El sospechoso se fue de Santiago. Su actual destino sería Buenos Aires. La Justicia ayer hizo Cámara Gesell a la niña de 6 años. Se suspendió el trámite con la hija del acusado.
La revelación fue proporcionada ayer en los Tribunales, durante un procedimiento en que el juez Darío Alarcón sometió a Cámara Gesell a una niña de 6 años, cuyo “abuso” también es atribuido al hombre de 56 años, domiciliado en el barrio Juan Felipe Ibarra.
Dos semanas después de que estallara el escándalo, la situación de “Meco” asoma imprevisible y, por las dudas, él dejó Santiago del Estero y ahora habría recalado en Buenos Aires.
Según familiares que habrían interpretado la versión de la hija, era habitual que el sujeto abusara sexualmente de ella, con quien vivía solo desde que falleciera su mujer, tres años atrás.
De acuerdo con la versión, cuando el hombre sometía a la mujer la encerraba. Encendía la cámara de la computadora; la sujetaba fuerte del cuello y obligaba a que le practicara sexo oral.
Allí radicaban básicamente los aspectos oscuros de la particular convivencia, cuyos detalles sombríos serían plasmados en un escrito que interpondría el abogado que asiste a la presunta damnificada.
“Después de abusar de ella, la golpeaba con la mano en la boca. Así la tenía controlada y con la certeza de que no contaría nada porque sólo dos personas vivían en la casa.
Mientras tanto, en la víspera Alarcón y expertos en Psicología escucharon a la nena de 6 años en los Tribunales.
Pese al riguroso hermetismo impuesto al proceso, trascendió que la menor señaló que Meco “me besó”. Durante más de una hora, la menor habló con los funcionarios y ahora las conclusiones tendrán que ser remitidas por los psicólogos al magistrado. “Él era malo. Le tenía miedo”, habría agregado la menor.
Con la diligencia cumplida, ahora el juez Alarcón se apresta a investigar en profundidad y resolver un pedido de eximición de prisión solicitado la semana pasada a favor de “Meco”.
Existen dos posibilidades: que impute a “Meco” y le fije fecha a su indagatoria, aunque es imprevisible la reacción del sujeto, a sabiendas que si arriba a Santiago es muy probable que sea detenido.
La otra alternativa es que no lo impute y rechace la eximición, por no haber proceso alguno en su contra. Esta variante quizá es la menor probable.
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