Cespa, FCC, Urbaser y Valoriza presentan sus ofertas a la licitación, pendiente aún del Tribunal de Contratos.
Después de una prórroga de dos semanas ante la complejidad de la licitación, la carrera por el megacontrato de la limpieza pública y la recogida de residuos ya está abierta. La actual empresa adjudicataria, FCC, competirá con Cespa (grupo Ferrovial), Urbaser y la UTE VSM, en la que está Valoriza, del grupo Sacyr, por hacerse con el servicio que más coste genera al Ayuntamiento de Zaragoza. A la espera de que se conozcan las propuestas económicas, el precio de salida por diez años de servicio alcanza los 743 millones de euros.
El proceso se va a desarrollar con la incertidumbre que supone que el pliego de condiciones haya sido recurrido al Tribunal Administrativo de Contratos Públicos de Aragón (Tacpa), que todavía no ha tomado una decisión ni siquiera sobre las medidas cautelares. La impugnación la promovió el grupo municipal del PSOE. En este momento, el organismo está en fase de sustitución de uno de sus vocales. Una de las bases de ese recurso es el hecho de que los pliegos no prevean la división en lotes del contrato, tal y como ha venido aconsejando la UE.
Al margen de lo que ocurra con este recurso, el procedimiento de contratación no se detiene. A partir de ahora, se procederá al análisis de la documentación, al estudio e informe de las propuestas técnicas, que serán puntuadas, y apertura de las ofertas económicas. En principio, al menos hasta principios de 2022 no se podrá adjudicar. En cualquier caso, no va a ser un trámite rápido. Si se revisa el caso de la conservación de los parques y los jardines, se cerró el plazo de ofertas en marzo y todavía hoy, siete meses después, el proceso de contratación sigue sin estar resuelto.
A la espera de que se aclaren estas cuestiones, el futuro contrato servirá para incorporar en toda la ciudad el quinto contenedor, el marrón, que se utilizará para separar la basura orgánica del resto. En el Casco y en la zona de contenedores soterrados se pondrá en marcha el sistema de ‘quita y pon’: los operarios instalarán depósitos temporales (entre cuatro y seis horas) cada día para arrojar la basura y los retirarán una vez pasado ese lapso de tiempo.
Pero además, se reforzarán servicios en verano y fines de semana, habrá programas especiales para atender problemas específicos (zonas de botellón, mascotas, desbordamientos...), se incorporarán vehículos eléctricos y de gas y se pondrán en marcha sistemas de control, quejas o avisos. Aumentarán casi un 40% los contenedores de 1.000 litros pasando de 1.079 a 1.400, se adquirirán 5.000 de 240 litros y 600 de 120 litros. El 76% de las papeleras se renovarán (hay más de 9.200) y está previsto instalar 15 compactadoras inteligentes que funcionarán con energía solar.
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