Dijeron que la cabo de Gendarmería se había suicidado. Pero los peritajes demostraron que la mataron. Ocurrió en 2005. Cinco gendarmes comenzarán a ser juzgados a partir de hoy por el crimen de Carola Carretero, una compañera de la misma fuerza y novia de uno de ellos que, en 2005, apareció muerta en la casa donde vivían los acusados.
La mujer colgaba de la ducha de un baño, con un cinto en su cuello y golpes en la cabeza. Los efectivos dijeron que la joven se había suicidado, pero la autopsia determinó luego que había sido abusada, asesinada a golpes en la cabeza y colocada como si hubiera querido quitarse la vida.El debate estará a cargo del Tribunal Oral Criminal 2 de la capital provincial, integrado por los jueces Luis Kamada, Raúl Burgos y Humberto González. A lo largo de cinco días, el tribunal escuchará a una veintena de testigos.
Los imputados son Roberto González, Cristian Ariel Monje, Diego Alberto Tapia, Agustín Angel Castillo y Mario Antonio Olivares. González está acusado de ser autor de “homicidio calificado por alevosía”; Monje, que era novio de Carola, de ser partícipe secundario del mismo delito, Tapia y Castillo de “encubrimiento agravado” y Olivares de “falso testimonio”.
“Estamos expectantes y ansiosos después de tanto tiempo. Pensaba que este momento nunca iba a llegar”, dijo María del Valle Lazarte, madre de Carola, quien sostuvo que su hija “no merecía que le quitaran la vida”. “Mi hija era un ser humano hermoso e íntegro por dentro y por fuera. Esperemos que se llegue a la pena máxima y se haga justicia”, afirmó.
El 5 de marzo de 2005, la cabo Carretero, de 22 años, quien estaba asignada al sector de lnteligencia en el Escuadrón 53 de Gendarmería, apareció muerta en una casa ubicada en Marinero Zarzozo 3193, del barrio Malvinas Argentinas de la capital jujeña. Allí vivían su novio junto a otros tres efectivos de Gendarmería Nacional y ella iba seguido a la casa.
La mujer fue hallada colgada del caño de la ducha de un baño, con un cinto de cuero en su cuello y con una herida cortante en la cabeza. Tanto Monje como los otros efectivos aseguraron que la joven se había matado, pero a medida que se fueron reuniendo pruebas se dispuso la detención de los gendarmes.
La autopsia determinó que Carretero fue abusada, asesinada a golpes en la cabeza y colocada como si se hubiera suicidado. Además, se estableció que la escalera de la casa que conducía al baño había sido lavada y había sangre.
El expediente tuvo muchas idas y vueltas. Numerosas apelaciones y solicitud de medidas de las defensas hicieron que el caso fuera revisado por la Cámara de Apelaciones y que llegara, incluso, al Superior Tribunal de Justicia.
González estuvo detenido cinco años por el hecho y Monje tres, pero debido a diferentes presentaciones de sus abogados recuperaron la libertad, ya que la causa demoró casi diez años en llegar a juicio.
“Queremos saber por qué la mataron. Ella tenía una relación con Monje, pero se habían separado porque era celoso y obsesivo. Yo creo que esa noche él la fue a buscar a un boliche, pelearon y la dejó ahí lastimada. Después no sabemos qué pasó”, sostuvo la madre.
Asimismo, recordó que cuando González se mudó a la casa donde vivía Monje, su hija le dijo que él “la odiaba” porque, si bien ella era cabo, tenía un cargo más importante al pertenecer a Inteligencia.
Para la mujer hay otros implicados en la causa que no fueron investigados, ya que de la investigación surge que tras el crimen se realizaron unas llamadas desde la casa donde vivían los efectivos hacia un destacamento de Gendarmería Nacional y luego a la Policía provincial para denunciar el “suicidio” de su compañera.
Esa hipótesis quedó descartada no sólo con la autopsia, sino con una reconstrucción del presunto suicidio con un muñeco. Se determinó que, por su peso de 60 kilos y su altura de 1,70, Carola nunca pudo haberse colgado por sí misma.
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