Preocupados por el futuro de la empresa emblema de la Argentina, varios especialistas plantearon la necesidad de frenar la avanzada del Gobierno nacional, en una jornada de debate realizada ayer. Se prevén medidas judiciales.
En el Centro Cultural Favero, ubicado en la calle 117 y 40, se desarrolló ayer la charla Arsat bajo fuego: políticas de comunicación y soberanía nacional, un encuentro en el que un grupo de especialistas disertaron respecto al intento del Gobierno de privatizar la empresa estatal.
La jornada, de entrada libre y gratuita, fue encabezada por Florencia Saintout, precandidata a diputada provincial por Unidad Ciudadana; Graciana Peñafort, abogada y coautora de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual; Guillermo Rus, exvicedirector de Arsat; y Roberto Salvarezza, exdirector del Conicet y precandidato a diputado nacional por el frente que encabeza Cristina Kirchner.
Los presentes plantearon en conjunto la necesidad de poner un freno al intento de privatización del Arsat-3, que ya tuvo su primer paso en la firma de una carta de intención entre el actual director de la compañía nacional, Rodrigo de Loredo, y los representantes de la empresa estadounidense Huges, que tiene la pretensión de explotar el satélite desde su próximo lanzamiento.
En este marco, Saintout aseguró a este medio que “lo que está bajo fuego es la soberanía nacional, la soberanía popular. Esta empresa puede ser magnífica, pero en manos de privados lo que va a hacer es trabajar para los negocios de esos sectores”. Además afirmó que, por el contrario, en caso de estar en manos del Estado y con un gobierno que pueda sostenerla, “es una empresa que va a garantizar el derecho a la comunicación, y el trabajo de muchos ingenieros y científicos”.
Para dar mayores precisiones sobre cómo la extranjerización del Arsat-3 afecta el derecho a la comunicación, la decana de la Facultad de Periodismo de la UNLP explicó que “si tenemos un satélite que está trabajando para toda la sociedad, vamos a poder acceder sin pagar a la televisión, dando un ejemplo muy sencillo, y muchas cosas más. Además, de un satélite depende que los teléfonos funcionen bien y, fundamentalmente, que tengamos una comunicación en la que existan diferentes voces”.
“Los argentinos tenemos que tener mucho orgullo de que una empresa como Arsat pueda haber diseñado satélites que solamente se hacen en Estados Unidos, porque es un país que en materia de tecnología y de investigación científica está muy avanzado. Que la Argentina haya podido hacer eso es algo que tenemos que seguir apoyando”, destacó la concejal platense.
Posible intervención de la Justicia
La letrada Peñafort explicó a diario Hoy que, por el momento, la privatización no se materializó, pero el proyecto está plasmado en la carta de intención. Al respecto, afirmó que “lo más preocupante” es la prórroga de jurisdicción, porque “si se decidiera suspender este negocio acordado sería probable que la Argentina se viera obligada a litigar en primera instancia con una empresa norteamericana y bajo la Justicia estadounidense”.
“Lo primero que hay que saber es si el Gobierno efectivamente va a avanzar, porque uno de los términos más importantes de esta carta de intención era la confidencialidad y, al haber sido publicada, se ha generado un obstáculo. Además se ha puesto en evidencia una serie de impedimentos legales”, expresó la abogada, en referencia a que el acuerdo que firmó el Estado no tiene en cuenta la ley que exige la participación del Congreso en ese tipo de decisiones.
En este sentido, la letrada manifestó que las autoridades nacionales “ya han demostrado que la legalidad no les importa”, pero que “es un tema demasiado sensible en el que se comprometen los recursos satelitales, que son escasos y están declarados de interés público”. Por lo tanto, Peñafort sostuvo que si el Gobierno decide avanzar con el acuerdo “tal vez sea posible pensar en una medida cautelar” para impedirlo.
“Hay una clara intención de no potenciar los elementos nacionales”
Guillermo Rus
Exvicepresidente de Arsat y actual director del portal Latam Satelital
“Se dio a conocer una carta de intención para crear una nueva empresa en la que Huges, la compañía norteamericana, tendría un 51% y Arsat, el 49%. Esta nueva empresa controlaría el Arsat-3. La polémica se generó porque es ilegal, porque Arsat-3 es el primer hito de la Ley 27.208 de Desarrollo de la Industria Satelital, por lo que si quieren modificar eso tendrían que hacerlo pasando por el Congreso. Además, el artículo 10 de la Ley establece que una asociación de ese tipo, que modifica el capital accionario de la empresa, tiene que pasar por el Congreso.
Nosotros no solamente nos tenemos que limitar a lo que somos buenos ahora, como dijo Macri. Esa es una visión bastante chata y si lo hiciéramos no habríamos encarado ni Arsat-1 ni Arsat-2, porque en 2006 esos satélites no los hacíamos. Arsat está pensado para dar servicios al país, por lo que asociarse con otro país para competir con la empresa nacional es una privatización que va a afectar a futuro. Si se privatiza entraría a regir una lógica de mercado, de rentabilidad, y en ese caso claro que Invap, que fabrica los satélites, no está al mismo nivel o no tiene las mismas posibilidades que las empresas norteamericanas, que vienen haciendo satélites desde hace años, porque su gobierno demanda decenas de satélites anualmente.
Hubo una reducción de presupuesto y actividades en todo lo que es desarrollo satelital desde que asumió Macri. Además, hubo una apertura hacia los servicios extranjeros, se autorizó la operatividad de 14 satélites, cuando en los años anteriores no se habían autorizado más de 10. Entonces, creo que hay una clara intención de no potenciar los elementos nacionales y demandarle a todo nuestro sistema científico y tecnológico desarrollo para nutrir a nuestras empresas”.
“Es un mal negocio que no se puede entender”
Roberto Salvarezza
Extitular del Conicet y precandidato a diputado por Unidad Ciudadana
“Arsat está bajo fuego desde hace rato, porque empezamos a estar en la mira de Macri en 2014, cuando el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cuestionó que tuviéramos empresas tecnológicas y satélites que daban pérdidas. En febrero de 2016 empezamos con la novedad de que Arsat-3 se suspendía porque Arsat-2 no se había vendido todavía. Mientras tanto se dejaron entrar 12 satélites para dar servicios en el país, lo que empezó a generar una competencia que a la empresa nacional le generó aun más dificultades.
Ahora el Gobierno firma una carta de intención para crear la empresa Newco, para gestionar y vender los servicios de Arsat-3. Y si bien va a ser construido por Invap, con un costo de 230 millones de dólares para el Estado nacional, la compañía Huges (la otra parte de Newco) se va a quedar con el 51% de las acciones poniendo solo 50 millones de dólares. Es un mal negocio que no se puede entender, salvo bajo la óptica de que Arsat tiene un futuro muy limitado y que el Gobierno tiene la idea de extranjerizar los servicios de telecomunicaciones.
Hay que tener en cuenta que el satélite va a estar dentro de la órbita geoestacionaria argentina y que no se garantiza el 30% de industria nacional que deberían tener los componentes de Arsat-3, porque ahora las decisiones van a estar en manos de la compañía estadounidense. Esto es soberanía, es pensar en la capacidad de la industria nacional para construir tecnología de avanzada, es el hecho de que nuestro ingenieros no puedan tener trabajo en la industria nacional y es un retroceso para la Argentina, en el marco de un retroceso de toda la ciencia nacional.
Arsat no es un hecho aislado, viene acompañado de un conjunto de otras medidas, como el recorte en el Conicet, donde de un plumazo se dejó afuera a muchos becarios. A esto se sumó el recorte presupuestario que afectó en casi 3.000 millones a todo el sector de ciencia y técnica. En fin, el panorama es global”.
Comentá la nota