El ministro del Interior acercó posturas con el jefe de diputados del macrismo, que pide priorizar el paquete fiscal y revisar el capítulo de jubilaciones; empujan el reclamo de la Ciudad por los fondos de coparticipación
Matías Moreno
El expresidente Mauricio Macri descansa en Cumelén, su refugio en el Sur desde fines del año pasado, pero los últimos días se mantuvo pendiente de su teléfono. Están los exfuncionarios de Cambiemos que lo llaman para auscultar su opinión respecto de los sondeos para ingresar al gobierno de Javier Milei en puestos codiciados. También están los que le pasan reportes sobre el estado de la negociación entre la Casa Rosada y los bloques aliados en la Cámara de Diputados para garantizar la media sanción al proyecto de ley ómnibus, con el que el líder libertario pretende desregular la economía y reformar el Estado. En esos contactos Macri se muestra ansioso: “¿Qué pasa? ¿Por qué está trabada? Hay que sacarla”, repite.
El exmandatario y fundador de Pro, artífice intelectual junto a Patricia Bullrich del pacto con Milei antes del balotaje, sabe que son horas cruciales para la administración de La Libertad Avanza. Es que Milei no solo requiere la aprobación de la ley para tener la herramienta legal para implementar el ajuste fiscal y llegar al déficit cero, sino que además necesita un triunfo legislativo para fortalecerse en la primavera de su gestión. Por eso, Macri demanda a sus espadas legislativas que colaboren con la aprobación del enorme paquete de reformas que envió el jefe del Estado al Congreso.
Mientras Macri espera con ansias la fumata blanca en el Sur, los funcionarios libertarios y los representantes de Pro en Diputados buscan acercar posturas en Buenos Aires para apurar el tratamiento de la ley ómnibus en el Congreso. En ese sentido, el ministro del Interior, Guillermo Francos, que encabeza la tropa dialoguista del oficialismo, se reunió ayer en el Palacio Duhau con Cristian Ritondo, jefe de bloque de Pro y uno de los hombres fuertes de la oposición parlamentaria. Después de los desencuentros entre ambos por la designación de Martín Menem como titular de la Cámara de Diputados, Francos y Ritondo conversaron durante más de una hora, en unos sillones ubicados cerca de la entrada de la calle Posadas. Se los notó muy distendidos. De hecho, se mostraron de buen humor cuando varios clientes del establecimiento se acercaron a saludarlos e interrumpieron la charla.
Según pudo reconstruir LA NACION, Francos y Ritondo se fueron satisfechos por el resultado del encuentro. Hablaron sobre la estrategia para construir un dictamen mayoritario en el plenario de comisiones y, así, blindar la votación en particular del articulado en el recinto. El jefe de bloque de Pro le sugirió a Francos, que ataja las solicitudes de distintos sectores por los planteos distribuidos en los 664 artículos de la ley, que el Ejecutivo prescinda de la reforma del Código Civil o postergue el traspaso de tribunales de Justicia a la Ciudad y la discusión sobre los cambios en el sistema electoral para no atascar la aprobación del capítulo central de la ley: el paquete económico y fiscal. “Hay que construir un dictamen que tenga los votos”, resaltan en Pro. Francos, quien choca desde hace semanas con el ala intransigente del Gobierno, que integran el influyente asesor presidencial Santiago Caputo, blanco de críticas de funcionarios libertarios y aliados dialoguistas, Nicolás Posse o Karina Milei, coincidió en el diagnóstico y se mostró abierto a consensuar modificaciones para destrabar el debate.
Ritondo insistió en la necesidad de retocar los capítulos objetados por los bloques de la UCR y Hacemos Coalición Federal, que conduce Miguel Pichetto, quien se convierte en un interlocutor clave para el Gobierno, para edificar un dictamen mayoritario y no correr el riesgo de que el kirchnerismo y la izquierda se impongan con el rechazo. La Libertad Avanza y Pro reúnen apenas 80 votos, por lo que requieren sumar adhesiones en la pecera de la UCR o de Pichetto para construir una mayoría.
Las bancadas aliadas están dispuestas a convalidar la ley ómnibus, pero condicionan su apoyo a que el Gobierno ceda y cumpla con una serie de pedidos: acotar la delegación legislativas al Ejecutivo, indexar los haberes jubilatorios por inflación o diseñar una nueva fórmula y hacer concesiones en el esquema de retenciones para las economías regionales o ajustar el plan de privatizaciones, entre otras correcciones. También exigen retirar la ratificación del DNU del megaproyecto. “Fue una muy buena reunión”, grafican fuentes cercanas a Ritondo y Francos, quienes apenas habían intercambiado un par de mensajes tras el cortocircuito entre Macri y Milei por el reparto de poder en el nuevo gobierno.
En la charla en el Palacio Duhau, el ministro libertario y el emisario de Pro concordaron en que el oficialismo no debe dilatar el debate de la ley ómnibus y apresurar la firma del dictamen. En la Casa Rosada desconfían de los aliados opositores -apuntan contra el conglomerado que armaron Emilio Monzó y Nicolás Massot, al que macristas y libertarios ya apodan “la consultora” en los pasillos del poder- que solicitan extender el período de sesiones extraordinarias. Es un reclamo que materializó hoy la línea combativa de la bancada de la UCR, que integran Facundo Manes, Julio Cobos y los representantes de Gerardo Morales, entre otros, con una carta dirigida a Menem.
Con ese trasfondo, Ritondo y Francos acordaron redoblar los esfuerzos para armar “un dictamen que tenga los votos” para conseguir la media sanción en el recinto. Durante la conversación sobrevoló el temor a que Milei patee el tablero y apriete hasta el final con su plan “a todo o nada”. Es decir, no descartaban que, apenas aterrice en el país después de su viaje a Davos, no habilite concesiones con el fin de exponer a la “casta” en el Congreso. “Lo importante es que el Gobierno se va a quedar con una ley que le permite ejecutar su plan económico. Va a tener el paquete fiscal, el blanqueo y las privatizaciones o la reforma en hidrocarburos”, argumentan en Pro. Consideran que el Presidente está frente a una chance importante para conseguir un triunfo en el Congreso que le permita poner en marcha su gestión con reformas clave. Los opositores también lidian con la presión de su base electoral y presumen que podrían pagar un costo excesivo si Milei, en plena luna de miel y con crédito social, los señala con el dedo y los culpa por las desgracias de la macroeconomía. “Hay que darle la herramienta”, resumen en el universo de aliados naturales al Gobierno.
Ritondo, que teje para colaborar con Martín Menem -tienen un vínculo estrecho con Adrián, a quien conoce de la época en que fueron compañeros en Diputados-, insistió ante Francos en que el Pro requiere de un gesto para convalidar la ley ómnibus. Piden que se replantee el capítulo previsional, para evitar que los jubilados pierdan poder adquisitivo. Si bien en la bancada conviven bullrichistas, macristas y larretistas, el jefe de bloque confía en alinear la tropa con ayuda de Macri. En el ala macrista despotrican contra los bullrichistas: les resulta curioso que mientras la ministra pide votar la ley casi a libro cerrado y requiere un cheque en blanco, sus representantes en el Congreso se atreven a reclamar que se acote la delegación de facultades al Ejecutivo a un período menor a un año.
En Pro pretenden un cambio en el articulado de retenciones para defender a los exportadores con productos con valor agregado. “Retenciones podemos votarlo con la nariz tapada, pero jubilaciones es ir contra todo nuestro público”, admite un integrante de la cúpula de Pro. Está claro que a los macristas les inquieta que esa decisión afecte a su base electoral, por eso esperan un gesto de la Casa Rosada. Es más: Luciano Laspina, espada económica de Pro, se puso a elaborar una propuesta alternativa. En la jefatura del bloque reciben de forma constante desde hace dos semanas reclamos urgentes de corporaciones y sectores empresarios interesados en la negociación. Es temporada alta de lobby en el Congreso. Como consignó Carlos Pagni en LA NACION, las tabacaleras presionan por cambios en el articulado.
Desde las 17, los jefes de Pro aguardaban la contrapropuesta de la Casa Rosada. Confían en que habrá acuerdo, porque Francos deslizó ante Ritondo que veía factibles los cambios. “Lo estructural de la ley va a salir”, resaltan cerca de Ritondo, quien junto a Diego Santilli juega fuerte ante la esfera pública para darle a Milei un apoyo legislativo. ¿Ya piensan en la competencia electoral de 2025 y en una alianza institucional con los libertarios?
Mientras ayuda a los libertarios en el Congreso, Pro puso en marcha un operativo para presionar al Gobierno de Milei para que cumpla con la medida cautelar que dictó la Corte Suprema a favor de la Ciudad a fines de diciembre de 2022. En ese fallo, el máximo tribunal dispuso que el Estado Nacional debía entregarle a la administración porteña el 2,95% de la masa coparticipable para solventar la policía porteña. Sin embargo, Fernández no acató. Tras asumir, Milei abrió una negociación con Jorge Macri a través de Luis “Toto” Caputo, pero la Nación continúa pagando el 1,4% con el pretexto de que “no hay plata”. El jefe porteño, que recibió ayer a Bullrich en la sede de Uspallata, manifestó su preocupación el martes durante un zoom con Diputados de Pro. No solo porque no se activó el goteo diario, sino por la deuda de 350 mil millones de pesos que heredó Milei de la gestión del Frente de Todos.
Hoy, Ritondo encabezó la presentación de un proyecto de resolución para que Milei “realice todas las gestiones que fueran pertinentes y necesarias para garantizar el efectivo cumplimiento de la sentencia” de la Corte. Entre los considerandos, Ritondo recordó que la bancada de Pro impulsó un juicio político contra Alberto Fernández por no cumplir con el fallo que benefició a la Ciudad. La iniciativa fue firmada por toda la bancada, con la excepción de Silvia Lospennato, Héctor Baldassi, Karina Bachey y Héctor Stefani.
Quienes rodean a Ritondo descartan que el apoyo de pro a la ley ómnibus dependa de que Milei gire los fondos a la Ciudad, fortaleza electoral de Pro. Pero los funcionarios porteños aguardan con ansias señales de la Casa Rosada, como Macri en Cumelén.
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