Agenda en la periferia, fiscalización en tándem con la UCR, voto extranjero y caras conocidas junto a dirigentes locales. Cómo aguarle el Plan Remontar al FdT.
Por: Pablo Lapuente.
Histórico bastión del peronismo, la Tercera fue la única sección electoral bonaerense en la que Juntos perdió ante el Frente de Todos. Si bien la suma de las listas del vidalista Martiniano Molina y del radical Pablo Domenichini quedó 10 puntos abajo de la boleta de unidad que encabezó Mariano Cascallares, la oposición apuesta todo a evitar que al oficialismo le funcione el Plan Remontar y estire más aun la diferencia. La estrategia tiene cuatro ejes: fiscalización, nacionalización de la campaña, ampliación del trabajo territorial y voto extranjero. Además, se apoya en cuatro distritos donde la oposición considera haber hecho una muy buena elección: Quilmes, Lomas de Zamora, Esteban Echeverría y San Vicente, distritos en los que se entusiasman con disputar el poder en 2023.
En la mesa de conducción de campaña de la Tercera piensan que la clave que les permitirá sostener ambos objetivos de corto y largo plazo está en la territorialidad. Creen que deben reforzar las recorridas y la presencia en las periferias de los barrios populares, en las que el FdT se hace fuerte, y nacionalizar los discursos de campaña en esas zonas golpeadas por la crisis social y económica producto de la pandemia. De repetir el triunfo en Quilmes y los buenos resultados en San Vicente y Esteban Echeverría y, en menor medida, en Lomas de Zamora, se entusiasman con crear “una buena plataforma de despegue hacia 2023” en las que podrían ganar volumen político los candidatos locales. Aun así son conscientes de las dificultades de crecer en La Matanza, Avellaneda, Florencio Varela o Almirante Brown y, aún más, de dar vuelta la elección. “Es muy difícil ganar hoy la Tercera, eso sería definitivamente el fin del kirchnerismo, pero sí romper nuestro techo del 32% y pensar en gobernar nuevos distritos en dos años”, se entusiasma una fuente del PRO.
Acaso por eso buena parte del itinerario de Diego Santilli estará desplegado en el sur del conurbano bonaerense y la agenda de Molina trascenderá las fronteras del distrito que gobernó hasta 2019, cuando cayó por siete puntos ante la dirigente de La Cámpora Mayra Mendoza. El candidato a diputado provincial tiene previsto visitar esta semana Avellaneda, Cañuelas y Lanús, e incluso cruzarse de sección y recorrer nuevamente Tigre, otra de las ciudades en las que el PRO se impuso cómodo en el municipio que gobierna Julio Zamora. “Tenemos un formato de trabajo muy similar al que tuvimos durante la campaña de las primarias, sólo que ahora coordinamos la estrategia en una mesa seccional con el radicalismo, la Coalición Cívica y el armado de Hacemos”, aclaró un funcionario que trabaja junto al jefe comunal Néstro Grindetti, principal armador del espacio opositor en la Tercera.
Otra de las personas vinculadas a Lanús cree que la alianza entre el PRO y sectores de extracción peronistas funcionó en varios distritos, pero fue un experimento poco taquillero en muchos otros como Florencio Varela, municipio donde –afirman– tuvieron un déficit en la fiscalización. Pretenden saldar esa dificultad en coordinación con la UCR, sobre todo en los márgenes del conurbano en los que el partido amarillo tiene menor despliegue. Pero están convencidos de que hicieron una buena elección, en parte por el protagonismo de los candidatos seccionales, más allá de las figuras nacionales. “Del primero al último caminó la calle, algo que nos faltó en 2019”, comparó uno de los hombres al tanto de las agendas locales.
Una variable que también miran con atención es la de capitalizar al electorado extranjero y a aquellos que apostaron por terceras fuerzas que no superaron el piso de las primarias y lo hicieron por un puñado de votos. Con respecto al primer punto, sólo en Lanús hay 20.000 personas extranjeras a las que podrían intentar persuadir con un mensaje segmentado, mientras que respecto al segundo punto hay espacios que rechazan al kircherismo como Unión Celeste y Blanco y Partido Convocación Social, o incluso el frente Vamos Con Vos del despechado Florencio Randazzo.
“Tenemos en claro que ganamos la provincia no sólo por los temas que planteamos y la campaña que hicimos, sino también por los reiterados errores del propio gobierno, algo que persiste pese a los esfuerzos que hacen para revertirlo”, dicen en la mesa de conducción de Juntos.
En el mapa general, la derrota de Juntos puede leerse por la presencia histórica del peronismo y la permanencia en el tiempo de sus intendentes. La diferencia más amplia la logró en La Matanza, que llevó al intendente Fernando Espinoza como primer precandidato a concejal y logró una diferencia de 19 puntos (46% - 27%); le siguió Florencio Varela, gobernada por Andrés Watson pero conducido por Julio Pereyra, con 17 puntos de distancia (43% a 26%); en Almirante Brown, comandado por Cascallares, la diferencia fue de 14 puntos (44% - 28%) y poco después con diez puntos más que Juntos, igualando el número seccional, le siguen Berazategui (42% - 32%) y Lomas de Zamora (43% - 33%).
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