En línea con el crecimiento económico, la urbanización y el cambio de su estructura productiva, Argentina fue incrementando sus problemas ambientales. De acuerdo a un análisis del Banco Mundial, el costo de la degradación ambiental equivale al 8% del PBI, o a la casi totalidad de las exportaciones (u$s 56 mil millones anuales).

Entre 2001 y 2015, el país perdió un 12% de sus zonas forestales (el equivalente a una cancha de fútbol por minuto), que fueron mayormente destinadas a cultivos intensivos, destaca el informe del BM. Así se incrementó un 500% el uso de insecticidas y más de 1000% el de agroquímicos, con el consiguiente impacto en la contaminación del suelo y del agua.

"La degradación del suelo equivale a un 3% del PBI, y la del aire casi 2%. Estos, junto con las inundaciones (que se llevan entre 0,0,66% y un punto del PBI), son los principales y más costosos problemas ambientales de la Argentina", señaló Pablo Herrera, uno de los autores del informe.

Si bien la causa más inmediata de la deforestación es la extensión de la producción de soja (que a su vez equivale al 28% de las exportaciones argentinas); hay factores subyacentes como la insuficiente planificación del uso de la tierra y la urbanización descontrolada. En 1960, un 30% de la población argentina vivía en áreas rurales y otro 30% en ciudades con menos de 300.000 habitantes. Hoy, el 30% vive en ciudades con más de un millón de habitantes. Sumado al creciente consumo, esto trae aparejado enormes problemas en la gestión de residuos, cuya recolección y deposición es deficiente.

"El tema es que no hay una correlación directa entre la magnitud del desastre ambiental, la percepción de la sociedad, y la inversión del Estado para prevenirlo o solucionarlo", apuntó Jesko Hentschel, director del Banco Mundial para Argentina, Paraguay y Uruguay.

Por cada dólar invertido en revertir la degradación de la tierra, se produciría un retorno de u$s 4. No obstante, el gasto público ambiental representa un 0,4% del PBI y se ubica por debajo al de otros países de la región como México y Chile.

Se estima que el capital natural de la Argentina contribuye en un 17% a la riqueza nacional y de él dependen actividades como el turismo, que genera un 10% del PBI y un millón de empleos. Actividades como la minería representan un 4% del PBI pero sus costos o externalidades negativas podrían ser mayores.

Casi un tercio de la inversión nacional en medio ambiente se destina a la limpieza del Riachuelo, un tercio para suministro de agua, saneamiento y control de las inundaciones y un 4% a la protección de ecosistemas. En tanto, las partidas para protección de bosques han sido crónicamente subejecutadas. "La asignación oportunista de financiamiento para cuestiones ambientales refleja una falta de priorización y estrategia. Esperamos que este estudio sea un aporte para la formulación de políticas ambientales más efectivas", señaló Hentschel.