En un marco poco menos que caótico, este viernes a la tarde se llevó a cabo en el Concejo Deliberante de Escobar el juramento de los concejales electos en octubre.
La ceremonia se desarrolló desordenadamente de principio a fin. En primer lugar, se pasaron por alto las más elementales normas de seguridad al permitir que el recinto se poblara al máximo de su capacidad. Está claro que para el caso lo aconsejable hubiera sido limitar el ingreso de público o trasladar la sesión a un escenario con más espacio.
Para peor, ni siquiera se tomó la precaución de que las barras de uno y otro frente pudieran cruzarse, teniendo en cuenta que las hostilidades que se registraron durante toda la campaña daban altas probabilidades de incidentes. Lejos de eso, los militantes de La Cámpora quedaron sobre las espaldas del grupo del Frente Renovador, apostado sobre el corralito de madera que está en el ingreso al salón.
La conducta de la juventud kirchnerista merece un párrafo aparte. Con sus permanentes cánticos, acompañados de bombos, redoblantes y vientos, el piberío quiso apropiarse el protagonismo de la jornada a tal punto que no detuvieron su bullicio un solo segundo, a pesar de los retirados pedidos de silencio que les hicieron desde el estrado, primero Mario Flamenco, que ejerció la presidencia provisional, y después Miranda. Entre tanto ruido, fue casi imposible escuchar lo que se dijo durante los 45’ minutos que duró la sesión.
Ubicada en el otro extremo del salón, la barra que fue a apoyar al kirchnerista Hugo Cantero también se hizo notar y eligió como principal destinatario de sus canciones a Germán Maldonado. “El que no salta es un traidor” fue el hit de la tarde contra el primer concejal del massismo y secretario de Proyección Institucional de la Comuna.
En ese contexto, más parecido al de un partido de fútbol que a una ceremonia legislativa, los problemas no se hicieron esperar. La primera escaramuza fue minutos antes de que empiece la sesión. Y la segunda precipitó su final, a las 20.15, cuando ya todos los concejales habían jurado y solo faltaba que se lea la nómina de las comisiones. En ambos casos fueron provocaciones de un puñado de exaltados del Frente Renovador que increparon a militantes ligados a Cantero. Hubo golpes de puño, forcejeos, empujones y hasta una silla plástica lanzada al aire, entre mujeres asustadas y chiquitos que lloraban.
A tal punto llegó la tensión que el jefe de la Policía Distrital, Gabriel Romera, decidió ubicarse con un par de efectivos entre medio de ambos sectores, a modo de barrera humana. Para entonces, los ánimos estaban por demás caldeados y el presidente del Concejo entendió que lo mejor era suspender el último punto de la convocatoria y bajarle el telón a una función muy poco feliz.
De juramentos y ausencias
Hubo dos ausencias que llamaron la atención, aunque ambas eran ciertamente previsibles. Por un lado, la del intendente interino Walter Blanco, de quien se sabe que es poco adepto a los eventos protocolares. Por el otro, la del segundo concejal electo por el oficialismo y actual secretario de Infraestructura del Municipio, Sebastián Rey, quien presentó una nota excusándose -trascendió que se encuentra en Estados Unidos- y anunció que se incorporará al cuerpo a partir del lunes 16.
En la lista de los ausentes también podría incluirse al intendente y flamante diputado nacional del Frente Renovador Sandro Guzmán, teniendo en cuenta que sí estuvieron su par del PJ Jorge Landau y el senador provincial Roberto Costa.
La jura de los concejales también dejó tela para cortar con varias apostillas. Como el afectuoso abrazo de Maldonado al vecinalista Leandro Costa, en una escena que pareció dejar atrás algunas rencillas de la campaña. Es que si bien fueron adversarios en las urnas y tuvieron una dura pulseada en Belén de Escobar, ambos acompañaron la boleta que encabezó Sergio Massa y aportaron votos para que Guzmán llegara al Congreso.
Por su parte, Gabriela Garrone tampoco desaprovechó la ocasión para hacerse notar ante el público y los flashes. Si la secretaria de Desarrollo Social y tercera concejal electa por el Frente Renovador ya se había llevado las miradas al ir con una camiseta negra que decía “Sandro”, mucho más sorprendió cuando tras el “sí, juro” se levantó la remera y besó fervorosamente el nombre de su líder político, cual futbolista al escudo de su equipo después de hacer un gol.
En tanto, el kinchenrista Luis Carranza cumplió su acostumbrado ritual de subir al estrado junto a sus tres hijos, como lo hizo en cada una de sus anteriores asunciones. Otro asterisco de las juras fue el macrista Miguel Jobe, que saludó a la gente con los brazos en alto y se abrazó cálidamente con el senador Costa, a cuyo hijo escoltó en la lista de Unión Popular, sepultando así su histórico enfrentamiento con el radical.
En cuanto a los cargos no hubo grandes novedades. Miranda seguirá en la presidencia y Patricia de la Cruz como secretaria del cuerpo. La primera vicepresidencia fue para Maldonado, que aún no definió si ejercerá el mandato para el que se postuló o seguirá en el Ejecutivo, y la segunda vicepresidencia para Daniel Tossio (FPV), que tuvo sus segundos de gloria cuando un puñado de militantes corearon “Se siente, se siente, Tossio intendente”, para gracia de todos.
Así las cosas, el Concejo Deliberante quedó conformado por tres bloques y sin mayorías. El Frente Renovador es la primera minoría, con 9 bancas, una más que el Frente para la Victoria, mientras que las otras 5 son del Frente Vecinal Todos por Escobar.
Quiénes son los 12 concejales electos
Frente Renovador: Germán Maldonado, Sebastián Rey, Gabriela Garrone, Ingrid Espinoza, Mario Flamenco.
Frente para la Victoria: Hugo Cantero, María Rosa Pereyra, Luis Carranza, Pablo Ramos.
Frente Vecinalista: Leandro Costa, Miguel Jobe, Paula Cufré.
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