La interna del PJ recalentó el clima político local. Fernanda Raverta, que revalidó su rol como líder del Frente de Todos, hizo pública una carta explosiva con duras acusaciones contra Guillermo Montenegro. "Manino" Iriart buscará capitalizar los votos de la minoría.
Por Mariano Suárez
El día después, tituló Fernanda Raverta la dura carta que repartió entre los afiliados del Partido Justicialista, pocas horas después de que su lista ganara la interna partidaria. Fue una elección que se siguió atentamente, no sólo entre los peronistas y no sólo en Mar del Plata. No por lo que representa la conducción del PJ en sí, sino por lo que implica para 2023.
La participación de Guillermo Montenegro en la interna del PJ a través de funcionarios y dirigentes cercanos para favorecer a la lista de Rodolfo “Manino” Iriart y Juan Manuel Rapacioli fue algo que repitieron por lo bajo muchos en el entorno de Raverta.
Sin embargo, el lunes y con su firma, la directora Ejecutiva de Anses lo dijo sin vueltas: “Fue la primera vez que en nuestra ciudad un intendente se involucra en una interna del Partido Justicialista, poniendo toda la estructura municipal a trabajar en favor de una lista”. El triunfo le sirvió a Raverta para envalentonarse. “No alcanzó, pero leyó correctamente dónde está ‘su adversaria’”, disparó.
No fue, de todos modos, lo más fuerte que planteó en su carta. Habló de una “inaudita campaña sucia” con operaciones mediáticas “nunca vistas e inimaginables”. Y puntualizó el comienzo de esos métodos en 2019, “cuando llegó al gobierno el Intendente que sin ninguna duda trajo consigo estas prácticas que ya vienen ejercitando hace muchos años en la política de Capital”. “Acá no estamos acostumbrados a eso (por suerte), ni queremos estarlo”, cerró.
Desde su entorno aseguraron que la difusión de la carta era algo que habían meditado antes de la elección. No fue un desahogo del momento. “Vivimos cosas inaceptables en la campaña y creíamos importante, después de la elección, marcar que no somos todos iguales”, deslizaron.
En el Ejecutivo municipal eligieron no contestarle públicamente. Algunos funcionarios cercanos al intendente, fuera de micrófono, compararon la carta de Raverta con las que habitualmente publica Cristina Fernández de Kirchner. “Se ve que les gusta esa forma. Cristina le marca la cancha a Alberto de ese modo, pero a nosotros no nos interpela porque plantea cosas alejadas de los problemas de la gente”, analizó una fuente cercana al jefe comunal.
También reiteró que los funcionarios que participaron de la interna lo hicieron a título personal y no en representación de la gestión. “Son peronistas y están en Cambiemos. Es obvio que van a estar enfrentados a La Cámpora”, señalaron.
El que también eligió una carta para responder fue “Manino” Iriart, quien lideró a la lista opositora en busca de dirigentes y militantes desencantados con el ravertismo. Agradeció el 42% de los votos y planteó que se enfrentaron contra un gran aparato de poder y recursos. “No es de peronistas demonizar al adversario, perseguirlo, difamarlo o despedirlo de su trabajo solo por pensar distinto o pertenecer a otro sector del mismo espacio político”, disparó.
La idea de una elección de David contra Goliat es desacreditada desde el entorno de la directora de Anses. “Ellos gastaron mucha plata en la elección. Alquilaron autos, pusieron en funcionamiento call centers. Quedó claro que tuvieron apoyo en todo sentido. Por eso creemos que los perdedores son Montenegro e Iriart”, marcaron.
La expectativa que se generó por el resultado de esta elección excede ampliamente lo que representa conducir el PJ local. Para Raverta, poner al frente del partido al sindicalista Eduardo Cóppola, en reemplazo del actual presidente Juan Manuel Rapacioli, que era apoyado por Iriart, significaba revalidar sus credenciales como jefa del Frente de Todos en Mar del Plata. El resultado, a su vez, importaba en las altas esferas nacionales, en tiempos convulsionados para la coalición de gobierno.
Raverta, además, consolidó apoyos variados: desde el Frente Renovador y las centrales obreras, hasta la estructura del exsenador Lucas Fiorini. “Todos jugaron a fondo”, reconocieron.
Iriart, descontento con la conducción que Raverta realiza en el Frente de Todos, decidió desafiarla. Una victoria de su lista no hubiese significado su caída como líder del espacio, pero claramente la hubiese debilitado mucho.
Después del blanco y negro, entran los grises. La lista ganadora se imaginaba un triunfo por mayor diferencia. Sabían que evitar que la lista de Iriart y Rapacioli obtuviera la minoría (necesitaba el 25% de los votos) era muy difícil. Pero el 41,4% que lograron estuvo fuera de cálculo. “Estuvimos muy cerca de ganar”, se envalentonó Iriart, quien prometió hacer valer esos votos.
Sin embargo, fuentes cercanas a Raverta ponen en la mesa que los 2.226 votos son heterogéneos. “Está claro que no son todos de Manino y que él no conduce al 42% del peronismo de Mar del Plata”, remarcaron. De hecho, en las últimas horas, desde la nueva conducción hablaron con Rapacioli, que tendrá un lugar en el consejo partidario por la minoría, para saber si se sumará activamente.
“Trabajaremos para cicatrizar las heridas que dejó la interna, porque hay dirigentes valiosos. Nuestro objetivo es ganarle a Montenegro, no a ‘Manino’”, aseguraron cerca de la titular de Anses, aunque admitieron que, en el caso del director del Correo, las heridas no cicatrizarán solas. Como sea, el día después ya llegó y ahora la mira está en 2023.
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