El equipo de UP puso la lupa en las provincias y cree que podrá revertir resultados. La vice estuvo en el Senado con De Pedro. Contacto con el larretismo y la UCR.
Por Gabriela Pepe
Todavía aturdido por el resultado de las elecciones primarias, el peronismo le puso primera este lunes al análisis de las razones del batacazo de Javier Milei y al diseño de la nueva etapa de la campaña de Sergio Massa, que buscará ganar centralidad en su carácter presidenciable y comprometer a la dirigencia de los distritos que entiende que le sacó el cuerpo a la PASO del 13 de agosto.
El mapa de los resultados nacionales fue elocuente. Unión por la Patria (UP) fue la alianza ganadora en solo cinco provincias: Formosa, Chaco, Santiago del Estero, Catamarca y Buenos Aires. En las últimas dos, las elecciones nacionales coincidieron con las de gobernador. Tanto Raúl Jalil, en Catamarca, como Axel Kicillof, en Buenos Aires, se juegan la reelección.
En Santiago del Estero, el peronismo consiguió el 53,3% de los votos. El gobernador Gerardo Zamora fue el principal promotor de la candidatura de Massa frente a Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández. Aunque le costó digerir la noticia de la candidatura presidencial del ministro de Economía, Jorge Capitanich también consiguió que Massa fuera el candidato más votado.
El gobernador chaqueño también jugaba un partido propio. Después de perder las PASO provinciales, el 19 de junio, Capitanich necesitaba un triunfo nacional que lo empujara para las generales del 17 de septiembre. Aunque se involucró en la campaña nacional “a último momento”, dicen en UP, consiguió que su provincia se tiñera de azul. Formosa no ofrecía dudas. Como era previsible, el gobernador Gildo Insfrán garantizó un triunfo peronista que no tuvo sobresaltos y que promete ser más abultado en la elección general.
El massismo puso la lupa en el resto de los distritos, donde la liga de gobernadores que agitó “Massa presidente” no logró evitar el triunfo sorpresivo de Milei. Salta, Tucumán, San Juan, Misiones, La Rioja, La Pampa, Chubut, Río Negro, Santa Cruz y Tierra del Fuego, donde gobiernan el peronismo o aliados, quedaron en la línea de fuego.
“Los gobernadores hicieron la plancha”, fue la conclusión que sobrevoló en el Complejo C Art Media, donde el oficialismo recibió los resultados, el mismo domingo a la noche. En Tucumán, donde el peronismo ganó con comodidad las elecciones provinciales del 11 de junio, la atención se fijó en la interna entre el gobernador Juan Manzur y su sucesor Osvaldo Jaldo. Sorprendió especialmente el resultado en Misiones, donde el Frente Renovador de la Concordia que gobierna la provincia hace dos décadas jugó públicamente a favor de Massa. El aspirante peronista salió segundo, con el 27,15% de los votos.
El equipo massista analizó las complejidades políticas de cada distrito y recordó que los propios gobernadores descreían de los números del libertario los días previos a la elección. El sábado, en el equipo de Massa advertían que Milei superaba los 25 puntos en la disputa nacional y que había crecido en las últimas horas a expensas de UP y de Juntos por el Cambio (JxC) al compás de las malas noticias ligadas a hechos de inseguridad y la sensación de anomia que flotaba en el aire. Ahora pondrán los números sobre la mesa para analizar la búsqueda de nuevos votos.
¿La liga de gobernadores se va a sentir cómoda en un eventual gobierno de Bullrich o Milei? La pregunta ya viajó a todos los distritos donde el peronismo puede sumar más votos. El massismo ya tiene la lista de las provincias en las que cree que el resultado se puede revertir. “El mapa va a cambiar mucho en octubre”, confían.
Lo relativo a la organización de la campaña está “en revisión”, tanto en cuanto a la coordinación interna como con las provincias y la Casa Rosada. La jefatura estuvo hasta ahora en manos de De Pedro, aunque Massa cedió una porción de las decisiones a Juan Manuel Olmos, y a los propios, Sebastián Galmarini, Raúl Pérez y Juan José Álvarez, que tuvo a su cargo la estrategia de Córdoba. Todos son conscientes de que la campaña empezó “demasiado tarde”, producto de la definición tardía de la boleta y del doble rol de candidato y ministro de Economía.
Una vieja amistad
“La campaña tiene que ser Massa presidente”, dicen en el massismo. Cómo se reforzará ese concepto será parte del debate interno entre los que creen que el candidato debe endurecerse para marcar un liderazgo más fuerte desde el cual sumar a otros actores o reforzar su perfil de moderado o de centro para marcar el contraste con Milei y Bullrich. El camporismo elogia las virtudes "híper profesionales" del trabajo del candidato y su disciplina. La mesa del Frente Renovador llama a "fortalecer al candidato", a revisar errores y a "salir del encierro". "Fuimos a retener lo propio y nos quedamos solo con eso", dicen.
Massa llamó el domingo en el búnker a formar una “nueva mayoría” y convocó a los moderados de JxC, especialmente a los radicales que sufren el desprecio de Milei. En la misma línea habló en varias oportunidades Cristina Kirchner, que vaticinó en mayo que esta sería una elección “de tres tercios”, en la que iban a pesar los pisos. Ambos piensan en un ballotage, en el que esperan enfrentar a Milei, y creen que hay chances de ganar.
Los contactos ya comenzaron. Massa activó su histórica relación con Horacio Rodríguez Larreta y el diálogo con el radicalismo. Los mensajes para el armado de la “nueva mayoría” marcan que la alternativa será un camino lleno de espinas: el jefe de Gobierno no tiene destino bajo el ala de Mauricio Macri, que jugó todo a derrotarlo. Para la UCR no hoy futuro con Milei, que los acusa de haber sido el germen del populismo desde tiempos de Hipólito Yrigoyen y pisotea sus banderas históricas, como la autonomía universitaria y la defensa de los derechos humanos y el Juicio a las Juntas. Massa cree que también puede pescar votos de Juan Schiaretti, que tuvo una cosecha magra. Este lunes, también activó la difusión de mensajes de personajes relevantes de la cultura, como los artistas Lali, Trueno y Wos, que tienen llegada al público joven y llamaron a no votar a Milei.
Cuánto pesará Cristina en esta nueva etapa también es tema de conversación. La vicepresidenta volvió de Santa Cruz y estuvo este lunes en el Senado, donde recibió a Wado de Pedro. En la previa de la elección, el kirchnerismo descontaba que, en el segundo tiempo, Máximo Kirchner tendría un protagonismo mayor en la campaña. El diputado evitó involucrarse hasta las PASO por la presencia de la boleta de Grabois en la interna y por la interna que La Cámpora dio en varios distritos de la provincia. Ahora deberá ordenar el territorio bonaerense, donde manda en el PJ.
El discurso de Grabois en el búnker de campaña, el domingo a la noche, cayó como un balde de agua fría. El dirigente social cumplió con su palabra, subió al escenario junto a Massa y prometió poner su equipo “a disposición” de la lista del líder del Frente Renovador. Pero dedicó buena parte de su alocución a reivindicar a Cristina, a criticar al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a marcarle la cancha a Massa, a quien nunca mencionó por su nombre. Todo estuvo fuera de libreto. Kicillof leyó después un discurso que duró más que el del candidato presidencial.
Massa estuvo este lunes en el Palacio de Hacienda, donde analizó la caída de los bonos argentinos como reacción del mercado a la elección. Su “segundo tiempo” arrancó este lunes con una medida drástica para la economía, la decisión de devaluar el peso un 22%, en línea con lo que pedía FMI. El ministro lo discutía hacía semanas con su equipo, pero lo terminó de definir en la madrugada, después de que se conociera el resultado electoral.
En el búnker ubicado en el Complejo C Art Media, Massa digería los resultados junto a su círculo, De Pedro y Kirchner. La plana mayor del cristinismo dedicó una parte de la noche a analizar los resultados de sus apuestas locales, en municipios como Hurlingham, Lanús y Quilmes, y las elecciones de Santa Cruz, donde el kirchnerismo fue derrotado tras 32 años de gobierno. El massismo se amargó con los datos de Tigre, donde Malena Galmarini no pudo hacer pie en su elección contra Julio Zamora. Massa y Kirchner habían cruzado advertencias por los errores políticos de cada uno en las “casas matrices”.
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