El gobernador bonaerense busca capear la escasez sin perder el apoyo de su electorado en un posible camino hacia 2027. En su equipo prometen priorizar los salarios y usar la creatividad, así como evidenciar que el ajuste es efecto de la motosierra libertaria.
Por: Verónica Liso.
La Plata.- Esta semana el presidente Javier Milei le quitó sin previo aviso una gran cantidad de recursos nacionales a la gestión provincial. La situación estructural de la provincia de Buenos Aires, hace décadas, depende del gobierno central por las características de la Ley de Coparticipación. La discrecionalidad de fondos del Estado Nacional es clave para organizar la gestión de una provincia que contiene al 40% de los habitantes del país. Los recortes que ordenó el Presidente por decreto se suman a un panorama general de recesión, en el que no sólo las finanzas públicas están mal, sino también la economía diaria de las familias bonaerenses.
A raíz de estas medidas, el gobernador de la provincia de Buenos Aires convocó a una conferencia de prensa. “Está en juego la unidad nacional y la Constitución”, dijo Kicillof ante una audiencia protagonizada por referentes del peronismo, intendentes y sindicalistas. “El gobierno nacional le está sacando la plata del bolsillo a los 17 millones de bonaerenses. No a Axel, ni al gobierno provincial. A cada uno de los habitantes de esta provincia”, enfatizan a elDiarioAR integrantes del equipo de gestión.
Kicillof también anunció que le pedirá a la Corte Suprema de Justicia de la Nación que le exija al Gobierno de Javier Milei la devolución de los fondos nacionales. Además contó que mantiene reuniones con otros gobernadores de todos los espacios políticos “para dar una respuesta conjunta y contundente”.
El gobernador buscó resaltar el inicio de las clases en fecha, el 1 de marzo.
Sin embargo, las urgencias del bolsillo no entienden de los tiempos de la Justicia y los desafíos económicos se acercan a la orilla como un tsunami. Kicillof tiene que cerrar paritarias, pagarle a los proveedores de la provincia, sostener a más de 600.000 empleados estatales y procurar que los 135 municipios bonaerenses no colapsen. Todo eso en un marzo y abril que el propio ministro de Economía de la Nación adelantó que serán muy duros.
¿Podrá Kicillof enfrentar estos desafíos sin pagar el costo político?
Capear la crisis
Fuentes del gobierno provincial le dijeron al DiarioAR que enfrentarán los obstáculos “haciendo una administración lo más eficiente posible de recursos”. Y aclaran que la provincia de Buenos Aires es la más perjudicada en el reparto de la coparticipación. “Generamos el 40%, recibimos apenas el 22% (aun con los programas y fondos que teníamos hasta ahora solo se llegaba a un 25% en los mejores meses). Con esa condición somos la provincia que menos gasta del país y la segunda, después de Cordoba, con menos personal. Es decir, aún con un austero manejo de recursos, es muy difícil enfrentar semejante desfinanciamiento”, aclaran.
Desde el equipo del Gobernador aseguran que van a priorizar los salarios y que adaptarán las políticas públicas a los recursos que vayan consiguiendo. “Tenemos un equipo de gobierno que va a buscar las maneras de resolver las consecuencias de lo que genere Milei”, explican. “De hecho, que esta semana empiecen las clases es el mejor ejemplo. Los docentes entienden el esfuerzo que hace la administración provincial no solo en materia salarial, si no también en materia de infraestructura, de programas, de trabajo mancomunado con toda la comunidad educativa para buscar mejoras”.
Por otro lado, el gobierno de Javier Milei tendrá que estar atento a las consecuencias que le puede traer asfixiar a la provincia de Buenos Aires. “Es como serruchar una de las patas de la silla sobre la que se está sentado”, dice el politólogo y analista Gustavo Marangoni.
El presidente Milei le recortó fondos a la Provincia de Buenos Aires que gobierna Axel Kicillof.
No sólo porque es el distrito más grande en términos de población y concentración económica, sino por su cercanía geográfica a las oficinas del gobierno central. No es lo mismo tener una crisis en un Estado provincial que está a mil kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, que tenerla en la puerta de la Casa Rosada.
“El conurbano es como una entidad mixta”, dice Marangoni, “es la Provincia pero también es como la Nación de alguna manera. Porque los medios hablan de cosas que pasan en el conurbano. Es muy difícil en el imaginario de la sociedad separar lo que sucede en la provincia de lo que sucede en el país.” Entonces, “mirar desde la Casa Rosada con mucha ajenidad lo que sucede en Buenos Aires puede ser una conducta riesgosa”, explica el politólogo.
En sus discursos el Gobernador se enfoca en dejar en claro que el costo del ajuste lo tiene que pagar Milei, va y vuelve siempre sobre esa idea. “Por más que sigan extorsionando y amenazando no vamos a dejar de pelear por lo que le corresponde a los bonaerenses. Esos fondos son para la seguridad, la educación y la salud de nuestro pueblo”, tuiteó Kicillof.
El desafío de componer una nueva canción
Para el Gobierno nacional Axel Kicillof es “el villano favorito”. Porque es un economista que está en la antípodas de Javier Milei y porque si para los libertarios hoy por hoy los gobernadores son el corazón de la casta, quien gobierna la provincia de Buenos Aires encabeza la lista. En esa construcción del enemigo el gobernador cobra cada vez más importancia.
Hoy Axel Kicillof es, junto a Javier Milei, el protagonista del escenario político. El líder de la oposición se mantiene con la cabeza en alto frente al rechazo social creciente contra la dirigencia política. Se le atribuye honestidad en la función pública y capital simbólico. Las consultoras que realizaron encuestas en el inicio del 2024 dicen que el Gobernador mantiene su imagen, fideliza a su núcleo duro, pero ponen en duda si tiene posibilidades de crecer o si ya alcanzó su techo.
“Para romper ese techo, el peronismo –no solo Kicillof– debería construir una nueva relación con el electorado y los actores sociales de la zona ”centro“ del país, aquellos más vinculados al circuito de producción agropecuaria. Esa promesa incipiente intentó encarnar Alberto Fernández en 2019, pero terminó rápidamente diluida”, explica el investigador de opinión pública y consultor de Opina Argentina Javier Cachés.
Cachés explica que el peronismo atraviesa una crisis profunda, tanto en términos de liderazgos como de su vinculación con la sociedad. “El desafío es volver a sintonizar con su base electoral y social. En palabras del propio gobernador de PBA, se trata de ‘componer una nueva canción’, una nueva melodía. El peronismo quedó congelado en su identidad kirchnerista, que fue muy eficaz para representar a la sociedad de comienzos de siglo, pero que hoy, 20 años después, tiene límites para interpelar a una mayoría social”.
Kicillof con Cristina Fernández de Kirchner; el desafío de "componer nuevas canciones" sin romper con la conducción.
Para el especialista el partido tiene la obligación de renovarse para poder construir una coalición entre los actores sociales perdedores que probablemente emerjan del proceso de reforma y desregulación económica que impulsa Milei. “Por estar al frente de la principal provincia del país, Kicillof está en condiciones de conducir esa eventual coalición. Para eso, es imprescindible que haya una lectura fina sobre las transformaciones que atraviesan a la sociedad -en especial a los sectores populares”, aclara Cachés.
Un arma de doble filo
La primera gestión tuvo a Kicillof con cierta holgura de recursos garantizada por un Alberto Fernández que no le cortó los fondos ni siquiera en el peor momento de su relación. Esta segunda temporada de la serie viene con bajo presupuesto y deja al Gobernador con un desafío que lo puede catapultar o empantanar.
“Es la primera vez desde 1999-2001 que el Presidente y el Gobernador de PBA pertenecen a espacios políticos distintos (en ese momento, De la Rúa y Ruckauf). La experiencia sugiere que cuando esos dos cargos son ocupados por fuerzas alternativas, terminan colisionando. En 2001 perdió el presidente”, dice Javier Cachés. “Pero Kicillof también debería tener presente ”la maldición bonaerense“: ningún gobernador de la Provincia llegó a la presidencia de la Nación por elecciones populares. Es el problema de la gobernación: ofrece una estructura política robusta, pero limitada para saltar a la presidencia de la Nación.”
Para Marangoni, si tuviera que pensar en una estrategia, el Gobernador tiene que intentar muchas variantes a la vez, pivoteando entre espacios provinciales y nacionales, propios y ajenos. Como si aplicara un bactericida de amplio espectro. “Resulta bastante desafiante pensar cómo reacciona Milei. Con otros podías estar de acuerdo o en desacuerdo pero estaba dentro de las reglas del juego. Él ha cambiado el juego”, concluye.
Mientras tanto, desde su equipo de trabajo aseguran que,“para Axel el 2027 no está en su cabeza. No hay margen para pensar en el período que viene. Todas sus acciones son pensando en la realidad que tienen los bonaerenses hoy”.
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