No para la polémica generada por la propuesta de la Federación Nacional de Departamentos (FND) en torno a adicionar al proyecto de Inversión Social o de reforma tributaria un artículo que establezca un impuesto a las bebidas azucaradas y endulzadas, cuyo recaudo iría para rescatar al sistema hospitalario del país.
Al respecto, el presidente de la Federación Nacional de Comerciantes, Jaime Alberto Cabal, le dirigió esta semana una carta a Didier Alberto Tavera Amado, director ejecutivo de la FND, en donde manifestó su preocupación por la iniciativa, argumentando que una medida de esta magnitud afectaría dramáticamente a los micro y pequeños empresarios del canal tradicional, que hoy por hoy, necesitan con urgencia medidas que propendan por su reactivación y no por su desaparición.
Cabal trajo a colación que las tiendas de barrio han sido un segmento bastante afectado no solo por la pandemia, sino por los hechos vandálicos, los bloqueos y los cierres ocasionados en el marco del paro nacional. “De hecho, dimos a conocer un estudio donde se evidencia que más de 11.000 tiendas de barrio están a punto de desaparecer por estas causas”, señaló.
Agregó que el impuesto a las bebidas azucaradas es un impuesto a las tiendas de barrio de Colombia, en su gran mayoría lideradas por mujeres que encuentran en este modelo de negocio de subsistencia la forma de mantener a sus familias. La categoría ocupa los primeros puestos en las ventas de una tienda y además es gancho para el consumo de otros productos como paquetes y pasabocas, productos de panadería y pastelería y alimentos preparados como papas rellenas o empanadas.
Frente a ello, el representante a la Cámara por Bogotá, Mauricio Toro, de la Alianza Verde, replicó que los argumentos esbozados por el presidente de Fenalco en la citada misiva no pueden obedecer solo a factores económicos, pues está de por medio la salud de los colombianos.
“Su argumento fundamental es que el impuesto va a quebrar a los tenderos, sin dar ningún fundamento. La idea del impuesto es estimular a los colombianos a consumir otro tipo de bebidas, que muy probablemente van a comprar en la misma tienda o mercado del barrio”, recalcó el parlamentario.
Indicó que el aumento del precio puede que baje las ventas de las bebidas azucaradas, pero los consumidores reemplazarán el producto por otro de menor precio. Bajo esa tesis, las ventas netas de las tiendas y mercados no se verán afectadas.
Toro recordó que la OMS recomienda estos impuestos por ser una medida sencilla y efectiva para ayudar a reducir las enfermedades no transmisibles. Puntualizó que no es un capricho ni un invento colombiano y que muchos países lo han incorporado porque está demostrado que el consumo de estas bebidas afecta la salud.
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