El mendocino terminó de pagar los sueldos de septiembre con plata que le prestó la Nación y el candidato a presidente no pudo volver a la provincia. La mala administración marginó del gabinete.
El descalabro financiero en la que deja sumida a la provincia el gobernador Francisco “Paco” Pérez marginó a Mendoza de la agenda de Daniel Scioli. El candidato a presidente no volvió a pisar tierra mendocina tras las primarias de agosto para evitar pegarse a la imagen caída del gobernador, que terminó de pagar los sueldos de septiembre con un préstamo nacional. Como consecuencia de su mala administración, Pérez se quedó sin lugar en el posible gabinete sciolista.
Pese a que Mendoza es el quinto distrito electoral del país y a que las PASO dejaron un escenario relativamente parejo entre Cambiemos y el Frente para la Victoria (Fpv), Scioli no volvió a viajar a la provincia en busca de nuevos votos para el domingo 25. “La situación que deja Paco en la provincia es muy complicada. Daniel no puede ir a sacarse una foto con él, lo perjudica. Mejor dejar todo como está”, admiten en el sciolismo.
Scioli se había puesto al hombro la campaña mendocina para las PASO, tras la derrota del peronismo en la provincia, a manos del radical Alfredo Cornejo, en el mes de junio. Los afiches y spots se centraron en la figura del candidato a presidente, casi sin referencia a los hombres del PJ local. El resultado fue una diferencia de apenas 30 mil sufragios. Mientras el espacio liderado por Mauricio Macri obtuvo el 36 por ciento de los votos, Scioli cosechó el 33.
Sin embargo, todo indica que la distancia se ampliará el domingo 25. De acuerdo con los números que manejan tanto en Cambiemos como en el oficialismo, el gobernador bonaerense bajó en intención de voto respecto de agosto, del 33 al 27 por ciento. Sin embargo, las encuestas indican que la lista completa de Scioli se mantendrá cerca del 35 por ciento, empujado desde abajo por referentes locales. Mientras tanto la boleta de Cambiemos trepará hasta el 41 por ciento, traccionada en gran parte por la candidatura a senador de Julio Cobos, que tiene una intención de voto individual que ronda el 51 por ciento.
En el sciolismo apuntan a Pérez como el responsable del poco crecimiento del candidato del FpV. “Daniel solo tiene buena imagen. Pero en Mendoza la gente está muy caliente con Paco. Y el peronismo está muy herido”, dicen desde el búnker sciolista. El gobernador deja la provincia en una complicada situación financiera y hasta tuvo que pedirle un préstamo a la Nación para terminar de pagar los sueldos de septiembre. La tensión entre Pérez y el Gobierno nacional, que tuvo uno de sus picos más altos en el cierre de listas provincial, derivó en una fuerte discusión entre el gobernador mendocino y Axel Kicillof. Furioso por el pedido de 200 millones de pesos para tapar agujeros, el ministro de Economía acusó a Pérez de generar un descalabro financiero en la provincia y de perjudicar la campaña nacional.
Alertado por la situación, Scioli suspendió las dos actividades que tenía previstas en la provincia. Aunque mandó en varias oportunidades a su esposa, Karina Rabolini, a su hija, Lorena, y a su hermano, José “Pepe” Scioli, el gobernador dio de baja un encuentro con jóvenes que tenía previsto para el 30 de septiembre en la localidad de Maipú, y una reunión con empresarios, funcionarios y sindicalistas.
“Problemas de agenda”, informaron en su momento desde el sciolismo. La suspensión coincidió con la fecha en la que Pérez anunció que no tenía plata para pagar los salarios. La actividad nunca se reprogramó.
Pérez fue uno de los primeros gobernadores en subirse a la ola naranja, que había impulsado primero su vicegobernador, el ultrasciolista Carlos Ciurca. En noviembre del año pasado, cuando la candidatura de Scioli aún no estaba definida, el mendocino le organizó al bonaerense una cumbre de gobernadores en su apoyo, con la excusa de la celebración del Día Nacional de la Militancia. El mismo día, el kirchnerismo duro se refugiaba en El Calafate, donde voló Florencio Randazzo junto con Eduardo “Wado” de Pedro. El propio Sergio Urribarri, hoy confirmado como ministro de un eventual gobierno sciolista, había aterrizado el 17 de noviembre en Mendoza para sumarse a sus pares provinciales cuando recibió el llamado desde la Rosada que le ordenaba abandonar la provincia cuyana.
Desde entonces, la relación entre Pérez y el kirchnerismo fue de mal en peor. Temeroso de que la situación nacional – por entonces, inestable - hiciera que el peronismo perdiera la provincia, desafió a la Rosada y decidió desdoblar el calendario de votación. Convocó a elecciones primarias en el mes de abril y a las generales en junio. Pero no pudo evitar la derrota. Dos meses después, el cierre de listas locales en el que Pérez y el peronismo tradicional marginaron a La Cámpora, terminó con el fallecido Juan Carlos Mazzón expulsado de la Casa Rosada. Tras ese episodio, el mismo Pérez sintió el destrato presidencial, durante la inauguración de una planta envasadora en la localidad de Lavalle. En aquella oportunidad la Presidenta mantuvo una videoconferencia con empresarios y funcionarios locales, entre los que se encontraba el gobernador, a quien ni siquiera saludó.
La paz volvió a mediados de año, tras la negociación por las listas nacionales que colocó a la camporista Anabel Fernández Sagasti como cabeza de la lista de senadores y a Pérez como candidato al Parlasur. Desde entonces, el gobernador volvió a recibir el saludo presidencial hasta por cadena nacional y se sumó con entusiasmo a la campaña de Scioli. Como el resto de los gobernadores salientes, sonó como posible integrante del eventual gabinete del candidato oficialista. Desde ministro del Interior hasta titular de la cartera de Defensa, Pérez tuvo durante un tiempo un lugar asegurado en el Gobierno sciolista. Sin embargo, el mendocino quedó fuera de la nómina. “Por ahora, no tiene lugar”, confirmaron esta semana fuentes del comando naranja.
Hasta diciembre, Pérez deberá lidiar con los problemas de su administración. Según calculan desde el radicalismo, el gobernador dejará la provincia con un déficit que ronda los 6 mil millones de pesos. Aunque el Frente para la Victoria niega ese número, la propia Fernández Sagasti admitió los problemas financieros de la provincia y hasta criticó la administración de Pérez en el debate que mantuvieron los candidatos a senadores la última semana.
Comentá la nota