Se trata de Loncopué, Villa Pehuenia, Chorriaca y Varvarco-Invernada Vieja. En el último censo, superaron la cantidad de habitantes requerida para ampliar sus gobiernos y recibir más fondos.
En los censos anteriores, el cambio de categoría se concretó entre uno y tres años después de la consulta domiciliaria, apenas se conocían los resultados definitivos. En esta oportunidad en cambio, los números finales se difundieron a principios de 2013 y los diputados aún no tratan el tema.
En junio pasado, el bloque del Frente Grande-Nuevo Encuentro presentó un proyecto para oficializar las nuevas categorías municipales, pero el expediente quedó en un cajón. El cambio de calificación para los municipios está regulado por la Constitución y no es opcional; al contrario, los legisladores están obligados a dictar la ley que actualice la organización de las comunas.
El cambio de categoría conlleva un mayor número de representantes, más independencia para dictar normas propias y mayor participación en la distribución de los recursos provinciales, un punto por demás conflictivo. Es que, desde hace años, prácticamente todos los municipios neuquinos vienen presionando por una nueva ley de coparticipación sin lograrlo.
En el caso de Villa Pehuenia, no sólo se superó el piso para ascender a municipio de segunda, sino que la población se duplicó entre un censo y otro. De 743 habitantes en 2001, pasó a 1611 en 2010 y se estima que actualmente se acerca a los 2 mil pobladores. El intendente, Sandro Badilla, confirmó que “fuimos el municipio que más creció en la provincia, por encima de las localidades petroleras”, y lo adjudicó a la demanda turística, que en la villa se mantiene durante todo el año.
Badilla comentó que esperan con ansias el aumento de categoría porque “estamos en condiciones de solicitar el pase y, de hecho, ya hay un proyecto en la Legislatura”, aunque aclaró que comprenden que la Provincia tiene sus tiempos para resolver las cuestiones económicas. “Queremos se reconocidos, pero entendemos que tienen que estudiarlo”, indicó. Contó que, para Pehuenia, subir de categoría “implica un cambio muy importante porque es un separación entre Ejecutivo y Legislativo y sobre todo mayores recursos, que es un tema bastante sensible”. Explicó que el municipio “se creó hace poco y no estamos incluidos en la Ley de Coparticipación, que no la pueden cambiar por ahora, así que entendemos que seguiremos fuera de la ley pero nos incrementarían los aportes de la Provincia”.
Otro caso
Chorriaca, otra de las localidades que se ganó el derecho a crecer de categoría, ostenta también una de las tasas más altas de crecimiento poblacional. En una década, aumentó 180 a 590 habitantes, un 133 %. No obstante, el casco urbano no se alteró y la mayoría de los vecinos sigue diseminada en el área rural. José Burnes, el presidente de la comisión de fomento, confirmó que les corresponde convertirse en municipio de tercera, pero se mostró cauto. Planteó que “hay que charlarlo bien porque algunos nos quieren meter la cucharita y nosotros queremos respetar al lonco de la comunidad Quilapi, que son parte del gobierno local”. “Queremos crecer, sin dudas, pero cualquier cambio tenemos que consultarlo con ellos porque pasar a municipio es otra cosa, no sería lo mismo, así que en nuestro caso vemos que hay que charlar mucho con la gente antes de sacar la ley”, precisó.
Loncopué, que aspira a convertirse en municipio de primera, no tuvo un crecimiento poblacional tan significativo: apenas un 16%. De todos modos, fue suficiente para superar el piso de 5 mil habitantes que exige la Constitución. De 4.323 personas que vivían en la localidad en 2001, llegaron a 5.010 una década más tarde. En este caso, el cambio de calificación traería aparejada la posibilidad de dictar su propia carta orgánica. Varvarco, en tanto, creció de 377 a 585 habitantes entre uno y otro censo. Al igual que Chorriaca, le corresponde convertirse en un municipio.
Muy cerca
Otras cinco localidades quedaron muy cerca del límite para ascender, por lo que deberán esperar una década más, hasta el próximo censo. Es el caso de Las Lajas, que quedó a apenas 36 habitantes de distancia de la primera categoría, así como Aluminé, Manzano Amargo, El Sauce y Villa Curí Leuvú. .
Las Lajas tuvo una tasa de crecimiento baja, del 6%, pasando de 4.673 habitantes en 2001 a 4.964 en 2010; mientras que Aluminé creció en el mismo período de 3.720 a 4.861 pobladores, un 30% más.
La Constitución Provincial prevé un ascenso de categoría automático cuando se confirma determinado piso de población, pero no restringe la medición a los censos nacionales. Así, es posible que estos municipios logren una mayor calificación si completan la cantidad de habitantes que les faltaron en 2010 con un relevamiento provincial o local. De hecho, existen antecedentes en los que gobernantes comunales hicieron sus propios censos para justificar el ascenso, aunque se trata de una opción costosa.
La otra alternativa es esperar al 2020. Sin embargo, corren el riesgo de que les ocurra lo mismo que a Villa Traful, que dejó pasar la oportunidad hace una década y luego tuvo una tasa de crecimiento negativa. La comisión de fomento contaba con 503 habitantes en 2001, el mínimo necesario para convertirse en municipio de tercera, pero no hizo el reclamo ante la Legislatura y el conteo de 2010 dio por resultado 417 pobladores, de modo que ya no puede cambiar la calificación.
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