Modificó varios altos mandos, entre ellos el de la Guardia Nacional Bolivariana, encargada de la represión en las manifestaciones; avanza la ofensiva judicial contra la fiscal general
CARACAS.- Nicolás Maduro avanza de dos en dos en busca de la Asamblea Nacional Constituyente, con la que pretende atornillarse en el poder a pesar del mayoritario rechazo de la sociedad venezolana. El presidente removió ayer la cúpula militar, su principal sostén, ante el malestar que reina en las filas del ejército, según generales chavistas críticos. Y, además, impuso al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) el antejuicio de mérito de la fiscal general de la república, la "rebelde" Luisa Ortega, tal y como había reclamado el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Una doble demostración de fuerza para no dejar ni un cabo suelto cuando faltan 40 días para las elecciones territoriales y comunales preparadas a la medida del oficialismo. El presidente incluso midió el apoyo de Vladimir Padrino López, hombre clave para el madurismo: el general permanecerá al frente del Ministerio de Defensa, cargo en el que cumple cuatro años, pero es relevado en la comandancia del Comando Estratégico Operacional de las Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
El encargado desde hoy de dirigir y coordinar las operaciones militares, subordinado siempre a Maduro y Padrino, es el almirante Remigio Ceballos, antiguo edecán de Hugo Chávez y coordinador de la Misión Abastecimiento, un puesto que le generó denuncias por corrupción.
La nueva ofensiva gubernamental incluye la destitución fulminante de Antonio Benavides, comandante general de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), reemplazado por otro comandante, Sergio Rivero Marcano, sobre el que pesan denuncias de torturas. El cese se produce sólo horas después de que fotógrafos y periodistas presentes en la marcha opositora de Caracas captaron a tres guardias nacionales al disparar sus armas de fuego contra los manifestantes, en un enfrentamiento en el que el menor Fabián Urbina, de 17 años, perdió la vida al recibir un balazo en el pecho. Dos sargentos permanecen detenidos.
Benavides pasa a ejercer "otras responsabilidades", anunció Maduro en el neolenguaje clásico de la revolución. "Y se impuso [el ministro de Interior] Néstor Reverol a Benavides en GNB. Así paga el diablo a quien bien le sirve. Maduro corre anunciando cambios en las fuerzas armadas, pero descontento crece", subrayó el gobernador opositor Henrique Capriles.
La contundencia de las imágenes a las que tuvo acceso la opinión pública a través de las redes sociales obligó al ministro a reconocer de mala gana "el uso excesivo y desproporcionado de la fuerza" de los guardias durante un "hecho irregular". Eso sí, ante la "violencia golpista" y el "llamado insurreccional" de la opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD), recalcó.
La GNB es uno de los cuerpos encargados del orden público durante las protestas contra el gobierno, cuya represión y violencia ya costó la vida de 75 personas en 81 días, las cuatro últimas, de jóvenes que se manifestaban. Los excesos de ese componente han sido criticados por la fiscal general, que calificó de "feroz" la represión gubernamental. Precisamente ayer, la sede principal de la Fiscalía sufrió acoso y agresiones a sus trabajadores. En sus inmediaciones permanecen radicales chavistas, dispuestos a hostigar a la nueva "bestia negra" de la revolución mientras el TSJ avanza en su destitución.
Críticas
El presidente también designó al mayor general Jesús Suárez Chourio como nuevo comandante del ejército. Con el nombramiento de quien fue jefe de seguridad de Chávez, Maduro intenta compensar las críticas de los generales Miguel Rodríguez Torres y Clíver Alcalá, quienes como Chourio participaron en el fallido golpe de Estado del 4 de febrero de 1992, contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez.
"Los cambios en el alto mando militar agravarán las violaciones de derechos humanos en Venezuela", vaticinó Rocío San Miguel, presidenta de Control Ciudadano para la Seguridad, la Defensa y la Fuerza Armada Nacional.
Maduro cerró sus anuncios con la puesta en marcha de un sui generis plan de empleo juvenil, el estrato de población más crítico con su gestión: 20.000 jóvenes pasarán a integrar la GNB y otros 20.000 lo harán en la Policía Bolivariana.
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