Con polémica, la Unicameral redesignó al dirigente radical que ya había ocupado el cargo entre 2008 y 2013. Recogió más de los 46 votos que exige la ley, aportados por el PJ, la UCR, el kirchnerismo y un exjuecista. Opositores hablaron de un pacto De la Sota-Mestre.
Luego de un largo y acalorado debate parlamentario que incluyó el abandono de las bancas por parte de un bloque opositor, la Legislatura provincial designó anoche como defensor del Pueblo de Córdoba al dirigente radical Mario Decara.
Se trata del exintendente de Huerta Grande y exlegislador provincial por el departamento Punilla que ya había sido nombrado al frente de ese organismo de control en 2008, también con un procedimiento polémico que terminó dirimiéndose en Tribunales.
Anoche, Decara recibió el apoyo de una poco vista mayoría integrada por el delasotismo, el radicalismo, el kirchnerismo y el bloque uninominal que integra el exjuecista Rubén Borello. Antes de la votación, el Frente Cívico abandonó el recinto en medio de gritos y acusaciones cruzadas.
Decara había dejado el cargo el año pasado tras la finalización de su mandato constitucional de cinco años. Pero en las últimas semanas, tal como adelantó este diario, volvió a pedirle al delasotismo que acompañe su “reelección”.
Desde que se conocieron las conversaciones entre el oficialismo y los referentes mestristas, las bancadas del Frente Cívico, de Encuentro Vecinal Córdoba, del Socialismo y del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) rechazaron la postulación.
Para Unión por Córdoba y para la UCR, la redesignación de Decara es fruto de un acuerdo político que cumple con todos los requisitos exigidos.
“Engaño” y críticas
El rechazo que los bloques minoritarios habían expresado en los últimos días se endureció ayer a raíz de que sus integrantes se sintieron engañados por el oficialismo.
Es que en horas del mediodía, en la reunión de Labor Parlamentaria, autoridades de la Cámara habían anunciado oficialmente que el tema Decara no se iba a tratar en la sesión de ayer. Pero horas después, el anuncio que había sido difundido incluso ante los medios de comunicación, se dejó de lado. Y durante un cuarto intermedio de la sesión ordinaria se incluyó al final del Orden del Día.
El episodio ofuscó a la oposición que, a la hora del debate, reiteró las críticas a la gestión de Decara en la Defensoría (“nunca se le escuchó decir algo de todos los desastres que ha hecho este Gobierno”, dijo el juecista Santiago Clavijo). Se recordó que Decara había sido denunciado “por la compra de un hotel que tenía problemas de papeles”, al que se le detectó “una conexión ilegal a la red eléctrica”.
Sin brindar datos concretos, le endilgaron “vínculos y negocios” con el actual presidente del peronismo cordobés, el diputado nacional Carlos Caserio, cuya esposa, la legisladora Alicia Narducci, fue una de las que votó a favor. Además, denunciaron que la redesignación de Decara era “fruto de un pacto espurio entre el gobernador José Manuel de la Sota y el intendente de Córdoba Ramón Mestre”, tal como señaló el parlamentario Aurelio García Elorrio.
Cuando el bloque juecista se retiró del recinto, el exministro de Transporte Dante Heredia pidió la palabra y reclamó que a los que se fueron se les aplicara un descuento de la dieta.
Luego de la aprobación, entró Decara. Le mostraron la Biblia y juró.
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