Era el único cargo del gabinete que quedaba pendiente de definición; el futuro funcionario es hijo de un ex ministro de Menem; el papel de Moyano
Mauricio Macri designó ayer como ministro de Trabajo al diputado nacional de Pro Jorge Alberto Triaca (h.), cuyo padre fue dirigente gremial del plástico, secretario general de la CGT y ex ministro de la cartera laboral entre 1989 y 1992, con Carlos Menem en la presidencia.
Hacerlo implicó recurrir a un plan alternativo, ya que quien había sido inicialmente elegido para el cargo era Jorge Lawson. De hecho, desayunaron juntos, anteayer. Su designación había levantado sospechas sobre un presunto acuerdo entre el jefe de gobierno porteño y José Manuel de la Sota, ya que Lawson es actual ministro de Comunicación y Desarrollo Estratégico del gobierno cordobés.
No bien se conoció que Lawson sería el ministro, en los teléfonos de Macri y de algunos de sus funcionarios se apilaron mensajes de los sindicalistas en rechazo a esa designación. Uno de los mensajes era de Hugo Moyano, que por entonces estaba en una reunión de la AFA con dirigentes de fútbol, entre ellos, Daniel Angelici, el presidente de Boca y operador macrista en la Justicia.
De manera unánime, dirigentes de las tres vertientes de la CGT rechazaron anteayer a Lawson por su cercanía con el sector patronal. En privado, Moyano lo había bautizado como "el pibe de Arcor", por su vinculación con la empresa de los Pagani y la Unión Industrial.
Con Triaca (h.), Macri logró ahora medianamente el aval de los sindicatos. El flamante ministro, que reemplazará a Carlos Tomada, cuenta con el respaldo de "los Gordos" (los grandes gremios), ya que a muchos de sus dirigentes los conoce desde que era chico y compartía las tertulias con su padre.
Pero Triaca (h.) no contaría con el visto bueno del líder camionero. "Al pibe lo conozco por ser el hijo de y por su función como diputado. ¿Cómo me llevaba con su padre? No me llevaba bien, como con el gobierno de Menem", dijo ayer Moyano a LA NACION. Y agregó, quizá para poner paños fríos en su vínculo con Macri: "Podes estar de acuerdo o no, el que elige es el presidente de la Nación. A mí nadie me consultó, me enteré de todo por la prensa".
Los cortocircuitos provocados por la designación del ministro de Trabajo podrían resolverse cuando se conozca el equipo completo que acompañará a Triaca. Moyano podría ubicar allí a su hijo Huguito, que es abogado laboralista y asesor legal de la CGT. Moyano desmintió las versiones sobre un encuentro pendiente con el presidente electo. Sin embargo, desde el macrismo deslizaron que podría haber una reunión entre ambos durante el fin de semana. Uno de los temas que Macri compartiría con el camionero sería su proyecto para disminuir la carga del impuesto a las ganancias y la inminente convocatoria a empresarios y sindicalistas para definir un acuerdo económico y social.
Esta semana, cuando el gabinete todavía estaba en ciernes, Triaca habló como si fuera ministro de Trabajo al afirmar que el nuevo gobierno no pondrá "techo" a las negociaciones salariales. Cuando dijo esto, su nombre figuraba como número dos de Lawson. Y el número tres era Ezequiel Sabor, subsecretario laboral porteño y nexo de Pro con los sindicatos. Sabor podría recalar en el gabinete de María Eugenia Vidal, aunque desde su entorno lo negaron.
A Triaca lo esperarán tres grandes desafíos: conservar el espíritu de las paritarias; sostener el nivel de empleo en tiempos en los que diferentes actores advierten sobre un posible ajuste, y combatir el trabajo no registrado, que alcanza a uno de cada tres argentinos.
Macri revisó la designación de Lawson y calmó a la tropa sindical, que reclamaba un interlocutor más afín con su sector. "Le dejé las manos libres al presidente, advertido de que había objeciones de algunos sectores gremiales para un cargo tan estratégico como es el Ministerio de Trabajo", dijo Lawson a LA NACION, en admisión de las presiones.
El nombramiento de Triaca fue bien recibido, incluso, en la CGT oficialista, que dirige Antonio Caló. Creen que su elección servirá para contener a Moyano y darles lugar a otros gremialistas.
Sin haber aún asumido, Macri pudo comprobar de qué se trata la presión sindical. Su primer desencuentro con Moyano empujó al camionero a hurgar una estrategia: apresuró ayer el reclamo por uno bono de fin de año. Exige un pago extraordinario de $ 8000. El riesgo es que el pedido se extienda a otras actividades y a la administración pública, y que tense el cierre de 2015.
El Episcopado saludó a Macri
La Iglesia pidió que "Dios ilumine y fortalezca a Mauricio Macri en su delicada misión", en una carta firmada por el presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo. Al saludarlo por su elección presidencial, hizo votos en favor "del desarrollo integral de los ciudadanos, particularmente los más débiles".
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