Luego de una década de estancamiento, la firma retomó la construcción de un hipermercado y siete salas de cine con una inversión de 76 millones de pesos. Sin embargo, los vecinos de la zona aseguran que será el fin de los pequeños comercios y se quejan por el respaldo a Coto del Municipio y la Cámara de Comercio local. “Nadie puede competirle a una empresa así”, recalcaron.
El fin de la década menemista encontró a muchos comerciantes de La Matanza hundidos hasta la desesperación. A los flacos bolsillos y las ventas en baja al compás de la desocupación, se le sumó el fantasma de un gigante: luego de un escandaloso pase de manos, el empresario Alfredo Coto se quedó con 29 hectáreas del Estado en Isidro Casanova para levantar un centro de entretenimientos con hipermercado incluido.
El predio está ubicado sobre la ruta 3, en el kilómetro 20, sobre lo que en su momento fue el campo recreativo del IOS, pegado al estadio Fragata Sarmiento del club Almirante Brown. Está, además, en la zona comercial de Casanova y al lado del hospital Diego Paroissien, aquel centro de salud que la Dictadura construyó lejos de la vista de los vecinos porque allí pensaba llevar a los heridos de la hipotética guerra con Chile. Un espléndido botín.
Coto inició las obras en 1998 luego de que el Concejo Deliberante –por entonces el intendente era Héctor Cozzi- aprobara a las apuradas una ordenanza habilitando el emprendimiento a pesar de que contradecía a la derogada ley 12088. Rápidamente Coto taló la añeja arboleda, cercó el terreno y levantó los cimientos. Sin embargo, la resistencia de los vecinos y comerciantes no se hizo esperar. La Cámara de Comercio de Isidro Casanova y la de La Matanza pusieron el grito en el cielo ante la iniciativa. Con el temor a la desaparición de los comercios minoristas hubo marchas y movilizaciones que también incluyeron al incipiente movimiento piquetero.
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Con esa presión más las trabas para conseguir financiamiento en el mercado, Coto frenó las obras por una década. Sin embargo, a fines del año pasado, la empresa colocó un cartel de nueva obra para la construcción de un centro comercial, hipermercado y cines: serían 30 mil metros cuadrados cubiertos, con 7 salas de cines, patio de comidas, playa de estacionamiento para 850 vehículos con una inversión 76 millones de pesos.
Al la colocación del cartel, le siguió la entrada y salida de camiones con materiales aunque, si bien el propio Alfredo Coto había dicho que el centro comercial estaría listo para marzo de este año, LPO recorrió el lugar y no hay demasiados avances en la obra. LPO intentó comunicarse con el Municipio de La Matanza para que informe cuál es el estado administrativo de la obra pero ni en el departamento de prensa, ni en Control Comunal ni en Obras Particulares quisieron brindar información. De todos modos, fuentes municipales le dijeron a este medio que Coto tiene “todo en regla” y que si el emprendimiento no avanza es por cuestiones privadas.
Nuevo escenario
Con todo, además de la obtención de financiamiento, Coto encontró en los últimos años un nuevo escenario. Sucede que la negativa de la Cámara de Comercio local ya no es tal. Es más, desde la institución destacan que Coto se encargaría de abrir la calle Santiago, le cedería una hectárea a Almirante Brown y construiría un paseo público.
“En San Justo (donde se levanta el hipermercado Wal Mart) la calle Arieta creció ante las nuevas formas de comercialización”, reza un comunicado de la CICyP. Sin embargo LPO charló con algunos comerciantes de la zona y casi todos coinciden en que la llegada del híper será perjudicial.
“Yo tengo un almacén de barrio, no puedo competir con las ofertas”, dijo Andrés, un comerciante que tiene su negocio desde hace 20 años en el lugar. También los carniceros y verduleros levantaron la voz. “Olvidate, se van a morir todos estos comercios sobre la ruta y lo peor es que al Municipio no le importa ni nunca le importó”, indicaron. En González Catán, donde Carrefour tiene planeado abrir un mayorista y en Laferrere, donde Wal Mart ya abrió su tercera sucursal en el distrito, el clima es el mismo.
Las críticas, además, alcanzan a la Cámara de Comercio. “Ellos están muy cercanos al gobierno municipal y por eso están minimizando todo. La estrategia de Coto fue muy buena, dejó pasar los años, que los ánimos se calmen y arremetió. Plata no perdieron, te lo firmo”, dijo un dirigente de la oposición.
Situación parecida se vivió en el sur del Conurbano: luego de diez años, Coto logró abrir en 2008 su sucursal en Banfield en plena zona residencial. De nada sirvió allí la actuación de varias ONG; el gobierno del inefable Jorge Rossi terminó criticándolas y haciendo lobby por Coto.
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