Las desinteligencias de un Gobierno que salta en un colchón de nubes de opinión pública

Las desinteligencias de un Gobierno que salta en un colchón de nubes de opinión pública

Las pujas veladas por las sesiones extraordinarias y otros problemas se disimulan gracias al apoyo popular del Presidente; el plan secreto para Lijo y García-Mansilla; el desafío del vínculo con Macri

 

Maia Jastreblansky

El Gobierno está en un momento en el que se tira de cabeza y cae parado. Todas las desinteligencias de la gestión en materia política, comunicacional y operativa se disimulan gracias a ese colchón de nubes que es la opinión pública favorable a Javier Milei. La Casa Rosada ahora aceleró la convocatoria a sesiones extraordinarias para volver a mostrar iniciativa y marcar la agenda con los temas que son de su interés. No hay garantías de que estén los votos para que los proyectos del oficialismo prosperen en el Congreso. Pero, para una parte de la mesa chica presidencial -la que más escucha Milei- eso no es un problema. Si fracasan dirán que los tecnócratas operan en contra de los intereses de un Presidente respaldado por el pueblo.

El estratega sin firma del Gobierno, Santiago Caputo, que es el que mejor sabe hacer simbiosis de pensamiento con Milei (además de Karina), quería convocar a las sesiones extraordinarias desde el 15 de enero. Después de que el Poder Ejecutivo dejara pasar diciembre sin actividad parlamentaria, el asesor no quería perder más tiempo y mover el avispero. El titular de Diputados, Martín Menem, se resistía. Él siempre dijo que el clima con los bloques aliados y opositores se puso demasiado áspero y que, sin reconstruir una base de consensos, el Gobierno se puede exponer a una serie de derrotas. Prueba de su intención de mantener cerrada la Cámara baja durante enero es que encargó arreglar el cableado del recinto -lo que implica levantar tablones y bancas- y les dio licencia obligada a los empleados parlamentarios durante el primer mes del año, con guardias mínimas. Finalmente, anoche el Poder Ejecutivo hizo la convocatoria desde el 20 del corriente.

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La interlocución de cúpula se dificulta en el Gobierno durante el verano: esta semana no hubo reunión de “mesa chica” ni reunión de gabinete.

Al inicio de la semana, la Casa Rosada demostró que también está dispuesta a saltar sin red si se siente atacada en el corazón de su relato. Cuando Hugo Alconada Mon en LA NACION reveló que el titular de la Dirección General Impositiva (DGI), Andrés Vázquez, ascendió a su pareja y le duplicó su salario, en Balcarce 50 decidieron utilizar una información que se venía guardando desde hacía un tiempo. La usaron para cambiar la agenda y, de paso, contraatacar con un misil a Mauricio Macri.

Santiago Caputo, en la cena de CPACCPAC

El Gobierno no había tenido la misma reacción cuando este medio publicó que Vázquez (un viejo lobo de la AFIP reclutado por Caputo para cambiar el eje de poder en el organismo recaudador) había ocultado sociedades offshore en su declaración jurada ante la Oficina Anticorrupción. Las cuestiones patrimoniales hacen menos mella que los privilegios en la narrativa libertaria. El punto es que, hace un mes, la Casa Rosada detectó que, en mayo de 2016, existió un ingreso masivo de CUIT a un protocolo interno de la AFIP previsto para evitar que los agentes del organismo trafiquen datos fiscales de un contribuyente de alto perfil.

Los contribuyentes incluidos en esa tanda de mayo de 2016 (probablemente cuando se inauguró el mecanismo de auditoría) habrían sido ingresados por un único funcionario de AFIP (según las huellas que quedaron en los sistemas) y equivalían a un listado de más de cien páginas con funcionarios, jueces y celebrities a las que se pretendía proteger de intromisiones indebidas. Pero los libertarios hicieron una edición del material. Detectaron que en la nómina había personas jurídicas y creyeron ver ahí una irregularidad, dado que este tipo de protocolos, en el mundo, se aplica para cuidar a las personas físicas, no a las empresas. El recorte que hicieron de la lista fue claro, porque separaron solo a 51 firmas vinculadas a casos de corrupción del kirchnerismo (relacionadas a Lázaro Báez, Cristóbal López y Ciccone).

Sin hacer la denuncia judicial, el Gobierno aceleró con la información, que fue publicada por el diario Clarín. Los tuiteros libertarios salieron en masa a decir que la AFIP de Macri quiso proteger a las empresas del ecosistema K, lo que resultaba inverosímil. Entonces, los exfuncionarios de Cambiemos se defendieron de la acusación, explicaron la utilidad del protocolo, y aclararon que la AFIP de Macri siempre colaboró con la Justicia en las causas de corrupción del kirchnerismo.

El comando de comunicación digital libertaria rápidamente salió a dar vuelta el encuadre discursivo: si no fue protección, dijeron, fue “persecusión”. En minutos, dieron vuelta el cassette y lograron instalar el hashtag “Confesá Talerico”, en alusión a María Eugenia Talerico, que no trabajó en la AFIP sino en la Unidad de Información Financiera (UIF) durante el macrismo. Ella, que al inicio de la gestión de Milei iba a hacerse cargo de Migraciones (el Gobierno la bajó), ya avisó que no formará parte de un frente entre Pro y La Libertad Avanza (LLA).

Juan Pazo, el jefe de ARCA, se enteró de “la lista de empresas K” por los medios. El hombre de Luis Caputo se había preparado para recalar en la Cancillería como secretario de Relaciones Económicas Internacionales, pero antes de desensillar cambió súbitamente de destino para hacerse cargo de la exAFIP. “Toto” siempre había querido sostener a Florencia Misrahi en el organismo, pese a los sinsabores que ella acumulaba con la Casa Rosada. Cuando Misrahi finalmente se fue, a principios de diciembre, el ministro de Economía quiso sostener alguien de su riñón.

Pazo había arrancado un año movido, porque estaba avanzando con el achique del organigrama y la baja de los sueldos en ARCA. En la agencia había un clima denso con personal que optó por tomarse licencia, otro que volvió anticipadamente de vacaciones y las habituales guerras entre bandos. En un organismo con personal especializado de carrera, había que operar con bisturí. Con la DGI bajo fuego, Pazo aceleró el anuncio de los cambios que venía preparando. Y, para darle una pátina oficial a la información extraoficial sobre “lista de la AFIP macrista” ordenó iniciar una instrucción sumaria para determinar si lo que mediáticamente se presentó como un escándalo es, efectivamente, irregular.

Plan judicialAriel Lijo y Manuel García Mansilla

Con las sesiones extraordinarias, el Gobierno pondrá a prueba su muñeca política con un desafío igual o más difícil que el que tuvo con la antiquísima Ley Bases, su único éxito en términos de construcción de mayorías legislativas. La Casa Rosada está decidida a hacer una jugada de alto riesgo para buscar los acuerdos para el juez federal Ariel Lijo y para el catedrático Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema. Necesitan los dos tercios de los presentes en el Senado.

Tal como contó LA NACION, el plan del Gobierno es que se trate primero el pliego de Lijo, que tiene dictamen y tendría los votos del peronismo y de parte del radicalismo. Y que luego, en la misma jornada, se trate, sobre tablas (porque no tiene dictamen) el pliego de García-Mansilla. El resultado de la sesión -si es que “todo marcha acorde al plan”- revelará al mundo si, después de ocho meses de idas y venidas, finalmente hubo un acuerdo entre los negociadores judiciales de Milei y el kirchnerismo. Cristina Kirchner delegó la interlocución por este tema en el ministro de Justicia bonaerense, Martín Mena, que es el más hábil de sus alfiles para el póker judicial. Para que los dos pliegos sean votados, será necesario que la expresidenta -que no avalará a García-Mansilla- haga ausentarse a parte de su tropa. El cálculo que hacen en Balcarce 50 es que necesitan que unos 12 senadores se paren y se vayan al momento de definir la suerte del catedrático.

La coreografía es, por demás, complicada. Sobre todo porque en Balcarce 50 no están dispuestos a coordinar acciones -ni hablar de ningún tema- con Victoria Villarruel. “Ella sabe lo que tiene que hacer y no descartamos que nos juegue en contra”, dicen cerca de Milei. La mayor apuesta del Gobierno es de tipo moral: cree que el Senado no permitirá que Lijo (que es objetado por múltiples ONGs) sea juez de la Corte y García-Mansilla no.

En caso de que el pliego del catedrático no se trate, el Poder Ejecutivo lo nombraría por decreto. ¿Y si el pliego de García-Mansilla se trata y sale rechazado? Eso pondría en aprietos institucionales a Milei.

Por lo pronto, el primer promotor del “plan Lijo”, el juez de la Corte Ricardo Lorenzetti, no habría perdido contacto con Milei y quienes conocen al dedillo los tribunales deslizan que se habrían encontrado en el último tiempo. Cerca del juez señalan que él siempre mantuvo un buen diálogo institucional con todos los presidentes “sin excepciones”.

Mauricio Macri, durante la reunión de Pro

En caso de que Lijo y García-Mansilla consigan acuerdo del Senado el combo de la negociación judicial se agrandará. Porque en la mesa ya se mencionó la ampliación de la Corte, las vacantes de jueces federales, el procurador general de la Nación y la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, que tiene cuatro sillas vacías. Los libertarios de paladar negro ya presionan para colar un candidato propio en el máximo tribunal bonaerense.

A los velados problemas de coordinación legislativa y comunicacionales, en el final de la semana se le sumó la revelación de los matices políticos en el “triángulo de hierro” con respecto a la estrategia electoral de este año. Milei volvió a decir que quiere ir con Pro en las elecciones. Y puso pocos peros. “Estoy dispuesto a conversar estos temas con el presidente Macri (sic). Estoy abierto a sus propuestas”, dijo, si bien repitió que pretende que el acuerdo sea en todos los distritos (incluida la Capital Federal, eje de discordia).

Macri interpretó los dichos del Presidente como una declaración de amor suficiente como para proponer una mesa política y, de paso, designó a sus interlocutores. Propuso, entre otros, a Hernán Lacunza, su último ministro de Economía. Provocador. Los libertarios le respondieron con el silencio público. Le clavaron el visto.

Karina Milei no tiene interés alguno en sentarse a negociar las listas con los enviados de Macri. La idea de ella no es “conversar” de igual a igual con los amarillos, sino darles la bienvenida a quienes quieran pintarse de violeta. “El gran ausente en el anuncio de Mauricio es (Diego) Santilli. El Colo debe estar enojado pero al mismo tiempo ya está libre”, se ilusionó un karinista. Es muy probable que la postura intransigente se imponga. Milei detesta los cierres de listas y Karina ama la lapicera.

Santiago Caputo, por su parte, tiene intereses coincidentes con la hermana del Presidente. Como consultor político su sueño es ser testigo de la extinción de Pro. El estratega presidencial, además, siempre evita los roces con la secretaria General de la Presidencia ¿Dónde está la agrupación Fuerzas del Cielo, el brazo digitalmente armado de Milei que lo tiene como padrino? Los jóvenes libertarios prometen volver en marzo, después del verano, para garantizar una afluencia similar a la que exhibieron en el show del Gordo Dan en el teatro Broadway.

A Milei, no obstante, le interesa mantener su relación personal con Macri. Ya dijo muchas veces que lo respeta. Es una simpatía que tiene desde la gestión del ingeniero en Boca, que coincide con la era dorada de Martín Palermo, su ídolo, en el club. Con este escenario político , parece difícil que siga manteniendo el vínculo a fuerza de milanesas en Olivos y fútbol.

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