El proceso de reciclaje constituye un factor importante para la salud del planeta ya que tiene como objetivo la reutilización de elementos y objetos de distintos tipos de usos que de otro modo serían desechados.
El proceso de reciclaje constituye un factor importante para la salud del planeta ya que tiene como objetivo la reutilización de elementos y objetos de distintos tipos de usos que de otro modo serían desechados. Así contribuyen a disminuir de manera significativa la cantidad de basura que se genera y, en última instancia, a concientizar acerca de la importancia que tiene tratar los desechos que genera el ser humano y todas sus actividades relacionadas.
Cuando hablamos de reciclar hacemos hincapié en un acto mediante el cual un objeto que ya ha sido usado y es llevado hacia un proceso de renovación en lugar de ser desechado. Los expertos en materia ambiental sostienen que casi todos los elementos que nos rodean pueden ser reciclados o reutilizados en diferentes situaciones, aunque algunos de ellos, por ser extremadamente descartables o tóxicos, no pueden ser guardados.
Este proceso no solo tiene un gran valor desde el punto de vista ambiental, sino también económico, porque al reciclar, estamos ahorrando materias primas y energía en su proceso de elaboración. En todo este escenario, la economía circular juega un papel importante cuyo modelo que va más allá del reciclaje y que se propone ir a la raíz del problema para ofrecer soluciones viables y sostenibles.
Con este modelo de desarrollo de los recursos que ofrece el planeta, se establece un ciclo circular que evita el despilfarro de los recursos naturales.
En este sentido, la economía circular apuesta por reutilizar materiales cuando su vida útil se agote, se realiza este proceso de recuperación y reciclaje de la manera más respetuosa con el medio ambiente. Se trata, por tanto, de un modelo en el que, sin olvidar lo económico, se prima el beneficio social y medioambiental para interrelacionarse de manera muy estrecha con la sostenibilidad.
En Copenhague, Dinamarca, por ejemplo, los datos inalámbricos de dispositivos móviles, GPS en autobuses y sensores en alcantarillas y botes de basura se utilizan para evaluar la ciudad en tiempo real. Esto permite a la urbe realizar mejoras para disminuir el tráfico, la contaminación del aire y las emisiones de CO2.
Estas ciudades inteligentes utilizan la innovación para ser más eficientes, competitivas y sostenibles para satisfacer las necesidades económicas, sociales, ambientales y culturales de su población y futuros residentes.
Más de un tercio de todos los residuos urbanos generados en América Latina y el Caribe aún terminan en vertederos a cielo abierto o en el medio ambiente, una práctica que afecta la salud de las poblaciones y está contaminando los suelos, agua y el aire. La poca capacidad de reciclaje es otro de los retos que afronta la región.
En Panamá se estima que el 80% de los residuos que llegan al relleno sanitario de Cerro Patacón son reciclables. Éstos al ser mezclados como basura pierden valor en el mercado y ocasionan una gran contaminación en forma de lixiviados.
Es una oportunidad valiosa para nuestros tomadores de decisiones y demás actores de, resolver un problema ambiental, social y económico que la sociedad panameña. Lamentablemente el mal manejo y un abordaje tradicional de los residuos han contribuido a aumentar los riesgos a inundaciones y sean sumideros de contaminación y, por tanto, de enfermedades.
Para todos es claro que Panamá no cuenta con un manejo adecuado de sus desechos, expone una mala imagen de nuestras comunidades y afecta la sana convivencia de las personas. Es por ello que debemos contar con las estrategias pertinentes a largo plazo que permitan establecer los mecanismos adecuados para el manejo de los desechos y fomentar una cultura ambiental que permita atender las exigencias en materia de reducir, reutilizar y reciclar.
Para una gestión eficaz de estos desechos es necesario unir esfuerzos de la mano con la sociedad civil, sector privado, instituciones de Gobierno, juntas comunales, universidades, gremios, y comunidades, ya que este es un problema que compete a todos y cuya solución está en las manos e intelecto de muchos sectores e instituciones. Esto supone un extenso proceso de aprendizaje que involucre a la sociedad panameña en un gran cambio cultural.
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