Daniel Scioli: “En 2015 le propuse a Cristina que Wado integre la fórmula conmigo”

Daniel Scioli: “En 2015 le propuse a Cristina que Wado integre la fórmula conmigo”

Por Jorge Fontevecchia

El flamante ministro de la Producción habla de su paso por Brasil como embajador y asegura que su nuevo cargo es una continuidad de la agenda que venía manejando en el país vecino. Valorado por el kirchnerismo por su lealtad, y amigo personal de Alberto Fernández, el Frente de Todos apuesta a su capacidad comunicacional y su habilidad para desestresar situaciones.

En el último reportaje que yo te hice, en noviembre de 2021, te preguntaba si aceptarías un ministerio donde pudieras ampliar la gestión que hiciste como embajador en Brasil en el tema económico, en desarrollo. Y no solo en esa entrevista, también en la que te hizo el periodista Alejandro Bercovich en el mismo mes de 2021, mencionó que eras el candidato para el Ministerio de Producción después de la derrota de las PASO. ¿Finalmente era una profecía autocumplida, tenía que ser Ministerio de Desarrollo Productivo?

—Se produjeron los hechos conocidos y, a partir de allí, el presidente Alberto Fernández me llama el sábado a la noche y me dice: “Daniel necesito un favor, que te hagas cargo del ministerio”. Yo le dije: “Alberto, vos sabés que siempre contás conmigo por sobre todas las cosas, somos amigos, sabés mi compromiso, dame unos días porque tengo que dejar ordenado”. Aparte tenía mi residencia allá, mis pertenencias, y no podía cerrar una etapa así abruptamente, sino que por respeto a tanta gente que me ayudó a reconstruir esta relación empresario, gobierno, ministro, diplomático. Al presidente Bolsonaro quería ir personalmente a saludarlo.

—¿Lo esperabas?

—No, la verdad que no, porque se trabajaba a partir del retiro de Kulfas del ministerio, se hablaba de otras personas, todas muy calificadas para poder ocuparlo. Pero el Presidente me dijo: “Vos tenés un gran conocimiento de todo el mundo empresarial, sabemos la empatía que tienen con vos, tu experiencia, te necesito acá”. Y yo a veces en broma le decía: “Alberto, sabés que siempre podés contar conmigo para ir a cortar el pasto a Olivos, para lo que sea. Lo que te pido, dejame desarrollar las cosas a mi manera, con mi impronta”. Y esa fue la instrucción que me dio con Brasil, me dijo: “Hacé lo que tengas que hacer, si tenés que dar una vuelta en lancha con Bolsonaro, hacelo. Pero tenemos que reconstruir pensando en lo mejor por la Argentina, la relación con Brasil”. 

—Tu foto con Bolsonaro el último día fue un epílogo, ¿cómo ves sus posibilidades electorales en octubre ahora que ya no sos el embajador en Brasil? 

—La experiencia indica que las elecciones se definen en el sprint final, faltan tres meses y unos días para la primera vuelta. Si uno ve objetivamente las encuestas, el clima político, Lula va camino a ganar la presidencia. Pero, por otra parte, Brasil es un país de una diversidad, de una grandeza, en el cual puede haber también un voto oculto, llamémoslo, que no se expresa en las encuestas, que tiene que ver con el interior profundo de Brasil, que tiene que ver con la estrategia final que se da en los candidatos. Recordemos mi propia elección a presidente contra Macri en 2015. Tres meses antes yo llevaba una ventaja y luego eso se revirtió. Ahora, la construcción política que hizo Lula pensando en un segundo turno, todo indica eso. Las campañas, como están planteadas, y he conversado con los dos con respecto a lo que deberíamos hacer en el tiempo que se viene entre Argentina y Brasil juntos, en un contexto internacional, lo cual nos exige, nos empuja a que responsablemente unamos esfuerzo, tema alimentario, tema energético, el tema electromovilidad, litio, cuenca del potasio para plantas, de fertilizante, toda la cadena agrícola ganadera industrial. Hay que hacer un gran acuerdo y obviamente, por las características de Lula, por la empatía que tiene con el presidente Alberto Fernández, eso se puede lograr y darnos a la Argentina un gran envión. 

—El primer año pospandemia, Brasil y Argentina recuperaron lo que habían perdido el año anterior. Argentina cayó más y recuperó más. Brasil cayó menos y recuperó menos. Pero los dos volvieron en 2021 a la situación de 2019. Ahora en 2022 Argentina está creciendo 5% y Brasil menos de 2%. Más allá de que las consecuencias electorales que esto puede tener a favor de Lula y en contra de Bolsonaro, ¿a qué atribuís la diferencia de crecimiento tanto mayor de Argentina con Brasil, compartiendo más o menos la misma estructura de beneficio, el aumento del precio a las commodities? 

—Nosotros tenemos una particularidad, que es la capacidad de recuperación del país que se puso a prueba también en otros momentos de la historia. Creo que la matriz productiva, creo que todo lo que es el aumento de los precios, de las commodities, creo que lo que ha sido reordenar la economía argentina, enfocarla en la reindustrialización, y veo que en Brasil hay otro tipo de dificultades políticas, un clima intenso se vive en las distintas instituciones del país. Puede haber un poco de incertidumbre con respecto al resultado de la elección y también una inflación que golpea, la mayor en los últimos treinta años.

“Estoy convencido de que del éxito del desarrollo productivo vienen las soluciones de fondo del país”

—¿Será también porque la política económica de Pablo Guedes es una política más parecida a la de Macri y la política económica argentina es más parecida a la de Lula? 

—Sí. 

—Me gustaría que compartieras con los lectores esa vez que te viste con Lula antes de las elecciones de 2015, en que te llama y te dice: “Si usted no gana, vamos a perder también en Brasil, usted tiene la obligación de ganar, porque si no, produce un efecto de arrastre”. 

—“Hacé lo que tengas que hacer pero ganá la elección porque esto va a tener impacto en toda Latinoamérica”, esto fue lo que me dijo, incluso fue más allá, esa característica que describe a Lula cuando me dijo: “Si para eso tenés que hablar mal de mí o de Dilma, decilo, no hay problema, pero ganá”. Y yo creo que él ahora, con la responsabilidad de su candidatura, está haciendo todo lo que puede hacer para poder ganar. La construcción política de la elección de su vicepresidente, la alianza con otros partidos, su mensaje de conciliación, buscando la concordia, la fraternidad, rescatando los mejores pasos de su gobierno y proyectándolo al futuro que se viene, con un capítulo muy especial en la política internacional. Pero Bolsonaro también, nunca hay que subestimar que está gobernando y tiene todavía tres meses por delante. 

“El crecimiento también te genera nuevos problemas, más demanda de gasoil, más demanda de reservas”

—Como un regreso de aquel 2015, para 2023 Lula y sus economistas plantean una moneda común, ¿qué pensás de la posibilidad de una moneda común del Mercosur? Y con un Lula presidente impulsando una moneda común, ¿podría ser también para la Argentina la forma de resolver sus problemas macroeconómicos con la inflación? 

—Uno de los puntos que tengo identificados en ese gran acuerdo al que habría que llegar con la eventualidad de Lula presidente, y que lo hablamos hace pocas horas, incluso se lo comenté al presidente Alberto Fernández, le dije: “Tengo claramente identificado dónde tenemos que fortalecer la integración, energética, las reservas de gas de Bolivia están declinando, Argentina con la decisión que se tomó de poner en marcha el gasoducto nos va a permitir no solamente mayor caudal de gas dentro del territorio argentino, sino exportar más, básicamente a Brasil y Chile, y nos va a solucionar el problema de la matriz del déficit estructural con Brasil”, ese es uno de los temas. El otro tema, el impacto de la desgraciada guerra nos tiene que hacer tomar conciencia, por ejemplo, de que Brasil depende del 30% de la importación de fertilizantes. Nosotros tenemos una cuenca de potasio. Podemos encarar inversiones para tener nuestros propios fertilizantes, los volúmenes que necesita todo nuestro complejo agroalimentario. La electromovilidad, el futuro se aceleró pospandemia, tenemos el litio, industrializarlo, inversiones.

—¿En algún momento hablaste con Lula de la moneda común?

—Hablé, sí, el propio Guedes hizo referencia al tema, y de hecho acá se había implementado, pero tuvo poco efecto práctico, es decir fue muy bajo el volumen del intercambio comercial de transacciones en reales. 

—Una moneda simplemente para el intercambio de los dos países.

—Le dije a Lula, todo bien, bárbaro la armonía ideológica, política, pero tuvimos 52 mil millones de déficit con Brasil en los últimos 15 años. Para que él entienda también por qué mi buena relación, la mejor relación posible con las autoridades actuales de Brasil, porque tenía que solucionar controversias, por la situación de Argentina. Yo no podía tener 8 mil millones de dólares de déficit por año, porque tuvimos que abordar distintos temas muy complejos que impactan positivamente en las economías regionales y por eso el año pasado terminamos con un equilibrio comercial, de superávit para Argentina y con récord de exportaciones de los últimos ocho años. 

—¿Recomendaste a alguien para que sea sucesor en Brasil? 

—No, pero hay un equipo armado que si le da continuidad institucional, quien está a cargo, quien fue hasta ahora mi segundo, el jefe de la misión de Cancillería, un diplomático de carrera muy experimentado que incluso se hizo cargo de la embajada, porque yo no podía llegar por el tema de la pandemia, seis meses antes de que yo me haga cargo, en agosto del 2020, que es Pablo De Angelis, queda a cargo hasta que seguramente el presidente decida el nuevo embajador, puede ser que tenga que ver también con esperar el resultado electoral. Y también tenemos un equipo muy cohesionado, los diez consulados con una fuerte impronta ejecutiva comercial, con Luis Kreckler como un pilar muy importante. 

—Que ya había sido embajador en Brasil, además.

—Así es. 

—Hablemos de economía, tu primera reunión, incluso antes de asumir como ministro, fue el día anterior a asumir con Martín Guzmán y Miguel Pesce, ¿qué te encontraste en ese encuentro de la macroeconomía argentina? 

—Estoy convencido de que este ministerio tiene que interactuar en las cosas coyunturales, por ejemplo la utilización y la aplicación de los dólares de reserva, optimizarlo con el Banco Central, con el Ministerio de Economía, con la AFIP, con la Aduana, con la Secretaría de Comercio, no puede ser como un lugar estanco, porque todo tiene que ver con todo. Entonces nosotros, en un momento, con este contexto internacional y con los nuevos desafíos que exige el crecimiento, el crecimiento también te genera nuevos problemas, más demanda de gasoil, más demanda de reservas, entonces el Ministerio de Desarrollo Productivo, que estoy convencido, porque en este breve tiempo lo estuve analizando, y también un poco la experiencia de Brasil fue de esas características, como yo trabajaba con todos los ministerios, porque hace la logística, la relación con Brasil, hace la energía de la relación con Brasil, el Ministerio de Desarrollo Productivo, por ejemplo, mi primera reunión con un par mío, un ministro, fue con el ministro de Educación, porque tenemos que vincular la educación al mundo del trabajo, y tenemos que capacitar a toda esa gente que está reclamando, que está protestando por más planes sociales, etc.; tenemos que ir a las causas profundas que generan los piquetes. Entonces, el camino es puesto de trabajo genuino. Eso se hace con educación, con escuelas técnicas, vincularlas al mundo del trabajo. Y mi primera visita como ministro fue al INTI, porque creo en el Instituto Nacional de Tecnología Industrial, todo el valor del conocimiento y lograr mayor productividad y soluciones innovadoras. 

“Siempre los desafíos inspiraron mi vida y en este momento yo siento que puedo hacer mi aporte con mi experiencia”

—El trigo transgénico como ejemplo. 

—Por ejemplo, ese caso. 

—Tu plan económico en 2015, si hubieras ganado la elección, en esencia, ¿sería similar a este de Guzmán y Alberto Fernández? 

—Mirá la paradoja, que era la agenda del desarrollo argentino, es decir, estoy convencido de que del éxito del desarrollo productivo vienen las soluciones de fondo del país, porque si tenés más desarrollo, más crecimiento, más actividad económica, te genera un círculo virtuoso de más ingreso al Estado para poder invertir más en salud, en educación, en seguridad, los servicios que se tienen que dar. Si hay un crecimiento económico, te demanda más empleo, que es el mejor ordenador social. En aquel momento sentía que el país, que estaba desendeudado, que tenía temas pendientes, tenía que encarar una etapa de la agenda del desarrollo, y alertaba sobre lo que podía venir: agenda del ajuste. Pero eso ya pasó. Hoy veo las grandes oportunidades de Argentina con todo lo que es la demanda de energía, con lo que significa Vaca Muerta, por eso ya había identificado... 

—Vuelvo, pero la filosofía es la misma. 

—La filosofía del desarrollo. 

—Dos de los tres secretarios que integran el ministerio, que ya fueron parte de gabinetes anteriores tuyos, Schale en Industria, en la provincia de Buenos Aires, y Merediz también en la provincia de Buenos Aires, ocuparon cargos similares. 

—Sí, me conocen muy bien, saben por qué duplicamos los parques industriales, saben que a cada parque industrial le habíamos puesto una escuela de oficio para educar y formar mano de obra de acuerdo a la demanda de ese su lugar. Saben mi compromiso con industrializar la ruralidad. Por ejemplo, en Tres Arroyos el 60% de la cosecha se convertía en fábrica de pastas, de lácteos, de otras cosas. Es decir, esa es mi concepción de la agenda del desarrollo, ahora esta responsabilidad que me confió el Presidente en un contexto muy difícil, porque sabemos todo lo que está pasando. 

“La vida me enseñó eso, el dolor, el sufrimiento, superar adversidades, no quejarme”

—¿Hablaste con Matías Kulfas? 

—Sí, claro. Siempre fui un fanático de las transiciones ordenadas. Cuando asumí como embajador, me reuní con todos lo que habían sido embajadores, de todos los partidos políticos, por ejemplo con Carlos Magariños, con Diego Guelar, obviamente con Luis Kreckler, con Pablo Lohlé, y otros. Cuando fui gobernador hice lo mismo, me acuerdo mis charlas con Felipe y con Duhalde, porque uno no puede pensar que cuando empieza todo lo que se hizo está mal o viene a refundar un ministerio, que aparte tenía alineamiento y políticas muy ordenadas y muy claras. Entonces hablé largo y tendido con él, porque si hay un ministerio en el cual yo me apoyaba para mi agenda con Brasil, era el ministerio que llevaba adelante Matías Kulfas, y articulábamos todo el tiempo. 

—¿Sos un activo político para el gabinete porque no sos ni kirchnerista ni albertista, sino una expresión del panperonismo autónoma?

—No, yo me he vuelto muy pragmático. Será la vida y esta experiencia de Brasil, cuando lo escucho al propio de Guedes, me dice: “Daniel, acá no es cuestión de izquierda, de derecha, acá las cosas son buenas o malas para nuestro país”. Entonces soy un trabajador, un hombre comprometido con mi país, donde siempre demostré asumir desafíos y no especulando en momentos muy particulares. Sí analizás mi carrera política, este año se cumplen 25 años, mi ingreso a la política fue bajarme de una lancha y disputar una interna contra Miguel Ángel Toma. Y todos me decían: ¿pero qué vas a intentar? Te van a ganar fácil. Y ocurrió, cuando me metí en el Ministerio de Turismo y Deporte, la Secretaría de Turismo y Deporte, decían: “Pero te estás suicidando políticamente, acabás de ganar una banca de diputado”, pero sentía que en el país podía ayudar en ese momento con el turismo a recuperar empleo, las economías regionales. Cuando integré la fórmula con Néstor me decían: “Pero escuchame, no tienen posibilidades”. Y bueno, confié, me la jugué. Cuando arranqué como gobernador, que ya estaba para jefe de Gobierno, candidato muy bien posicionado, me dijeron: “No vas a poder lograrlo, la Provincia tiene un problema estructural, etc.”. Me la jugué y así cuando fui a Brasil, me dicen: “¿A Brasil, con Bolsonaro?”. Pero siempre los desafíos inspiraron mi vida y en este momento yo siento que puedo hacer mi aporte con mi experiencia. 

—Uno de tus atributos es la habilidad en el manejo de la comunicación, que es uno de los elementos que cada tanto se le critican al actual gobierno, que faltan voceros que defiendan la gestión, ¿vos vas a ser de alguna manera un poco esa voz que falta?

—No, yo voy a comunicar desde lo que hacemos, el ministerio, los programas que tenemos para conocimiento de las pequeñas y medianas empresas, de los jóvenes. Hay muchos programas para el primer empleo. Todo el apoyo que damos a los parques industriales. Los créditos para que las pequeñas y medianas empresas puedan reequiparse, incorporar bienes de capitales para ampliar la capacidad industrial instalada. Mi rol es ese. Sí repasar lo que hice en Brasil, estuve dos años haciendo referencia a mi agenda de Brasil, y hoy el mundo de las redes sociales te permite comunicar, pero obviamente en esta circunstancia, en esta misión, te agradezco mucho, agradezco este buque insignia del peronismo, como me gusta hacer referencia, con un gran capitán como vos que me permita, ya ahora más en profundidad, exponer mis ideas. Y como yo decía cuando era gobernador, inversores de más de mil dólares los atiende personalmente, y ahora encima más de cien dólares quienes vengan a producir, a generar empleo, estamos a disposición. 

—Vos te autopercibiste, lo escuché en una declaración tuya reciente, como especialista en “desestresar situaciones”. ¿Cómo se te ocurrió esa definición de vos mismo? 

—Con pragmatismo, porque a veces he enfrentado en la vida, no en la política, situaciones muy complejas, siempre digo: el tiempo es un gran ordenador y reivindicador también. 

—¿La verdad es hija del tiempo? 

—Y sí, muchas veces la verdad, sí, es hija del tiempo. El tiempo es un ordenador y me sale naturalmente acercar posiciones, descomprimir conflictos. Y cuando uno tiene que gobernar, y la experiencia tan fuerte que ha sido gobernar ocho años la provincia de Buenos Aires, te da un máster en eso. 

“Nunca voy a poner en riesgo la institucionalidad del país”

—Mencionaste también en una reciente declaración “bomberos piromaníacos” porque se te compara con un bombero, ¿y qué quiere decir bomberos piromaníacos? 

—Se me ocurrió cuando estaba en una entrevista en un canal de cable, y veía una gran escenografía, el país incendia hasta a los bomberos, aparecía Martín Guzmán, el Presidente. Entonces les digo a los locutores con mucho respeto, aparte es un programa que yo quiero mucho, porque ahí fue mi primer debate.

—Fue tu debut en el debate. 

—En A dos voces, claro. Entonces dije: “Hay que tener cuidado con los bomberos piromaníacos, porque aquellos que generan el conflicto después aparecen especulando sobre eso”. 

—Manzur es el jefe de Gabinete, ahora le va a tocar lidiar con un ministro que tiene más credenciales que él. 

—No, Juan es un tipo extraordinario. Tuve la mejor relación. Ya hablé varias veces estos días, fue uno de los gobernadores que vinieron a Brasil, fue de los primeros en llamarme y darme todo el respaldo, y estoy seguro de que vamos a trabajar muy bien. Acá lo que tenemos, no hay que creérsela, con humildad, con mucho trabajo y siendo un eslabón más en toda esta cadena, todos necesitamos de todos. 

—En el anterior reportaje decías que lograste sanar la grieta con Brasil en tu gestión como embajador, ¿creés que podrás sanear también la grieta dentro del Frente de Todos y las diferencias que hay entre un sector y otro? 

—Yo creo que la agenda del desarrollo productivo tiene que ser una política de Estado, tiene que unir a todos los sectores políticos, no solamente la diversidad del Frente de Todos, porque si no pudo unir el trabajo, la industria, el fomento al primer empleo, todo el impacto que esto tiene en la clase media; tiene que ser una política de Estado. Queremos un país de la mano de la ciencia y la tecnología, agregar valor a las materias primas. Un país pujante en lo productivo. Siento que esta es una agenda de por sí, naturalmente de consenso. 

—¿Qué pensás cuando el Papa dice que la Tercera Guerra Mundial ya comenzó? 

—Lo escucho con mucho respeto, atención y evidentemente con la información que él debe tener. Estamos viendo consecuencias, efectos humanitarios en primer lugar, tan desgraciados, geopolíticos, económicos y sociales. Lo cual, con esta desgracia de por medio, a la Argentina la encuentra asentada en sectores estratégicos de cara a la demanda mundial. Yo veo eso, más allá de las coyunturas, las dificultades, soy muy optimista.

—Un artículo reciente publicado por McKinsey en “Quarterly” señala que las guerras navales del siglo XIX aceleraron el pasaje de las embarcaciones de vela hacia las impulsadas por carbón, que la Primera Guerra Mundial provocó el cambio del carbón al petróleo. Que la Segunda Guerra Mundial introdujo la energía nuclear y que en cada uno de estos casos las innovaciones en tiempo de guerra fluyeron directamente hacia la economía civil y marcaron el comienzo de la nueva era. Podría agregar también la aviación comercial como parte del desarrollo de la aviación militar. ¿Creés que están dadas las condiciones para que Argentina pueda tener una situación equivalente a los veinte años de viento de cola que tuvo en las dos guerras mundiales? 

—Nosotros tenemos que creer y confiar en nuestra materia gris, en nuestras riquezas naturales, en nuestro espíritu emprendedor, en la fuerza de nuestros trabajadores, más allá de coyunturas internacionales que pueden acelerar o disminuir esta posibilidad de desarrollo. No tenemos que especular y pensar que ahora, porque hay estos problemas, en la Argentina tiene que estar en el ADN nuestro la agenda del desarrollo. Cuando veo la diversidad del turismo, lo que está pasando del turismo receptivo con Brasil, como todo, no hay que esperar. Yo no esperé a que nos vengan a comprar, salí a vender en Brasil, yo mismo iba a los supermercados. No espero que los brasileños vengan. Hice una reunión con 162 agencias de viajes, los mayores operadores, y logré con Aerolíneas Argentinas que pusieran un vuelo directo uniendo las dos capitales, Brasilia y Buenos Aires, que viene siempre lleno. Las cosas hay que ir a buscarlas, no pasan solas.

“Siempre fui un fanático de las transiciones ordenadas”

—Cuando al presidente Alberto Fernández, el canciller alemán Scholz lo invita al G7, ¿pareciera estar otra vez la situación de que Argentina puede ser un proveedor estratégico mundial, como lo fue en la Primera y Segunda Guerra Mundial? 

—No tengo duda. Y si Argentina y Brasil estamos juntos, más fuertes todavía, esa es la clave. 

—¿Al próximo presidente, en diciembre de 2023, le podría llegar a tocar una situación de viento de cola mayor que la que tuvo Néstor Kirchner y vos de vicepresidente del año 2003?

—Con un gasoducto terminado, con un contexto internacional, con todo lo que está ocurriendo en la incorporación de tecnología a todo el complejo agroalimentario, con todo lo que está ocurriendo en el sector de la minería, seis grandes proyectos de minería con inversiones de miles de millones de dólares. La demanda de litio, la demanda de cobre, estoy viendo eso. 

—En 2017 fuiste 5º en la lista de diputados después de haber sido candidato a presidente, ¿resintió en algo eso tu relación con el kirchnerismo? 

—Para nada, al contrario. Eso que si vas quinto, cuarto, tercero en una lista, cuando entrás en la Cámara de Diputados, sos diputado. No se recuerda si fuiste 5º, depende, como todo, de tu voluntad y tu ganas de trabajar. 

—¿Es cierto que Néstor Kirchner, siendo vos vicepresidente, no te atendió el teléfono durante bastante tiempo y te castigó de esa manera? 

—Yo me puse en lugar de él y lo entendí con el tiempo. Y seguramente mi ímpetu lo habrá molestado. Él tenía su forma de expresar su enojo, pero siempre me respetó institucionalmente. Nunca hubo un acto de 9 de Julio, 25 de Mayo, que yo no recibiera la invitación formal para estar al lado de él, y cada vez que se iba de viaje por alguna circunstancia, que Daniel se haga cargo. 

—¿Es cierto que en ese momento, muchos de los ministros también te esquivaban porque tenían miedo frente a que el presidente no te atendía, con la excepción de uno, Alberto Fernández?

—De Rafael Bielsa también, que siempre tenía una relación personal. Alberto fue el que una vez facilitó que nos reencontráramos y tuviéramos una charla a fondo en la cual yo le expresé que si había alguna actitud mía, gestos, no era por mala fe, era por la inexperiencia. ¿Te molestó?, te pido disculpas.

—¿Se puede decir que hoy sos amigo de verdad de Alberto Fernández y por eso fuiste uno de los pocos invitados al cumpleaños del 2 de abril?

—No, no de ahora, de muchos años, porque los años que él estuvo muy alejado nunca dejé de escucharlo, de considerarlo, de respetarlo. Yo soy así, y un día le conté la historia mía con el Papa. Te acordás que el papa Francisco, siendo arzobispo de Buenos Aires, había una visión sobre él muy crítica y nunca dejaba yo de ir a verlo, por mi creencia católica, porque me hacía bien conversar con él. Y el Papa, cuando es electo papa a través de un amigo común, me dice que cuando vaya a Roma lo vaya a visitar. Se dio un viaje a Roma, y coordino, a las 5 de la tarde estoy en Santa Marta. Llego y pensé que iba a ser un saludo, estuvimos una hora y media conversando y me dijo: “Nunca me voy a olvidar tu actitud”. Le dije a Alberto cuando iba camino a la Presidencia, espero que como el Papa no te olvides y tengas presente aquellos momentos. Y los tuvo, por los gestos que tuvo de confiarme la embajada, ahora de convocarme, y eso para mí tiene un valor muy importante a esta altura de mi vida. 

“Soy un trabajador, un hombre comprometido con mi país, donde siempre demostré asumir desafíos y no especulando en momentos muy particulares”

—Esta semana, en un gesto de unidad, se reunió el Partido Justicialista bonaerense en La Plata y allí Máximo Kirchner habló de “establecer una metodología de trabajo y una mística que nos permita continuar con el gobierno”, ¿tenés diálogo con Máximo Kirchner, cómo es tu relación con él? 

—Muy buena relación, cada vez que nos hemos encontrado, respeto, afecto y como que a veces siento que me ve y dice, fue el vice que eligió mi viejo, y como lo dijo Néstor, y creo que una vez lo dijo públicamente: “Con vos no me equivoqué, Daniel”. Y Cristina siempre me lo recordaba, me dice: “Mirá, a veces le hacías agarrar alguna rabieta, pero si hay alguien que no va a traicionar, si hay alguien que sostiene, es coherente, es Daniel”. 

—Tu relación con La Cámpora fue conflictiva siendo gobernador. 

—Yo nunca fui quejoso. A veces lo digo en términos futbolísticos, soy el pichichi, salí goleador de Villa La Ñata y para hacer un gol te tenás que meter en el área chica, alguna patada te tenés que comer. Una vez me pegaron de atrás, me fracturé la clavícula porque, obviamente, no tengo punto de apoyo sobre el lado derecho, entonces nunca puse los términos quejosos. Sos gobernador, te la tenés que bancar y tenés que saber que las cosas son así. La vida me enseñó eso, el dolor, el sufrimiento, superar adversidades, no quejarme. Y cuando he tenido los dolores tan profundos que he tenido como significa perder un brazo, te forjan una personalidad distinta, sin rencor, sin revanchismo; al contrario, de gratitud. 

—Te reuniste con Cristina Kirchner en el Senado hace algunas semanas, ¿cómo está la relación con ella? 

—Muy buena. 

—¿Cómo fue evolucionando a lo largo del tiempo?

—Muy buena en lo personal y en lo político, desde todo punto de vista, de afecto, de respeto. Me gusta siempre escuchar su visión de las cosas, su experiencia. Estaba muy interesada en conocer cómo veo yo el proceso político de Brasil. Fue muy generosa al elogiar mi trabajo, la impronta que le di a la embajada. Ella cree que cada embajada tiene que ser una unidad de promoción de negocios de exportación de la Argentina. 

—¿Ves alguna evolución en ella, esa que viste hace un par de semanas y aquella que conociste hace 15 años?

—Cuando uno está en la exigencia, me imagino, de la presidencia de la Nación... y la verdad que por algo fui reelecto gobernador con la mayor cantidad de porcentaje de votos de la historia, tiene que ver con como uníamos esfuerzos en ese momento en la Nación, en la Provincia y se armaron todas esas historias. Nosotros teníamos nuestros encuentros, lo hablo con ella en términos de broma, yo sé que te hacían rabiar algunas cosas, pero la verdad yo siempre estoy. Cuántos pueden decir que hace veinte años están en el mismo espacio político. 

—¿Valoran tu lealtad? 

—Muchísimo, y el tiempo también es reivindicador en eso, la valoran. Pero más que la lealtad, que puede sonar un término político, valoran, creo, mi compromiso, mi entrega, mi capacidad de trabajo, mi dedicación. 

—Estuviste en La Plata, ¿cómo es el vínculo con el gobernador, con el ministro de Producción de la Provincia, Andrés Larroque, que es de La Cámpora?

—Bueno, como ministro de Desarrollo Productivo en lo que representa la provincia de Buenos Aires, el 40% del PBI.

—El 50% de la producción industrial. 

—El 50% de toda la matriz industrial, lo que significa la relación con Brasil. Y él quedó muy agradecido y cumplió holgadamente la expectativa cuando le organicé una misión comercial a San Pablo.

—A Kicillof te estás refiriendo ahora. 

—Claro, cuando le organicé a Axel una misión comercial a San Pablo, que trabajamos la previa con Augusto Costa y lo que pensé apenas asumí, mi primer día de trabajo cuando vi e identifiqué con colaboradores...

—¿Era simbólico tu primer día de trabajo ir a La Plata?

—Reunirme con el gobernador, se dio en La Plata, con su ministro de la Producción, porque veo que todo el programa de Parques Industriales, de Primer Empleo, de desarrollo de la pyme, todo lo que estamos haciendo, el Banco Provincia, el microcrédito, tiene que ver con la provincia de Buenos Aires. Voy a reunirme con el gobernador y poner a disposición y sumar y unir esfuerzos en programas municipales, provinciales y nacionales. 

—¿Qué te pasó cuando entraste a la Casa de Gobierno de La Plata después de diez años? 

—Había estado ya, apenas asumió. 

—Pero ahora volvías. Una cosa era volver a la asunción de alguien de tu mismo partido, otra cosa es volver vos en función.

—Cuántos recuerdos, cuántas veces en ese ascensor, cuántas veces entré en ese patio. Pero bien, la verdad es que fue una responsabilidad muy grande y, como me decía él, como gobernador estás ahí, como en una guardia de un hospital, atendiendo emergencias todo el tiempo, y situaciones. Me recibió con una gran calidez personal y con muchas ganas de hacer cosas juntos. De hecho, la semana próxima va a estar en Mar del Plata, en un gran encuentro de empresarios, ahí hay un tema estratégico que es el Canal Magdalena, que es lo que va a potenciar el puerto de La Plata sin tener que hacer todo un codo ahí, pasa por el puerto de Montevideo, descomprime el puerto de Buenos Aires y recordarás que esa fue una ley que saqué inicialmente de iniciativa privada y fue la inversión portuaria más grande de la Argentina en los últimos cincuenta años, puerto construido en la ciudad de La Plata, descomprime el puerto de Buenos Aires, que puede transformarse, de acuerdo al proyecto que tiene Horacio Rodríguez Larreta, en un puerto de crucero. Descongestiona el tránsito de toda esta zona de la Ciudad, y juntamente con el anillo de circunvalación, la Ruta 6, que llegaría al puerto, genera un gran polo logístico de desarrollo. Estuvimos hablando de esto, estuvimos hablando de las plataformas de petróleo marítimas, debate estando en Mar del Plata y conociendo lo que significa para mí la ciudad de Mar del Plata, el desarrollo de la pesca, otros sectores productivos. Vamos a estar juntos en Mar del Plata, seguramente. 

“Tenemos una particularidad, que es la capacidad de recuperación del país, que se puso a prueba también en otros momentos de la historia”

—El otro componente del Frente de Todos es el Frente Renovador, ¿cómo está tu relación con Sergio Massa? 

—Hablamos hace pocas horas, por la agenda legislativa que tenemos por delante. Como cuando digo que tengo que trabajar con todos los ministros, todos los gobernadores y también con los embajadores. Ahora, a partir de la experiencia que tengo, me han hecho llegar las agendas que tienen de misiones comerciales. A Sergio lo respeto, lo valoro como un pilar muy importante dentro de lo que ha sido la construcción del Frente de Todos, tenemos una agenda legislativa, Ley de Compre Argentino, electromovilidad, autopartes e industria automotriz. Vamos a tener que trabajar juntos y, más allá de visiones distintas que uno puede tener, o desencuentros, creo que hay una responsabilidad mayor que tiene que hacer superar esa diferencia, que tiene que ver con con la situación del país, que exige lo mejor de cada uno. 

—¿Qué pasó entre ustedes en 2013, cuando vos decidiste no acompañar a Massa y a Macri en las legislativas? 

—Yo sabía que ganaba la elección, pero perdía el país. Nunca voy a poner en riesgo la institucionalidad del país. Y él me lo planteó generosamente, con convicción, de hecho le fue muy bien, ganó la elección, pero para mí era ganar una elección, ¿y después qué? Entonces pensé en eso. Y cuando ves la historia, cada vez que hubo un conflicto entre los gobernadores de la provincia y el presidente en su momento, sufrió el país, la provincia y la gente. 

—Por lo que pasó luego con Macri, dado que en ese momento Massa fue aliado de Macri, ¿la historia te dio la razón a vos y no a Massa?

—Él ganó la elección y tuvo su gran mérito. Y después peleó la presidencia en 2015, fue el tercer espacio político. 

—¿Es correcta esa versión que dice que Alberto Fernández te dijo que, si llegado el momento de construir las listas para las PASO él no estuviera bien ubicado en las encuestas, apoyará tu candidatura a presidente? 

—No, para nada, quiero descartar cualquier especulación o comentarios al respecto. Lo que hay evidentemente son problemas de Argentina, que el Presidente está enfrentando, la verdad es que no ha tenido paz, desde que empezó su gobierno fue primero la pandemia, la negociación con el Fondo, el impacto de la guerra, reconstruir el tejido productivo, social, administrar estas tensiones dentro del Frente de Todos. Siento que él está abocado a eso. Y si la gente ve que realmente el Gobierno va cumpliendo todas las expectativas que tiene el pueblo argentino, reactivando la economía, respuesta a todos los temas de la agenda cotidiana de una familia, la gente misma va a ser la que va a pedir la continuidad de la elección del Presidente, viendo cuál es su decisión y su voluntad y, si no, se generará otro mecanismo. No tengo un criterio individualista, estoy dentro de un partido político, dentro de un espacio, dentro de un frente, se verá cuando llegue el momento. Me parece todo tan prematuro. 

—El Presidente, en esta misma serie de reportajes, anunció en diciembre pasado que quería que hubiera PASO; incluso para la elección de presidente, mencionó lo exitosas que fueron las PASO para la oposición en algunos distritos. En esas PASO, ¿tendría que haber representantes de los distintos sectores que conforman hoy el Frente de Todos?

—Sí, pero dede la base de la militancia de un consejero escolar, un concejal, un intendente, todas las categorías, muy movilizadora y muy integradora. Siento que en esto la oposición ha tenido una ingeniería electoral muy inteligente, que se dio en 2015 después de la Comisión de los Radicales, que se dio también en la elección de 2021, y veremos cuando llegue el momento. 

—En esa conformación de tres componentes que tiene el Frente de Todos, uno es el kirchnerismo, allí de quien se habla es de Wado de Pedro, otro es del Frente Renovador, del que se habla es del propio Sergio Massa, y después está Alberto Fernández y eventualmente allí vos si él no fuera. ¿Hablás con Wado de Pedro? 

—Hablo con todos, tengo muy buena relación con Wado. De hecho, en su momento, cuando fue la definición del vice, yo había conversado con Cristina porque decía que Wado integrara la fórmula conmigo.

—En 2015. 

—En 2015, exactamente. Tuvimos muy buena relación, porque aparte, Silvina Batakis, quien fue mi ministra de Economía, es la responsable de Economía de la provincia y trabaja con él. 

—¿Podría ser una fórmula para 2023?

—No pienso en ninguna fórmula. Mi preocupación es cómo levantamos más persianas de fábricas, cómo generamos empleo joven. Digo, sinceramente, estoy abocado a eso. Si hubiese sido para especular o pensando en eso, me quedaba en Brasil, tenía una agenda de gobernadores, empresarios.

—No, eso que vos te hubieras querido quedar en Brasil… todo lo que vos quieras, pero para una eventual candidatura en la Argentina, volver a tomar visibilidad en el país es más necesario. Pasemos a la oposición. Me contaste en el reportaje anterior que el propio Lula te había pedido que le mandaras audiovisuales de Milei, que estaba interesado en tratar de entender cuál es la... 

—Estos fenómenos que se dan, candidatos que emergen, que tienen un gran respaldo, no solamente en Argentina.

—El caso de Hernández en Colombia, por ejemplo ahora, ¿cuál es tu visión hoy de Milei, si ves que, como muchos dicen, llegó a su cenit y empieza a decrecer, si apareció demasiado antes?

—Mirá, ha generado algo con la sociedad, se identificó particularmente con los jóvenes, empatía, el desafío de él es sostener, adecuar, darle más contenido. Se verá. 

—Los hijos de Bolsonaro tienen una relación con Milei, ¿Bolsonaro te preguntó alguna vez por Milei? 

—No, nunca. Sé que Eduardo Bolsonaro tiene relación con él. Incluso hace poco hicieron un live. Yo tuve una buena relación con ellos, más que nada para explicarles algunas cosas. les dije: “Córtenla con esto de que Argentina, el comunismo, nada que ver, Argentina es Argentina”. Hablándole al núcleo duro de ellos. Pero fijate cómo son las cosas: termina Bolsonaro después de su hipertrumpismo, reuniéndose con Biden, en buena hora. Le pregunté cómo le había ido, bien me dijo, el otro día en la casa. 

—¿Creés que Macri puede ser candidato a presidente el año próximo? 

—No sé cómo van a resolver ellos. Evidentemente los movimientos de él, la agenda de él, las definiciones de él, tienen que ver con un posicionamiento similar al que había en 2015. Él se oponía a todo. Vamos a recuperar Aerolíneas, no. Vamos a recuperar el ferrocarril, no. Quería ser él la contracara de toda política y todo lo que estábamos llevando adelante. Creo que en esta oportunidad son los ciclos de la democracia, la gente demanda candidatos de otras características, y no sé si el pueblo argentino en la próxima elección, si es exitoso este tiempo que hay por delante, no va a querer...

—Cuando volvés a ver tu debate con él y lo que vos dijiste en el debate, ¿qué te pasa? 

—Lo que me dice la gente: cuánta razón tenía. Pero él lo planteó en una estrategia de campaña... 

—Compartí con los lectores que pueden no recordar exactamente las cosas que vos dijiste que iba a hacer y terminó haciendo.

—Es que pasó todo, hasta lo del Fondo se dio. Pero ese momento él tuvo, de la mano de Duran Barba, una estrategia de campaña. Sabía que la gente no quería cambiar las políticas, quería cambiar por ahí otras cuestiones, y él decía que iba a sostener. Me acuerdo el mensaje que da, creo que después de las PASO, cuando dijo que iba a sostener Aerolíneas. Más allá de eso, como tema puntual, porque soy un convencido y defiendo Aerolíneas Argentinas. Porque no podés analizar el resultado de una empresa solamente en lo económico, sino que tiene un impacto social, de turismo y de transporte por todo el país, a nivel internacional, muy fuerte. Dicho esto, en ese momento planteó una campaña con un gran profesionalismo, un mensaje muy claro, y la gente le creyó, confió, y yo me quedé ahí. 

—Para el Frente de Todos, ¿que Macri fuera el candidato de Juntos por el Cambio sería positivo? 

—El Frente lo que tiene que buscar es poner el mayor esfuerzo en ir haciendo crecer el país, cumpliendo la expectativa de la gente, esta frase a la que el Presidente hace referencia, que ya se ve, la reactivación en el interior del país es muy fuerte, me dicen lo que está ocurriendo en Córdoba, en Santa Fe, y van tener oportunidad. Tenemos una gran agenda del Ministerio de Desarrollo Productivo, con cada una de estas provincias. También es verdad y es para preocuparse, es una prioridad del ministro de Economía, que hay más trabajo, bajó la desocupación al 7%, pero a la gente no le alcanza, le cuesta llegar a fin de mes. Es verdad también. 

—Mencionaste Córdoba, a tu juicio, ¿cuál es el problema del Frente de Todos con Schiaretti y ya lo era cuando vos fuiste candidato?, ¿hay un peronismo distinto en Córdoba?

—Hizo un par de cosas. No tiene que ver con las heridas que quedaron del conflicto con el campo, tiene que ver también con desencuentros que hubo en su momento entre el gobierno nacional y el gobierno de De la Sota.

—Concretamente, la Policía con De la Sota. 

—Sí. Está la caja previsional, el conflicto de la Policía y otras cuestiones. Entonces, hay que interpretar al pueblo de Córdoba, y como me dijo el Papa, el libro de la teoría de aproximación directa, entender la razón. 

“Hay que capacitar a toda esa gente que está reclamando por más planes sociales, tenemos que ir a las causas profundas que generan los piquetes”

—Recordales a los lectores el libro del Papa de la aproximación indirecta. Hablamos el tema hace varios años. Peter Drucker sostenía que el éxito era un camino de aproximaciones sucesivas. 

—Claro, ese libro es muy inspirador, no en la política, en la vida, en todo. Cuando tenés un desencuentro con una persona, aceptate, escuchala, entendela. 

—Pero citá de vuelta el libro del Papa que te había recomendado. 

—Liddell Hart, La teoría de la aproximación indirecta. (N de R: Basil Henry Liddell Hart fue un historiador militar, escritor y periodista británico fallecido en 1970). Pues yo le conté que tenía mucha resistencia a sectores progresistas, centroizquierda, y me sugirió él que tendría que hacer alguna visita a unos países latinoamericanos. Me recomendó juntarme con Michelle Bachelet, me acuerdo, con Dilma en su momento.

—Eso mismo hiciste con Bolsonaro, aproximaciones indirectas. 

—Exactamente, y fui más allá. 

—Más allá de que vos no tengas ese objetivo explícito, ¿soñás alguna noche que Macri es candidato en 2023 y vos sos candidato en 2023, que se repite lo de 2015 y esta vez vos le ganás?

—Cada vez estoy más con los pies en la tierra. Estoy para ayudar al Presidente, a lo que él decida hacer. 

—Entremos en el tema personal, en el acto de asunción estaba tu pareja, Gisela Berger. ¿Cómo siguió tu relación con ella, que inicialmente había tenido turbulencias? 

—Bien, muy bien. Me acompañó mucho en Brasil, muchísimo. Con mi hija Francesca, que fue muy dura la despedida con sus compañeros en el colegio, con los maestros, con el director. 

—¿Era en Brasilia o en San Pablo?

—Un golpe emocional muy fuerte. Brasilia. 

—¿Era el Colegio Internacional?

—La Salle, fue un golpe emocional muy fuerte porque yo ejercí lo que encontré en una palabra, que es la diplomacia emocional, es decir, construí relaciones personales, afecto. Lo que fue la despedida con todos mis colegas embajadores, pues me habían nombrado presidente de todos los embajadores de Latinoamérica y el Caribe, y fue conmovedor. Lo que fue el último asado que le organizamos, estaba mi yerno ahí, había ido mi hija Lorena con mis nietos, todos, porque sabían que eso era un shock y me lo dije de amor y de cosas espirituales muy lindas y dijimos vamos a organizarle un asado. Lo organizó mi yerno y nosotros servíamos la mesa, le convidamos donde estaban todos sentados ahí, y cuando vi al chofer Wagner llorando, un hombre robusto, digo: la pucha, qué fuerte esto, pero qué me pasa, cómo puede ser si estoy acostumbrado a los cambios, si mi vida fue un cambio permanente, el gran cambio que fue acostumbrarme a vivir sin un brazo.

—Te estás poniendo viejo y melancólico. 

—Qué me pasa, fue un cambio, un día era diputado, un día estaba en la lancha, después era diputado, terminé de ser diputado, me sentaba en la Secretaría de Turismo, de ahí el cambio venía vicepresidente, en la butaca del Senado, de ahí me sentaba en La Plata, gobernador. Después pierdo una elección presidencial, con todo lo que significa, de repente nuevamente el Congreso y acostumbrado a un dinamismo de cambio. Pero este cambio fue muy fuerte, no sé por qué, será que construí, fue trepar una montaña.

—¿Vos nunca te psicoanalizaste?

—No, no, hasta los pastores evangelistas, tuve curiosidad de conocer el mundo evangelista. Soy cristiano católico y todos lo saben. Y tuve el honor de que el arzobispo de Brasilia, nombrado ahora como cardenal, que asume en agosto en Roma, un hombre muy cercano al papa Francisco, me recibiera el último día y me diera una despedida maravillosa. Y también vinieron estos pastores, porque resulta que la maestra, mientras estaba la pandemia, había una maestra que le enseñaba a Francesca con sus tres, cuatro años, una argentina que vive ahí. Y un día me dice: “Embajador, los pastores lo invitan a la iglesia”, y me dio curiosidad y fui. 

“Brasil es un país de una diversidad, de una grandeza, en el cual puede haber también un voto oculto, llamémoslo, que no se expresa en las encuestas”

—Son muy importantes en Brasil, la Rede Record, el segundo canal de televisión de Brasil, es de la Iglesia Universal.

—Incluso tiene una bancada que la preside un diputado que estuvo un día en la residencia cenando, tiene más de 140 diputados.

—Vuelvo, ¿creés que te estás poniendo viejo y más sentimental? 

—No, pero en buena hora, dicen que el tiempo te va poniendo duro, a mí me puso más sensible, más emotivo. Después los invito un día a la residencia, vinieron y fue un lindo acontecimiento. Cuando se enteraron de que dejaba Brasilia, como se enteró Bolsonaro a último momento. Tenía vuelo a las 21.00 de la noche de Aerolíneas, eran las ocho menos cuarto, estaba en La Arbolada charlando con él. Entonces esta cuestión de las emociones, y todo el mundo empresario, las automotrices, viajaron especialmente de San Pablo, el presidente de Anfavea, a tener un encuentro conmigo. Le dije tranquilo, lo voy a hablar con el ministro de Producción porque el área ejecutiva era el Ministerio de Producción, lo voy a hablar con Kulfas. Ahora no tengo más excusas, estoy yo del otro lado del mostrador, quédense tranquilos, vamos a seguir haciendo grandes cosas juntos. 

—Tras la derrota de 2015 muchos te dieron por muerto político e incluso te destrataron, recuerdo conversaciones que, por momentos, hasta a veces te sentías ofendido, ¿hay algo de sabor dulce de la reivindicación en todo este proceso de los últimos años, Brasil y ahora volver al gabinete nacional?

—Cuando tuve el accidente, decían que no iba a poder correr más, y después salí campeón del mundo. Cuando me metí en política me dijeron: ¿adónde vas a llegar? Me acuerdo Cavallo en un famoso debate me dijo: “¿Pero usted qué sabe, usted maneja una lancha?”. Pero yo estudié en el Carlos Pellegrini y tuve los mejores promedios. Al tiempo me llama el director del Pellegrini y me dice: “Acá vienen a averiguar su promedio, si usted estudió acá, sin la autorización del alumno, no se lo podemos dar”. Muéstrele todo, por favor, ningún problema. Esa subestimación, esas cosas a veces me motivan, me sacan la fuerza interior, la energía, jamás en modo revancha, nunca, nunca tomé la vida así. La tomo como una autoexigencia de superación y poder hacer cosas por el bien y que me sienta útil. Como me sentí útil en este desafío de reconstruir la relación con Brasil, es muy duro. Dicen que en Brasilia llorás dos veces, cuando llegás. Cuando llegamos me acuerdo esa noche con Gisela, con la beba, era la una de la mañana, fue durísimo. Tengo raíces profundas, Argentina, mis amigos, todo. 

—Además Brasilia, todos los diplomáticos lloran cuando van a Brasilia. 

—Y cuando te volvés la última noche, como decían, llorás también porque vas construyendo una cosa muy especial de vínculo. 

—¿Brasil te unió familiarmente?

—Sí, uno se fortalece y tiene más espacio y tiene más tiempo. Sí, y quiero agradecer a todos los que me apuntalaron anímica y espiritualmente, porque en Brasilia tuve la desgracia de perder a Rafael Perelmiter, que por 42 años trabajó al lado mío y trabajaba ya con mis abuelos, con mis padres, en toda etapa difícil, incluso. 

—El contador de la familia. 

—Mucho más que contador porque en la Provincia tuvo distintas responsabilidades. Era como el consigliere, a veces dicen, era como el rabino que siempre conciliaba. Pero más allá de su rol, era un hombre extraordinario, de una gran calidad personal. Entonces, cuando fue lo de Brasilia, le pedí que me acompañara, él acababa de enviudar, fue, se alquiló un departamento. Yo me levanto siempre muy temprano y allá me levantaba más temprano, cinco y media, seis de la mañana, y le digo: “Rafa, los dos nos levantamos temprano, venite, ocupá una habitación acá”. Entonces era desayunar, almorzar, fue conmovedor, y el impacto que tuvo en Brasil también. Y fue perder a alguien muy querido. 

—¿De qué falleció?

—Un aneurisma en la aorta, 67 años, estaba bárbaro, había ido a ver el museo. Fue un domingo a la tarde, llegó, se sintió mal, un dolor en la cintura, lo llama a Pablo, le hacen una tomografía y había que operar urgente. Cuando llegó el cirujano ya había muerto, se desangró porque le explotó la aorta. Fue terrible. Entonces quiero agradecer. Si vieras el compromiso humano de toda la gente de la embajada, que no había día que no me hicieran compañía, que venían ahí con su familia a hacerme el aguante. Obviamente estaba con mi familia también y los amigos que viajaron pues saben que fue un dolor tremendo. 

—Estamos terminando, me gustaría una reflexión final tuya: ¿en qué es distinto este Daniel Scioli de hoy que aquel de 2015? 

—Brasil me permitió tener más tiempo para leer, para estudiar, para vincularme con gente, si bien siempre fui una persona internacional y me apasiona el mundo Pero el hecho de estar con embajadores, con una agenda de estas características, por ejemplo, curiosidad, lo que están implementando países de la Unión Europea, los Ministerios del Futuro a instancias de la ONU, están viendo las nuevas tecnologías, con el tema del empleo, el tema ambiental, el tema de la industria 4G y otras cuestiones también. Es decir, siento que hubo un tiempo de maduración, de consolidación y de crecimiento personal y también en todo lo que es... 

—Eso es intelectualmente. ¿Y emocionalmente, en qué es distinto de este Scioli de hoy de aquel de 2015?

—El vértigo, con lo que significa la exigencia de gobernar la provincia de Buenos Aires, evidentemente era mucho más manejar una lancha a 250 kilómetros por hora en el agua. Esto me permitió seguramente asentarme más, poner en valor muchas cosas, admitir errores, hacer autocrítica, ves las cosas desde otro lugar, escuchar más, comprender más, tiene que ver mucho con eso.

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