Una crisis de salud mental: el otro costo de la pandemia.
Michael Siracusa estaba luchando. Pensó que cambiar su prescripción de antidepresivos ayudaría. Pero conseguir una cita resultó complicado.
«Cuando comencé a buscar, por mi cuenta, un psiquiatra, tuve muy poca suerte», dijo Siracusa, que vive en Whitefish, Montana. Si bien su terapeuta, un proveedor que no da prescripciones médicas, le dio una referencia, no había citas disponibles durante seis a ocho semanas.
Para una persona que lucha contra la salud mental en medio de una pandemia, eso parecía muy lejano. «Si soy honesto, no estaba muy bien», dijo. «Sentí que no importaba lo que estuviera haciendo, no podía obtener la ayuda que estaba buscando o que estaba fuera de mi alcance».
En un momento en el que la pandemia en curso está afectando la salud mental, muchas personas no reciben atención del todo. Los expertos dicen que la pandemia está agravando la escasez de proveedores de atención de salud mental que va más allá de la crisis actual.
Incluso antes de la pandemia, uno de cada cinco estadounidenses tenía una condición de salud mental diagnosticable, según la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias. Más de la mitad no recibió ningún tratamiento, según un informe de la organización sin fines de lucro Mental Health America.
La falta de atención agrava las consecuencias de la enfermedad mental. Con casi el 41% de los estadounidenses luchando con problemas de salud mental relacionados con la pandemia, según una encuesta de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., el tratamiento es un recurso cada vez más escaso.
El hecho de que encuentre ayuda puede depender de dónde viva, quién sea y cuánto pueda gastar.
¿Cómo es para los proveedores?
«Al principio, aumenté significativamente mis horas», dijo Akua K. Boateng, psicoterapeuta de Filadelfia. «Todavía tengo una lista de espera de uno a dos meses. Eso nunca me había pasado antes».
A medida que aumentaron los disturbios civiles a raíz de la muerte de George Floyd, en mayo, Boateng recibió aún más llamadas, muchas de personas que sufrían ansiedad y trauma racial. «Ha sido un gran desafío para las personas de color encontrar y asociarse con profesionales que sean culturalmente sensibles y con ideas afines», aseguró. «El covid ha amplificado eso para muchas personas».
Finalmente, Boateng se dio cuenta de que no podía seguir trabajando más horas indefinidamente, algo que escuchó de otros colegas profesionales.
«Comencé a tener un poco de agotamiento», dijo. «Estaba haciendo todo eso mientras todavía estaba en una pandemia y experimentaba todas las cosas por las que todos los demás estaban pasando».
Todos están trabajando tan duro como pueden
«Todo el mundo ha estado trabajando tan duro como ha podido», coincidió Todd Essig, psicólogo clínico y psicoanalista que forma parte del equipo asesor de covid-19 en la Asociación Psicoanalítica Estadounidense. Cuando Essig rechaza a un posible paciente, ofrece sugerencias de otros médicos. En estos días, a menudo regresan con las manos vacías.
«Vuelven varias semanas después y revisan si tengo alguna vacante, porque no han tenido mejor suerte en otros lugares», comenta. «Eso nunca me había pasado antes de la pandemia».
Al igual que Boateng, Essig enfatizó que los problemas en la atención de la salud mental son anteriores al covid-19. Señaló la disminución de los reembolsos de las compañías de seguros a los proveedores dentro de la red, lo que ha llevado a algunos profesionales a declinar el estatus dentro de la red, empujando sus precios más allá del alcance de muchos que buscan atención.
«La pandemia está exponiendo fallas que deberían haberse corregido hace años y años», dijo Essig.
Disparidades en la atención
Si bien las personas en cualquier comunidad pueden enfrentar obstáculos al buscar atención de salud mental, la escasez no se distribuye por igual.
«En más de la mitad de los condados, y la mayoría de ellos eran rurales, no había proveedores de salud mental», indicó Paul Gionfriddo, presidente de Mental Health America, una organización sin fines de lucro con la misión de atender las necesidades de las personas con enfermedades mentales. Incluso en las zonas urbanas donde, en teoría, la atención está disponible, encontrar un proveedor puede ser difícil.
«Hemos visto patrones consistentes en los que, incluso si las personas figuraban como disponibles y aceptando nuevos pacientes, con frecuencia no estaban disponibles o aceptando nuevos pacientes», añadió Gionfriddo.
Los habitantes de las zonas rurales no son las únicas personas que carecen de ella.
«Hay muchas diferencias basadas en la raza, el género y la edad», expresó Gionfriddo. Los jóvenes son el grupo más propenso a perderse el tratamiento de salud mental. «A menudo pasamos por alto los problemas de los niños», dijo. «Históricamente han sido las poblaciones más necesitadas e históricamente las menos atendidas».
Los hombres también tienen menos probabilidades de recibir la atención que necesitan, comentó Gionfriddo, en parte porque esperan más tiempo para buscar ayuda. Y a pesar de una mayor disposición a buscar atención, Gionfriddo dijo que los negros en Estados Unidos tienen menos acceso a los servicios de salud mental que los blancos.
La población LGBTQ también tiene un riesgo especialmente alto, explicó Gionfriddo. «Las personas que se identifican en esa población se ven significativamente más afectadas por los problemas de salud mental», dijo. «Tienen algunas de las mayores necesidades, pero son las menos comprendidas, reconocidas y atendidas».
¿Es la tecnología la solución a la crisis?
La atención de salud mental era escasa antes de la pandemia. Ahora, el aumento de la demanda ha empeorado la escasez. Pero en la lucha por adaptar la prestación de atención de salud mental al covid-19, la atención médica a distancia puede ser un lado positivo.
«Está ayudando, ya que proporciona un mayor acceso en áreas que normalmente no tenían ningún acceso o tenían acceso limitado», señaló Gionfriddo. «Hemos avanzado unos 10 años en telesalud en un año».
La pandemia también ha obligado a realizar algunos cambios en los seguros. «Hasta la pandemia, el programa Medicare no cubría una conversación telefónica», explicó. «Las llamadas telefónicas ahora son reembolsables».
La atención telefónica es importante porque es posible que el chat de video no esté disponible para personas sin Internet de banda ancha. En las zonas rurales, eso incluye casi una cuarta parte de la población, según la Comisión Federal de Comunicaciones de EE.UU.
Las nuevas tecnologías, como la terapia por texto o chat, también son prometedoras, dijo Gionfriddo. Los diferentes grupos necesitan diferentes tipos de atención y las nuevas tecnologías facilitan la difusión de los servicios entre una población relativamente difusa.
«Esto nos da la capacidad de micro-focalizar la información y los recursos y, de hecho, generar una demanda suficiente dentro de comunidades más pequeñas», agregó. «No tendrá que hacerse solo a nivel local».
La atención médica a distancia no resolverá todos los problemas
Pero si bien las citas médicas a distancia pueden brindar atención a áreas con pocos proveedores, no resolverán la escasez de atención de salud mental en Estados Unidos.
«No amplía la cantidad de proveedores», argumentó Gionfriddo. «Simplemente los distribuye de manera un poco diferente». Subrayando la importancia de las soluciones sostenibles a largo plazo, señaló que la angustia emocional relacionada con la pandemia podría durar mucho más que una vacuna.
«Los impactos en la salud mental de esto que se están sintiendo hoy se mantendrán durante muchos años venideros», dijo Gionfriddo. Y, explicó que, algunas de las consecuencias más graves del sufrimiento no tratado, incluido el suicidio, pueden tardar mucho en aparecer.
«Nadie sabrá si la tasa de suicidios aumentó como resultado de la pandemia durante al menos un par de años», aseguró. Pero centrarse en las tasas de suicidio de 2020 sería una pregunta completamente equivocada, agregó, porque el suicidio es a menudo un evento en una etapa tardía que puede ocurrir después de años de sufrimiento.
«De hecho, hay que observar las tasas de suicidio durante los próximos 15 años para tener una idea de cuán profundamente afectó la pandemia a la salud mental de la nación», dijo Gionfriddo.
Encontrar y pedir la ayuda que necesita
Si busca atención de salud mental, los expertos dicen que es importante comenzar de inmediato. A pesar de la escasez, hay ayuda disponible. Si tiene seguro médico, un buen lugar para comenzar es llamando a la línea de información de la aseguradora para solicitar información de contacto de proveedores dentro de la red.
De lo contrario, los centros comunitarios de salud mental son un recurso importante. Las referencias también están disponibles a través de la Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias.
Después de semanas de llamadas telefónicas y retrasos, Siracusa encontró un psiquiatra que podría prescribir una nueva receta de antidepresivos. Marcó la diferencia. «Desde que cambié mi medicación, me sentí 100 veces mejor», dijo. «No todo es tan difícil como antes, lo cual es un gran alivio».
Un problema, comentó Siracusa, es que los síntomas de la depresión y otras enfermedades mentales pueden hacer que sea difícil mantenerse motivado mientras busca atención. Es fácil darse por vencido cuando las cosas se sienten tan difíciles.
Si eso es con lo que está luchando, Siracusa recomendó pedirle a un ser querido que le ofrezca apoyo logístico. Cuando le contó a su esposa sobre la escasez de atención, ella se ofreció como voluntaria para hacer llamadas en su nombre.
«Eso fue realmente útil», contó. «Me quitó la carga de encima».
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