El destino final del predio de 9 hectáreas que ocupa actualmente la cárcel federal U9 en Neuquén es motivo de un apasionado debate político futurista: ha ingresado, el tema, en la campaña electoral vigente, y las opiniones se entrecruzan en un dramático ramillete.
El tema no es nuevo, porque ya se discutió antes en Neuquén, e incluso había cierto consenso en darle a ese eventual y espectacular desalojo un destino mixto: apertura de calles que hoy se cortan en sus muros, un poco de espacio comunitario, verdes, y también un lugar para un acotado desarrollo inmobiliario.
Al actualizarse este mes, con la sorpresiva firma del convenio entre Neuquén y el gobierno nacional para comenzar el traslado de presos, en principio a la mayormente desocupada cárcel de Senillosa, las opiniones se derramaron sobre el actual escenario, sobre la actual coyuntura, distinguida por la expectativa eleccionaria.
El gobierno neuquino aclaró que el proceso demandará unos cuatro o cinco años, donde regirá el actual convenio: alojamiento de 150 internos en Senillosa, a cambio de 300 mil pesos por mes; más la futura cesión de algún predio fuera del radio urbano para construir otra cárcel más (¿También en Senillosa?) y mudar, ahí sí, a la U9 fuera de los viejos muros que se levantan en pleno centro capitalino.
Mientras, el MPN aprovechó para castigar a Quiroga, que inevitablemente reivindicó haber trabajado el tema hace más de diez años atrás, entonces en conjunto con Jorge Sobisch, en una temporada en la que coincidieron en varias cosas, como el traslado de la Terminal de Ómnibus, el Paseo de la Costa, el Museo Nacional de Bellas Artes (el gobierno de Sobisch donó buena parte del equipamiento del auditorio) y otras iniciativas más o menos conjuntas.
Ahora, el MPN está en otra situación, y Quiroga también. El partido provincial sugiere que lo único que le interesa a Quiroga es hacer un buen negocio inmobiliario, como ha demostrado, presuntamente, en otras zonas de la capital. Quiroga dice una y otra vez que el Municipio será inevitablemente el principal socio de cualquier destino, y que el 30 por ciento de esas nueve hectáreas le pertenecen, por ley ciudadana.
Al mismo tiempo, otros opinan cortando por lo sano. Por ejemplo, este miércoles, los concejales Ariel Kogan (PJ) y Gastón Contardi (UCR), afirmaron que el destino del predio debería ser el de un gran pulmón verde para ese sector de la ciudad. “Los actuales terrenos de la U9 son sin dudas muy apetecidos por la actividad inmobiliaria, por lo tanto, aunque no haya fecha cierta de su traslado, hay que establecer normas rígidas que impidan que se dé a ese lugar otro destino que no sea el de espacio público”, enfatizaron ambos ediles.
Lo cierto es que falta mucho, y el actual debate solo servirá de antecedente, con beneficio en la opinión pública, que tal vez recuerde las actuales circunstancias cuando haya que determinar, en concreto, qué hacer con esas benditas hectáreas que cambiarían la fisonomía y el uso de esa parte de la gran ciudad que es hoy Neuquén.
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