Los temas y las coincidencias que hubo en el encuentro entre el candidato presidencial de La Libertad Avanza y el líder del gremio gastronómico. Vaivenes de la trayectoria de un sindicalista que pasó por muchas etapas políticas
Por Ricardo Carpena
Luis Barrionuevo se reunió este lunes con Javier Milei, pero fueron mucho más allá que en el encuentro secreto del líder libertario con el titular de la UOCRA, Gerardo Martínez: ambos coincidieron en que “no hay trabajadores sin empresas” y en que, “como actores sociales, debemos escuchar y adaptarnos a los nuevos tiempos laborales”, según el entorno del sindicalista gastronómico.
La charla, de acuerdo con esas fuentes, se hizo para “analizar la realidad del mundo laboral en general, pero haciendo foco especialmente en el sector del turismo, hotelería y gastronomía, uno de los pilares de la industria sin chimeneas, con más de 1 millón de trabajadores directos e indirectos”.
Barrionuevo no respondió hasta ahora los llamados de Infobae para hablar sobre el contacto con Milei, que se hizo 11 días después del que que había tenido el libertario con el secretario general de la UOCRA, en el que hablaron sobre política y economía, aunque fue convocada por el candidato presidencial de la Libertad Avanza porque quería interiorizarse de primera mano cómo es el sistema (de indemnizaciones) de la construcción”, tal como explicó el propio Martínez a Infobae.
Luego de las primeras declaraciones de Barrionuevo, en las que pronosticó el triunfo de Milei en las elecciones generales, y del encuentro secreto con Martínez, el candidato libertario dio un guiño explícito hacia los dirigentes gremiales actuales: no condenó la reelección indefinida de los sindicalistas y consideró que “ese es un problema que tendrán que encontrar la solución los trabajadores”. “No tengo que estar rompiendo yo una institución”, dijo en declaraciones a LN+.
Una postura diametralmente opuesta a la que figura en la plataforma electoral de La Libertad Avanza en 2021, que en el capítulo “Reforma sindical” plantea lo siguiente: “Una nueva ley democratizará el movimiento sindical, eliminando el unicato, la afiliación obligatoria y la falta de democracia, prohibiendo en este sentido las reelecciones continuas de los representantes, reduciendo la reelección a un máximo de dos mandatos continuos o tres alternados”.
Martínez incluso reveló a Infobae que en su encuentro con Milei se habló de algo que también implica un drástico cambio respeto de la plataforma libertaria: destacó que el líder libertario “no quiere hacer reforma laboral, no es el capítulo que más le interesa; el capítulo que más le interesa es el tema de la macroeconomía y cómo bajar los índices de inflación”. ¿Otro guiño al sindicalismo?
En la introducción del capítulo sobre Reforma laboral, la plataforma del partido de Milei sostiene (o sostenía): “El tema laboral en Argentina involucra cambiar una legislación obsoleta para tiempos en los que los procesos productivos se alteran rápidamente frente al avance vertiginoso de la tecnología. Pero antes de precisar sus principales problemas y los remedios que se necesitan, cabe mencionar que existe un problema anterior a esto que es el comportamiento del movimiento sindical que, amparado por las leyes vigentes y por costumbres antirrepublicanas asumidas como normales, abusa de una participación pública con fines políticos extorsivos, procurando resolver en las calles lo que se debería dirimir en el Congreso a través de los representantes del electorado”.
Milei encontró en Barrionuevo un dirigente muy flexible en sus posturas políticas a lo largo de los años. Por ejemplo, hasta el 24 de junio, cuando se cerraron las listas electorales, dejó su tradicional antikirchnerismo para convertirse en el principal aliado sindical del ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, de La Cámpora, en la fugaz candidatura presidencial de Unión por la Patria que bajó por pedido de Cristina Kirchner tras el acuerdo para que el postulante fuera Sergio Massa.
Aunque Barrionuevo fue el responsable de que Massa pasara de la Ucedé al peronismo, en los años noventa, cuando el actual ministro de Economía comenzó a militar con el dirigente gastronómico y Graciela Camaño, su ex esposa, en San Martín, hace bastante que ambos están distanciados. De por sí, el sindicalista es el único que hasta ahora no participó de los encuentros ni los actos de la CGT con el candidato presidencial de Unión por la Patria y tampoco contribuye a la campaña oficialista.
A fines de agosto, en una entrevista con el diario El Ancasti, Barrionuevo sorprendió al vaticinar un triunfo electoral de Milei (“gana en primera vuelta y sin chicote”, dijo) e incluso comparó al líder libertario con aquel Carlos Menem que venció a Antonio Cafiero en la interna del PJ.
“Había mucha bronca y está visto que la gente no quería saber más nada con ninguno de los candidatos. Entonces emergió Milei con su discurso de la casta que claramente golpeó en la sociedad”, explicó el sindicalista, casi un visionario en materia política: en 1989 se confesó “recontraalcahuete” de Menem y piloteó una mesa sindical que apoyó su candidatura cuando todo el PJ parecía alineado detrás de la figura de Cafiero, el adalid de la renovación partidaria.
Barrionuevo incluso anticipó que si Milei llega a la Presidencia tendrá apoyo político en el Congreso: “Las leyes tienen que salir, hay que acompañar porque vivimos en democracia. Así se acompañó a Mauricio Macri y a los distintos gobiernos. Si gana, va a tener minoría en ambas cámaras y va a tener que dialogar con todo el mundo. Se verá los cambios que él quiere y cuales los podemos adaptar porque ahí entramos también nosotros, el sindicalismo con la reforma laboral”.
El titular de Gastronómicos llegó al gremio en 1975 cuando, según dicen, tomó por la fuerza la sede de la organización en Catamarca luego de que fue intervenida por Ramón Elorza, titular del sindicato a nivel nacional. En 1979, durante la dictadura militar, lo designaron al frente de la obra social. Tras el regreso de la democracia, Barrionuevo llegó a la titularidad del sindicato en 1985. Hace 38 años que se mantiene allí a través de sucesivas reelecciones y no da indicio alguno de querer retirarse.
Fue el primer dirigente gremial en haber apostado al proyecto político de Menem en 1989 y así se convirtió en el “recontraalcahuete” del presidente de la Nación que llegó desde la provincia de La Rioja prometiendo el “salariazo” y la “revolución productiva”, aunque cuando asumió se acercó al liberalismo y designó en el Ministerio de Economía a directivos de Bunge y Born.
De 81 años y autor de frases célebres como “Nadie hizo la plata trabajando” y “En la Argentina hay que dejar de robar al menos dos años”, Barrionuevo tiene un amplio círculo de amistades en el ambiente político, sindical y empresarial. Ya a partir de 1983 construyó una profunda relación con dirigentes radicales como Enrique “Coti” Nosiglia, a quien lo unen “una amistad y códigos”, como él mismo dijo. “Nuestra relación va a durar hasta que nos vayamos de esta tierra”, prometió.
En tantos años de codearse con las máximas figuras del poder, fue el principal sostén sindical de Menem, estuvo en la vereda de enfrente de Néstor y Cristina Kirchner, respaldó el proyecto presidencial de José Manuel de la Sota y en 2015 fue un crítico de Daniel Scioli, candidato del Frente para la Victoria, hasta tal punto que un año después dijo que con el kirchnerismo “ya no dábamos más” y llamó a “acompañar a Mauricio Macri”. Luego se convirtió en uno de sus principales opositores en el sindicalismo y en 2019 apoyó la postulación presidencial de Roberto Lavagna.
En 2021 dio muestras de haber abandonado su antikirchnerismo: luego de haber sido un crítico implacable del Gobierno, se mostró con Alberto Fernández en un acto realizado en su sindicato para firmar un convenio de reactivación del sector. Allí, lo elogió no sólo el Presidente sino también el ministro Eduardo “Wado” de Pedro: tras destacar “la grandeza, el esfuerzo y el rol social que cumple”, felicitó a Barrionuevo “por lo bien administrados que están los recursos de las trabajadoras y los trabajadores”. Curiosamente, el sindicalista fue el mismo dirigente que en 2008 declaró que no conocía “ningún gobierno en el que se haya delinquido y se haya robado tanto” como en el kirchnerista y en 2014 señaló que “Kirchner era un avaro que se cagó muriendo”.
Desde entonces, Barrionuevo y “Wado” de Pedro, pese a su condición de camporista, construyeron un vínculo sólido, o al menos parecía serlo hasta que Milei ganó las PASO y este sindicalista tan identificado con el peronismo terminó elogiando al candidato libertario. Ahora, el encuentro entre ambos simboliza el pragmatismo de un sector del gremialismo que siempre se acercó a los gobierno de turno. En este caso, a alguien como Milei que parece acercarse a la Casa Rosada y en ese camino da claras señales de querer congraciarse con los exponentes más ortodoxos del poder sindical.
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