La escuela Leloir era la única institución local que estaba hace un año atrás inserta en el Programa de Ecotronic referido al reciclado de la chatarra electrónica.
Se trataba de un programa que trabajaba en el desguace de elementos electrónicos que se recolectaban de nuestro departamento, con el objeto de reciclar los materiales y qué formaba parte del trabajo para los alumnos de los primeros años de técnica electrónica."
Actualmente, en nuestro departamento, una gran parte de los residuos electrónicos son dispuestos por los ciudadanos junto con los residuos sólidos urbanos o bien almacenados en los propios domicilios, aun cuando muchos de ellos pueden ser reutilizados, restaurados o reciclados. La basura electrónica, proveniente de computadoras, celulares, impresoras, faxes, electrodomésticos y otros, contienen sustancias tales como plomo, zinc, níquel, berilio, arsénico, cadmio entre otros que son potencialmente peligrosos para la salud y el medio ambiente. Por ello, una alternativa es el reciclado a través de máquinas y equipos electrónicos para que sean reutilizados. Uno de los administradores de red a cargo de esta iniciativa, Mauricio Domenech, explicó al respecto que, "Lo veníamos haciendo a pulmón unos administradores de red de la escuela en forma independiente, estábamos usando nuestras herramientas y tiempo ad honorem. Llega un momento que no lo podemos seguir solventando, al ver que no había demasiado interés de que siguiera adelante (no por parte de la escuela), tuvimos que suspenderlo por falta de espacios y recursos. Acá en San Rafael éramos nosotros quienes trabajábamos en la escuela y en Mendoza capital se estaba haciendo también".
Hasta hace un tiempo atrás, quien poseía cpu, monitores, teclados y demás artefactos en su casa, empresa u organización que ya no utilizaba, lo acercaba a la escuela y de ello se ocupaban los alumnos y docentes en el aula y los talleres. "Se separaba la máquina, se desarmaba en distintas partes, por un lado la chatarra ligera que involucraba los metales como el cobre, el aluminio, por otro lado los plásticos y por otro lado la parte de vidrio que venía a ser los monitores, cuyo plástico es más complicado de tratar porque viene con plomo entonces no se puede reciclar en botellas o productos vinculados con los alimentos".
Con respecto al proyecto, aseguró que en esos momentos se había hablado con la gente de la DGE y de recolección de residuos de la capital mendocina y se pidió un financiamiento al Banco Interamericano del Desarrollo. "Con el monto de dinero que se le quería destinar era inviable poder desarrollarlo. En ese momento se necesitaba al menos un millón de pesos con lo que podíamos hacer una miniplanta de tratamiento electrónico para todo el sur de Mendoza". También destacó que la Plaza Francia en ese momento estaba cotizada en 2 millones y con la mitad hubiera estado en funcionamiento la planta para el arranque inicial. "No era nada en comparación a otros costos que se tienen".
Hay que destacar que durante la implementación del proyecto se procesaron más de 250 máquinas ese año y medio, y se recuperaron media tonelada de metal de chatarra ligera, lo cual se envió a una chacharita de San Rafael. De esta manera, se lograron recuperar 20 kilos de aluminio y 24 kilos de cobre. "Si no se hacía nada se perdía todo eso y fue recuperado. Eso se vendía y la poca plata que se lograba recuperar era para reinvertir en herramientas".
"Entre computadora de escritorio y notebooks estamos hablando de miles de equipos que están dando vueltas en la casa y que no tienen salida, sin contar los celulares que tienen mucho más movimiento", agregó Domenech.
Con respecto al destino de los residuos electrónicos en nuestra ciudad, comentó que el reciclado no lo trabaja nadie y la gente o tiene los equipos guardados en la casa, los tiran por ahí o los saca a la basura de la calle. "Actualmente no se separa absolutamente nada de la basura. Además, mucha gente e instituciones no saben qué hacer con eso, porque algunos lo tienen en un galpón o en una pieza".
Comentá la nota