atribuyen todavía terminales en Aerolíneas y el Correo, que claro desmienten- hicieron memoria y recopilaron los supuestos massistas que se quedaron para la gestión libertaria. Leonardo Madcur picó en punta, exjefe de asesores que hoy representa a la Argentina ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). Tema que siempre desvela. Lo recordaron también a Marco Lavagna, en el Indec; a Rosana Lodovico, en la Aduana; dicen que Mario Russo estuvo en Aysa como director de Asuntos Gubernamentales; mencionaron nombres del área de Transporte y hasta trajeron a colación a la salteña Flavia Royon, que se fue cuando se frustró la primera Ley Bases pero su recuerdo sigue intacto. En el FR siempre la respuesta fue que ningún nombre de estos salió nombrado por acuerdos entre el presidente Javier Milei y Massa.

En medio de la polémica otras voces hasta se hicieron eco de las habilidades mediáticas del exministro que permanece en silencio desde las elecciones y que frustró su regreso, que se iba a hacer en un plenario del Frente Renovador en la provincia de Buenos Aires, debido a que justo esa semana estalló el escándalo con la denuncia por violencia de género contra Alberto Fernández de parte de la ex primera dama Fabiola Yañez. Parece que reaparecerá, finalmente, más cerca de octubre cuando salga a la luz su libro. Mientras continúa activo en la fundación y moviéndose en el poder a través de informes que emergen desde la entidad.

Con estas rémoras de los tiempos prealbertistas, cuando massistas y kirchneristas se tiraban munición gruesa y todavía Cristina Kirchner y Massa no tenían el diálogo que aún conservan, se ahondan las diferencias en un peronismo que no parece encontrar rumbo.

De momento, Massa siguió en el ostracismo y prefirió no escalar. Mandó un comunicado ni siquiera a través de los voceros habituales de su partido, sino a través de la propia cuenta del Frente Renovador. “El desafío desde el campo popular es construir un nuevo camino de esperanza para nuestros jubilados, trabajadores y trabajadoras, pequeñas y medianas empresas y jóvenes”, sostuvo y pidió “aunar esfuerzos mostrando que hay otro camino, sin caer en chicanas o ambiciones personales”. No obstante fue un claro dardo a De Pedro. Pero no lo arrobó.

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