El PRO demora un eventual acuerdo con La Libertad Avanza en Provincia a la espera del resultado porteño

El PRO demora un eventual acuerdo con La Libertad Avanza en Provincia a la espera del resultado porteño

Los primos Macri apuestan a condicionar a la Casa Rosada y para eso necesitan asegurar el segundo lugar detrás de Santoro en la Ciudad. El adelantamiento de la elección que se volvió en contra.

 

Por: Claudio Mardones

Las encuestas que Mauricio Macri recibe a diario sobre las elecciones porteñas del 18 de mayo no le dejaron margen. No aceptará ningún acuerdo con La Libertad Avanza en la Provincia de Buenos Aires hasta que se defina el escenario capitalino, donde se está jugando el futuro del partido que fundó hace más de 20 años. Faltan treinta días para los comicios que su primo Jorge Macri separó de las nacionales legislativas del 16 de octubre y por ahora la mayor expectativa es que los candidatos del PRO conquisten el segundo puesto, detrás de una posible victoria de Leandro Santoro, al frente de la lista de legisladores del peronismo porteño.

Todo es muy finito en los cálculos del macrismo en la era libertaria. Tanto el expresidente como el alcalde porteño aseguran que quieren condicionar a la Casa Rosada y ganarle a los candidatos de la Libertad Avanza en el territorio originario del partido amarillo. Sin embargo, en la intimidad, ese mensaje tiene un lado B: los primos Macri no tienen otra que insistir con ganarle a los hermanos Milei. Es la única idea fuerza que, por ahora, pueden poner sobre la mesa.

Hay una razón que motoriza semejante mitigación, porque los sondeos privados que consumen en las alturas del PRO siguen confirmando que el panperonismo no ha perdido competitividad y tiene altas chances de alzarse con las elecciones desdobladas del 18 de mayo.

“Por ahora es la única perspectiva más creíble y esperanzadora. Si hay segundo lugar, Jorge y Mauricio pueden salvar la ropa, pero si quedan terceros, afrontan el riesgo de la extinción, a partir de una fecha que ellos eligieron, cuando muchos seguimos sin entender por qué decidieron adelantar las elecciones porteñas”, pronosticó un observador del partido amarillo que sigue el pulso de la experiencia capitalina con sorpresa y preocupación.

La separación de los comicios porteños de los nacionales abrió un compás de angustia dentro del gobierno porteño. Ese clima se profundizó cuando el gobernador bonaerense Axel Kicillof definió la pulseada interna con Cristina Fernández de Kirchner. Decidió celebrar las elecciones provinciales el 7 de septiembre y puso otro punto de preocupación en la Casa Rosada y en el PRO antes de las generales del 26 de octubre.

El cálculo más serio que murmuran algunos funcionarios porteños trasunta temor. Creen que Santoro puede sacar entre 28 y 26 puntos. Si gana el 18 de mayo pondrá en problemas a los Macri. Los dos primos sostienen que les basta con ganarle a la lista que encabeza Manuel Adorni, pero en rigor saben que una eventual derrota del PRO en la Ciudad disparará una presión muy fuerte en el arco de derecha y ultraderecha para forzar algún nivel de entendimiento entre el PRO y LLA para evitar que la eventual victoria del kirchnerismo en la Ciudad sea el preludio del mismo resultado en los comicios desdoblados bonaerenses del 7-S.

Dos derrotas del PRO y LLA en los dos distritos más importantes del país pueden cambiar la tendencia para la Casa Rosada en las generales del 26 de octubre. Aún así, los armadores electorales del gobierno, que responden a la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, dejaron claro que no tienen ganas de hacer un acuerdo con el PRO que responde a los Macri.

Si hay un pacto en provincia, será con el PRO de los dirigentes que buscan torcer la resistencia del expresidente.

El objetivo de LLA de seguir drenando dirigentes del PRO y no cerrar con Macri, redobla la centralidad que tendrán las elecciones porteñas del 18 de mayo. Las desdobladas porteñas serán claves para entender si el PRO todavía tiene chances de pargobierno, o si va a la cola de lo que viene, sin marca propia, y a merced de LLA con algunos candidatos o dirigentes que integren las listas, con una unidad forzada por el espanto de perder contra el peronismo, liderado por el kirchnerismo, a pesar de sus peleas internas.

Santoro se mueve con cautela. A ningún candidato le sirve que le anticipen una victoria porque puede perderla antes de que suceda. Esa premisa no calma a los macristas, que siguen pensando en evitar el tercer lugar y quedarse en el segundo puesto de la sobrevida deseada. Si Adorni sale segundo es un escenario y si el PRO sale segundo es otro. Sin embargo, de un modo u otro asoma el riesgo de consecuencias negativas para el Gobierno en las desdobladas bonaerenses de septiembre. El temor es que la instalación de un repliegue del arco de derecha y centro derecha en provincia y Ciudad, fortalezca al peronismo hacia octubre y le permita instalar una narrativa ganadora, alimentada por la decisión de la Casa Rosada de no pactar listas de unidad en ninguna de las provincias que tendrán elecciones desdobladas.

Restan 30 días y el resultado sigue siendo abierto, más allá de las tendencias que se están prefigurando.

El tiempo que falta también pone en evidencia la interna que se cocina a fuego lento dentro del PRO. Macri recorre la Ciudad como si fuera candidato y esta semana decidió hablar del incremento de los precios y la inflación. Quizás el comienzo de una diferenciación aún mayor del PRO con LLA. Puede ser parte de una especulación para negociar después del 18 de mayo, pero el expresidente aseguró que un acuerdo con LLA sólo es entre partidos, y no con algunos dirigentes. Mensaje letal, en clave calabresa, para el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro y los diputados nacionales Diego Santilli y Cristian Ritondo. Los tres insistieron que necesitan un acuerdo con LLA en provincia para mantenerse a flote.

Montenegro, como intendente fue el más jugado, pero también el más claro. Ritondo, dicen cerca de Macri, “va y viene”, entre darle señales a la Rosada y contentar al expresidente. El resultado es que los primos Macri han vuelto a desconfiar del ritondismo, en otra muestra de la soledad política que a veces se cierne sobre ambos. Todos dijeron que era mejor un mal acuerdo con el Gobierno que no tenerlo, pero el fundador del PRO sigue cavilando y no definirá nada hasta que no vea el resultado definitivo del 18-M.

En las autopercibidas fuerzas del cielo algunos dirigentes dicen que Karina y Javier cambiarán su “purismo” después de afrontar las derrotas de Santa Fe y CABA. Creen que recién ahí aceptarán nuevos pactos. Por lo pronto, la experiencia santafesina de las elecciones a constituyentes dejó un espejo incómodo para Jorge Macri. En la provincia litoraleña sobrevivió Juntos por el Cambio y el gobernador radical Maximiliano Pullaro se puso al frente de la lista. A pesar de la apuesta perdió mas de 20 puntos en relación a las generales de 2023. Pero pudo dividir a la oposición.

“Maxi retuvo 35 puntos pensando en 2027, mantuvo al frente unido, tiene buena valoración de la gestión y tuvo candidatos. A Jorge la pasa lo contrario: no tiene unidad en su frente, registra mala valoración de su gestión y no tenía candidato”, sentenció un ex JxC, sin ocultar su preocupación por el futuro del PRO. Comenzará a definirse dentro de 30 días.

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