El intendente lamentó la falta de apoyo del Frente de Todos a sus proyectos. Lo hizo después de que la bancada opositora votara contra el presupuesto. El incremento tributario se define el martes, en ajustada definición. Raverta, con perfil bajo en la interna del Gobierno.
Por Ramiro Melucci
Desde hace tiempo una idea da vueltas en la cabeza de Guillermo Montenegro y es compartida por sus colaboradores más estrechos. Refiere a la oposición y empezó a tomar forma en el prólogo del segundo tramo de la gestión. Puntualmente, cuando Marina Sánchez Herrero padeció una tarde entera los tironeos legislativos para convertirse en presidenta del Concejo Deliberante.
En ese momento germinó en su interior la impresión de que el kirchnerismo había decidido no votarle nada más. Hasta ahora solo la había transmitido en charlas reservadas, pero no daba con la frase que la reflejara con precisión sin pasarse de la raya. En los últimos días parece haberla hallado en la corrección de una antigua metáfora política. Y después de la sesión en que el Frente de Todos votó contra el presupuesto, las ordenanzas fiscal e impositiva y la cesión de facultades para aumentar el boleto, ha decidido no guardársela más. “No es que nos ponen palos en la rueda. Directamente quieren que no tengamos ruedas”, disparó.
El dardo se inscribe en una escalada verbal con la jefa del espacio opositor, Fernanda Raverta, que una semana antes lo había acusado de entrometerse con malas artes en la interna del PJ. Entre los argumentos tácitos de la dura definición del jefe comunal figura, claro, la suerte que corre en el Concejo el convenio con la Universidad de San Martín para aplicar fotomultas. Hoy camina por la cornisa de la Comisión de Legislación.
Otros dos proyectos que el intendente anudó de entrada al de seguridad vial, como el de la aplicación para denunciar infracciones de tránsito y el sistema de reconocimiento facial para prófugos, fueron presentados al igual que aquel el 7 de enero. El jueves pasado tuvieron su primer tratamiento y un aval de la Comisión de Seguridad, con pedidos de información a diferentes áreas del municipio y cuestionamientos opositores. “Combo exprés con falta de transparencia”, resumió el opositor Vito Amalfitano.
Ese mínimo avance ya implica más del que registró el proyecto para establecer multas y arrestos para quienes ejerzan la prostitución fuera de las zonas permitidas, elevado por el Ejecutivo en los últimos días del año pasado, en las antípodas ideológicas del que impulsaba la oposición. Sin embargo, se ha abierto un canal de diálogo para tratar de consensuar un texto común, en el que figuren los artículos que le interesan a Juntos por el Cambio y los programas para “restituir derechos” impulsados por el Frente de Todos.
“No es que nos ponen palos en la rueda. Directamente quieren que no tengamos ruedas”, disparó el intendente Guillermo Montenegro
Las ideas y vueltas y las dilaciones suelen irritar a Montenegro. En eso coincide con Fernando Muro. “Ojo: a Marianela Romero también la valora mucho”, terciaron en el gobierno municipal para que aquella coincidencia conceptual no se leyera en términos de lo que sucedió la semana pasada, cuando la radical se levantó de la Comisión de Obras (que había presidido en la etapa anterior) después de que Muro lamentara la demora de tres años de un expediente.
La diferencia entre ambos está en la esencia: Muro proviene del sector privado y Romero de la militancia; uno denigra la burocracia y la otra reniega de la antipolítica. Aun así, después del cortocircuito aclararon los tantos y se convencieron de que el rival está enfrente. “La casa está en orden”, dijo un hombre del bloque parafraseando a Alfonsín.
El próximo objetivo del oficialismo es la aprobación final del aumento de tasas del 45% en la asamblea de concejales y mayores contribuyentes del martes. Para lograr la mayoría en el marco de una definición sumamente justada, las negociaciones tuvieron como protagonista a Nicolás Lauría, que tiene dos mayores contribuyentes: el propio y el que le corresponde a Guillermo Volponi. El edil, que formó parte del oficialismo, se fue enojado tras el último cierre de listas y ejerce ahora una oposición que alterna respaldos con cuestionamientos, aceptaría que el mayor contribuyente de Volponi levantara la mano. En el gobierno lo cuentan como un voto propio.
La radical Cristina Coria, que dejó el Concejo el 10 de diciembre pero sigue teniendo un hombre en la asamblea (el listado de contribuyentes se renueva en mayo), cree que el oficialismo no tendrá problemas en conseguir los votos. Aunque estuvo con el intendente la semana pasada, en la reunión que compartió con el diputado Martín Tetaz, el asunto ni siquiera se comentó de pasada. Cuando unos días después del encuentro recibió una consulta periodística sobre cómo procedería su mayor contribuyente, Coria se limitó a mencionar lo ocupado que estaba ese hombre como para pensar en la asamblea del martes.
La semana de los aumentos también incluiría al del boleto. Sin respuestas de Provincia y Nación al pedido de más subsidios para empezar a equilibrar los que recibe el área metropolitana, Montenegro se apresta a firmar el decreto.
El kirchnerismo prepara su artillería pesada para disparar contra los incrementos. Responsabilizará al intendente de aumentarlo todo sin mejorar nada. Lo hará después de otra semana en que la interna del PJ volvió a dividir aguas. La foto de distensión del lunes, con el presidente entrante, el saliente y dirigentes de las dos listas, parecía haber apaciguado la batalla. Pero la versión de que Máximo Kirchner había llamado a la nómina perdedora, y los términos con que Juan Manuel Rapacioli la desmintió, volvieron a encender la mecha.
El Frente de Todos prepara su artillería pesada para disparar contra los incrementos. Responsabilizará al intendente de aumentarlo todo sin mejorar nada.
En pleno fuego cruzado (abajo, pero sobre todo arriba, entre las diversas tribus del Frente de Todos), la titular de la Anses, Fernanda Raverta, posó con Alberto Fernández para anunciar el bono de $ 6000 a jubilados. Ese tipo de gestos y el perfil bajo con que se mueve en la interna del Gobierno le permiten seguir teniendo en su tropa marplatense a sectores cercanos al Presidente como el Movimiento Evita, que a nivel nacional obra cual contrapeso de La Cámpora.
En el plano provincial, lo que venía madurando se concretó: Débora Indarte renunció al bloque del Frente de Todos en la Cámara de Diputados. Su esposo, Rodolfo “Manino” Iriart, se preocupó por aclarar que el desenlace no obedeció, con exclusividad, a la interna de Mar del Plata. “Eso rebasó el vaso”, dijo, y recordó “las agresiones y despidos” que sufrió su sector, así como la falta de tratamiento de los proyectos de Indarte.
En medio de las especulaciones sobre cómo podría impactar la decisión en el quórum para tratar los proyectos impulsados por Axel Kicillof, el director del Correo hizo notar que la renuncia a la bancada no implica una retirada del Frente de Todos. Está claro, de todos modos, que los términos de cada relación política en el desgastado frente gobernante se irán escribiendo de acá a las elecciones del año próximo bajo las condiciones que surjan de la declaración de guerra o el armisticio que sean capaces de firmar el Presidente y la vice.
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