Radicales y macristas celebraron el triunfo de la oposición en un hotel ubicado frente al parque 9 de Julio. La derrota en la provincia fue una anécdota que poco importó en el bullicioso festejo.
Globos de colores, música estridente, redoblantes y botellas de champaña dieron colorido al festejo local que pone fin a doce años de gestión kirchnerista. Poco importó que el triunfo que impone a Mauricio Macri como presidente electo del país, por una diferencia de alrededor de cuatro puntos, no haya encontrado un resultado en idéntico sentido en Tucumán.
Fiel a su tradición peronista, la provincia más pequeña del país le dio la espalda a la tendencia nacional y a la disparidad de signos políticos entre su flamante gobernador, Juan Manzur, y el futuro nuevo inquilino en Casa Rosada. Aquí el triunfo fue para Scioli fue contundente y superó los 17 puntos de diferencia sobre Cambiemos. Nuevamente, como en las elecciones provinciales, la oposición se impuso en Capital y Yerba Buena, pero obtuvo pobres resultados en el resto de la provincia.
“Sabemos que años de acarreo y del alperovichismo en el poder no podrán ser cambiados de un momento a otro. Lo importante es que la transformación ya comenzó en Tucumán y ya es una realidad en el país gracias a este triunfo. El cambio institucional es lo que necesitamos que este país logre de una vez por todas”, afirmó el concejal capitalino, Roberto Ávila.
Los abrazos entre los dirigentes políticos macristas y radicales fueron una constante en una noche de festejos que, curiosamente, encontró a la mayoría de militantes de ambas facciones aliadas, celebrando en salones separados.
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