Informe de Amnistía Internacional. Los migrantes sufren todo tipo de torturas si se niegan a registrar sus huellas dactilares. Una directiva europea permite el “uso de medidas de coerción” para obligarlos.
Un informe de Amnistía Internacional denuncia que policías italianos torturan, golpean, dan descargas eléctricas y humillan sexualmente a migrantes que llegan a la costa italiana tras ser rescatados en el Mediterráneo.
Italia, por la presión de sus socios europeos, debe identificar las huellas dactilares e introducir en una base de datos europea los datos personales de todos los migrantes que pisan su territorio. Muchos migrantes no quieren que Italia les tome las huellas porque saben que, si continúan viaje hacia otro país europeo, este podría deportarlos de vuelta a Italia.
Matteo de Bellis, investigador de Amnistía Internacional en Italia, dijo en un comunicado que “los dirigentes europeos han empujado a las autoridades italianas hasta el límite y más allá de lo que es legal”. Una directiva europea de 2014 permite el “uso de medidas de coerción proporcionadas” para obligar a los migrantes a registrar sus huellas dactilares.
El informe de Amnistía asegura que las prácticas de algunos policías italianos son “asimilables a la tortura” y que la presión europea a Roma para que identifique a todos los migrantes conduce a “abusos” por parte de policías forzados a cumplir con la obligación de identificar al 100% de los llegados.
Según la agencia AFP, la Policía italiana desmintió las acusaciones recogidas en el informe. El director de la Policía, Franco Gabrielli, dijo en un comunicado que desmentía “categóricamente que se hayan usado métodos violentos contra migrantes, ni durante el proceso de identificación ni en la repatriación”.
El informe, de 56 páginas, incluye testimonios de 24 migrantes, 16 de los cuales denunciaron malos tratos.
Un joven sudanés de 16 años dijo a los investigadores de Amnistía: “me pegaron con una porra eléctrica varias veces en la pierna izquierda, después en la derecha, en el pecho y en el vientre. Estaba demasiado débil para resistirme. En ese momento me agarraron las manos”, para poner las yemas de los dedos sobre la máquina que graba las huellas dactilares.
Otro sudanés, este de 27 años, aseguró que lo obligaron a sentarse sobre una silla de aluminio y lo ataron. Entonces los policías usaron unas pinzas para apretarle los testículos: “no puedo explicar cuánto duele, nunca habría pensado que en Italia me pudieran hacer algo así”. Varias mujeres contaron que habían sido humilladas sexualmente y abofeteadas.
Amnistía, que asegura que la mayoría de los policías italianos “tienen un comportamiento profesional”, pide una investigación independiente para esclarecer esos abusos. También denuncia que los migrantes son interrogados justo después de llegar a tierra, cuando están todavía en pleno shock tras un viaje que es un trauma y sin conocer sus derechos, como el de poder solicitar asilo.
Al sur de Italia funcionan cuatro “hotspots” –los centros de identificación y distribución de migrantes-. En ellos trabajan policías italianos pero también personal de Frontex –la agencia europea de fronteras- y EASO, la oficina europa de apoyo al asilo.
El informe también denuncia la deportación ilegal –porque no se les permitió pedir asilo como marcan las leyes italianas y europeas- de 40 migrantes sudaneses. El gobierno italiano habría firmado en secreto un acuerdo de deportación con Sudán, gobernado por el dictador Omar Al-Bashir, prófugo de la Corte Penal Internacional, que lo acusa de crímenes de guerra. El acuerdo fue revelado por diputados italianos.
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