Después de los cambios en el Directorio, Alberto le pide a Cristina ratificar a Pesce en el Banco Central

Después de los cambios en el Directorio, Alberto le pide a Cristina ratificar a Pesce en el Banco Central

Incluyó su pliego en la ampliación de extraordinarias para que lo trate el Senado. La vice lo nombró en el acto de La Plata y podría avalar su continuidad. ¿Quién empujó las salidas en Hacienda?

 

Alberto Fernández incluyó en su pedido de ampliación del temario de sesiones extraordinarias para febrero el pliego de Miguel Pesce como presidente del Banco Central y confía en que luego de los cambios en el directorio del organismo Cristina Kirchner habilite su aprobación en el Senado.

 

Durante el 2020 el pliego de Pesce y el de sus directores quedaron cajoneados en la Comisión de Acuerdos que preside la senadora kirchnerista Anabel Fernández Sagasti. No los incluyó en las reuniones de febrero, antes de la pandemia, cuando la mayoría automática oficialista aprobó los embajadores elegidos por Alberto; y tampoco en las audiencias remotas que hubo desde agosto y sirvieron para avalar otras tandas de diplomáticos y las primeras de jueces federales.

 

Las autoridades del Central ejercieron "en comisión", condición en la que pueden ser echados con un decreto simple, y en esa debilidad los senadores oficialistas las presionaron cada vez que las consideraron benévolas con los Bancos que deben regular.  

La santafesina María de los Ángeles Sacnun pidió prorrogar resoluciones que prohibían sanciones financieras a las Pymes, mientras que el jefe del Frente de Todos José Mayans y el presidente de la Comisión de Presupuesto Carlos Caserio presentaron un proyecto para modificar la carta orgánica del Central y facilitar créditos al empresariado más pequeño y castigado por la pandemia que recién se iniciaba. Nunca se trató. 

Los senadores cajonearon el pliego de Pesce y cuestionan su gestión

Pesce bien puede jactarse de su muñeca política para sostenerse en el cargo sin aval del Senado y luego de duras internas con el desplazado jefe de Anses Alejandro Vanoli, por el amontonamiento de gente en los Bancos; con el ministro de Producción Matías Kulfas por el pobre resultado de las líneas de crédito y, la más reciente con Martín Guzmán, por las responsabilidades de la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo.  

Aún así, nunca quedó más cerca como ahora de lograr que la vicepresidenta autorice su pliego por 6 años, aunque aún no hay agenda que le permita cantar victoria: los dirigidos por Mayans tuvieron sus primeros zoom en los últimos 10 días y estiman que hasta el 9 de febrero no habrá actividad. Hay 30 proyectos de ley solicitados por el presidente para febrero, antes que se inicien las sesiones ordinarias y los temas puedan también ser elegidos por los legisladores.

Albero pidió que en febrero el Senado apruebe por 6 años el pliego de Pesce y el de su directorio. Su último integrante es Diego Bastourre, quien dejó la secretaría de Finanzas luego de una misión al FMI. 

De todos modos, fuentes del oficialismo en el Senado aseguraron a LPO que la paz cambiaria de estos días y las modificaciones en el directorio del Central aliviaron la presión contra Pesce y su pliego podría ser considerado después de más de un año de espera. 

De hecho, en el verano pasado los referentes oficialistas solían justificar la decisión de demorarlo en la necesidad de conocer un plan monetario y presagiaban varias audiencias para escucharlo sin prisa. La pandemia cambió las prioridades. 

Diego Bastourre lideró la misión al FMI y luego fue desplazado de la secretaría de Finanzas. 

Si bien los movimientos en el Central fueron interpretados como un castigo a Roberto Lavagna por la salida de Carlos Hourbeigt, a quien propuso en sus diálogos con Alberto a comienzos de su gestión; generó lecturas encontradas.  su reemplazo por el hasta entonces secretario de Finanzas Diego Bastourre, parte central del equipo de Guzmán.

"Por un lado el ministro logró una silla en el Central y ya no tendrá que enviar un funcionario a supervisar a Pesce, como hacía hasta agosto. Pero Bastourre bajó de categoría y a menos de un mes de haber encabezado una misión al Fondo Monetario Internacional", interpretó ante LPO una fuente con llegada a la casa monetaria. 

Asegura que la salida de Hourbeigt no fue tanto por Lavagna sino más para asegurarle una butaca a Guzmán, que en el peor momento de su pelea con Pesce enviaba funcionarios a las reuniones de directorio para exigir medidas. 

Tampoco creen que corra la misma suerte Zenón Biagosch, otro recomendado por el ex ministro, porque no era de su extrema confianza. En su decreto, Alberto pidió al Senado tratar los pliegos de todo los directores, por lo que no piensa pedirle que de un paso al costado. 

Guzmán también reemplazó a su secretario de Política Economía Haroldo Montagu por Fernando Morra, quien se desempeñaba como subsecretario de Programación Macroeconómica y solía representarlo en las ásperas reuniones del Central. Montagu sería recluido en el Consejo Económico y Social. 

 

El nuevo secretario de Finanzas es Mariano Sardi, quien se desempeñaba como subsecretario de Servicios Financieros y al igual que su ex jefe tiene experiencia como técnico del Central y bien podría haber ocupado el Directorio. 

Lo cierto es que Cristina dejó hace meses de preocuparse tanto por Pesce, a quien mencionó en el acto de La Plata como una víctima de persecución judicial por su paso en el Central durante su presidencia, y puso foco en la negociación con el FMI que lleva adelante Guzmán. 

Entiende que el acuerdo no debe incluir un ajuste feroz porque el organismo es responsable de haberle otorgado un préstamo millonario a Mauricio Macri que no permitía ni su propio estatuto y habría tenido como objetivo su victoria electoral. 

Los senadores se lo hicieron saber a la última misión que visitó el país, en una carta que acercaron al hotel, cuando ya se habían reunido con funcionarios de economía y hasta con Sergio Massa, quien aún así coincidió con la vicepresidenta en su entrevista con el diario El País.   

El ministro no defiende el préstamo otorgado por Christine Lagarde, pero sí la necesidad de bajar el gasto para paliar el déficit. En la presentación del presupuesto, el 15 de septiembre, les pidió a los legisladores iniciar un sendero de sostenibilidad fiscal similar como hubo hasta 2009, un comentario poco feliz para el último mandato de Cristina. 

Por aquellos días, por su exitosa negociación con los bonistas Alberto había nombrado a Guzmán como jefe supremo de las decisiones económicas, rango simbólico que no le permitió evitar una fuerte presión devaluatoria, que le ocasionó más cruces con Pesce. 

Para mejorar las cuentas, el ministro anunció un plan plurianual y una reforma tributaria, que nunca llegó al Congreso. Y este viernes prometió cerrar la negociación con el FMI en mayo, aunque necesita el respaldo de los legisladores, por ende, de la vicepresidenta. 

Hubo otros episodios que dan cuenta de su tensión con Cristina y Máximo, como la presión que ejerció para que no se tratara el impuesto a la riqueza, finalmente sancionado en diciembre y reglamentado esta semana, después de un reclamo explícito del diputado Leopoldo Moreau.

Otro fue cuando el Senado aprobó un proyecto envido por el ministro para garantizar que el Congreso intervenga en cada pedido de deuda externa de un Gobierno, que tuvo un sorpresivo agregado de los senadores durante el debate en comisión: le impidieron salir a los mercados o acudir a los organismos de créditos para tomar dólares para financiar gastos en pesos. 

Cerró así cualquier alternativa de un préstamo con el FMI para refinanciar la deuda heredada por Macri permita que el ministro se haga de un colchón de dólares para la gestión. El proyecto también está pedido para sancionarse en febrero en Diputados. Pero no hay prevista una sesión para los próximos días.  

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