El ex titular del Consorcio Portuario estuvo 45 meses en funciones. El funcionario fue objeto de críticas por la falta de medidas para desguazar los buques inactivos, la contaminación y la falta de inversión en infraestructura. El 31 de diciembre venció su mandato y el sustituto debe bajar de Provincia. Raverta, clave en la elección final.
Finalmente, el titular del Consorcio Portuario, Martín Merlini, finalizó su gestión tras 45 meses en el cargo.
Militante del Pro e integrante de la Fundación Pensar, fue impulsado para ocupar el puesto por el diputado nacional Juan Aicega y Mario Lobbosco, ex interventor del Inidep (Instituto Nacional de Desarrollo Pesquero).
Ahora, su reemplazante luce guardado bajo siete llaves. La designación debe bajar de Provincia, a través de un decreto del gobernador Axel Kicillof, pero hay un total hermetismo sobre quién será el nuevo titular del Consorcio. Lo que sí queda claro es que la decisión final la tendrá la ex candidata a intendente y ministra de Desarrollo de la Comunidad bonaerense, Fernanda Raverta.
Una gestión en la mira
A lo largo de los más de tres años de Merlini-asumió en abril de 2016-, la contaminación en el Puerto local fue una constante. Por caso, en enero del año pasado, uno de los tanques de 40 mil litros de la ex Moliendas del Sur, una fábrica harinera abandonada en 2014, y generó un derrame de aceite de pescado. La inacción del Consorcio Portuario y de los organismos estatales hicieron que gran parte de ese derrame tuviera como destino final el Mar Argentino y la laguna de la Reserva Puerto, en las inmediaciones del complejo.
En esta misma línea, sistemáticamente el Puerto violó la Ley 24051 de Residuos Peligrosos, a través de la contaminación del mar y la puesta en riesgo del medio ambiente y la salud pública.
Esto se vio con la cuestión del dragado. Al momento de llevar este procedimiento, quien contrata debe realizar un estudio para medir las consecuencias ambientales que puede provocar. Por el contaminante de los barcos, por los astilleros, por el impacto social. Además, se debe considerar las alertas de los científicos del CONICET y del INIDEP que trabajan y estudian el tema. Eso no se hace, por lo que el mal manejo de la arena con lodo contaminado con ecotóxicos que retira la draga, contaminan todo.
Iniciado en 2017, el dragado produce contaminantes tóxicos altamente peligrosos al ambiente, calificados con la máxima peligrosidad: Clase 4, según Lista Holandesa, y Categoría III b, según CEDEX, que refieren alta concentración de metales pesados, PAHs y TBT entre otros tóxicos altamente peligrosos.
Estas sustancias están incluidas en la Ley 24.051 en sus anexos y prohíbe que se tiren al ambiente y exige condiciones de disposición en plantas especialmente habilitadas.
Contaminación por todas partes
Incluso en zonas visitadas por los turistas, como la Banquina Chica, la polución se expandió durante la gestión de Merlini. Los paisajes con restos de aceite, contenedores desbordados, sin separación de residuos, y la propagación de ratas en el lugar fueron una postal repetida.
Esta situación ha violado, por caso, el convenio Marpol, un conjunto de normativas internacionales que deben respetar los buques para prevenir la contaminación. Y tanto la Prefectura como policía portuaria, junto con el Consorcio, jamás se encargaron de su aplicación.
Contaminación en el Puerto
El fracaso de la Terminal Multipropósito
Merlini no pudo concretar la adjudicación del predio de los silos. En diciembre de 2018, se presentó la compulsa, pero en abril, cuando se produjo la apertura de sobres, ningún oferente se había acercado. El propósito de Merlini era transformar esas 4,5 hectáreas en una Terminal Multipropósito de Ultramar de carácter pública con un operador privado.
El Grupo Murchinson parecía el principal candidato para quedarse con la concesión, pero finalmente no fue así. En su momento, esto se debió a un fallo de la Justicia Federal que ordenó no innovar “en la situación jurídica y material del Espigón 3” donde están los silos. La orden se dictó desde el Juzgado Federal N°1, a cargo de Santiago Inchausti. A pesar de ello, Merlini insistió con llevar a cabo el proceso licitatorio, pero sus planes no se concretaron.
Por su parte, y a pesar de su falta de inversión en infraestructura, desde junio se clarificó que finalmente Emilio Bustamante seguirá operando la Terminal 2 gracias a una polémica adjudicación ideada por el ministro de Producción Javier Tizado y ejecutada recientemente por el presidente Merlini. Esto se dio luego de los amagues de rupturas de relaciones entre el funcionario y el empresario.
Ahora, bajo el nombre de Hipoute SA, Bustamante explotará el muelle 2 por un plazo de tres años, en un marco de un profundo deterioro de la actividad portuaria por la falta de planificación estatal y ausencia de inversión empresarial.
Justamente, la escasez de infraestructura y de espacio operativo en el Puerto originó que, en agosto, la naviera internacional MSC suspendiera la recalada en la ciudad a partir de un cambio de buque por otro que no tenía grúas en el mismo; un servicio con el que, ante la escasez de inversión, tampoco cuenta el Puerto local.
Naviera
El plan de desguace que nunca se implementó
En 45 meses de gestión, Martín Merlini poco y nada hizo para remover los buques inactivos. El plan lo anunció en noviembre de 2017, pero brilló por su ausencia.
A fines de mayo, el funcionario anunció con bombos y platillos que las actividades de desguace comenzarían. Sin embargo, el paisaje en el Puerto de la ciudad sigue igual: los muelles, y particularmente el Espigón 2, siguen infestados de embarcaciones en desuso.
En lo concreto, según las normativas vigentes, el Consorcio Portuario debería solicitar el libre de deuda de los barcos, la descontaminación de los mismos y el plan de desguace. Algo que Merlini no pareció dispuesto a hacer con tal de liberar rápido el espacio operativo para la flota activa. Actualmente, en el Puerto de Mar del Plata hay un total de 53 barcos inactivos. En suma, los buques ocupan 800 metros lineales, el equivalente a tres portacontenedores.
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