Cuál fue la fórmula secreta de Juntos por el Cambio para pacificar a sus líderes y sellar una tregua precaria

Cuál fue la fórmula secreta de Juntos por el Cambio para pacificar a sus líderes y sellar una tregua precaria

Por Ricardo Carpena

El balance de la reunión de la Mesa Nacional de JxC, donde predominó la moderación y los gestos de unidad. Por qué se recompuso la conducción nacional opositora, pero casi no hubo novedades. La etapa que viene

 

En medio de un clima interno que parecía enrarecerse, Juntos por el Cambio pudo evitar ayer los temas más ríspidos y avanzó un casillero hacia un rediseño de su Mesa Nacional y la definición de un reglamento que contribuirá a un funcionamiento más armónico. Lo logró después de un par de traspiés que amagaron con poner en crisis la tregua alcanzada en la campaña: la escandalosa pelea en la UCR por la jefatura del bloque de diputados y la derrota por un voto en la sesión de la Cámara Baja para tratar el Impuesto a los Bienes Personales, que hizo diluir en ácido la euforia lograda tras haber conseguido frustrar la sanción del Presupuesto 2022.

En la reunión de la conducción nacional de JxC, los mismos radicales a los que tuvieron que separar para que no terminaran a las trompadas, Gerardo Morales y Martín Lousteau, estrenaron su flamante acuerdo político y hasta bromearon con el vaso que el gobernador de Jujuy hizo estallar contra una mesa durante una discusión a los gritos. Y, contra la opinión de Patricia Bullrich, predominó el criterio moderado de la mayoría de no tomar ninguna medida para castigar los polémicos viajes de los diputados Álvaro González (PRO) y Gabriela Brouwer de Koning (UCR), que ayudaron a la derrota parlamentaria ante el Frente de Todos. Si decidían alguna medida ejemplificadora (Mauricio Macri incluso criticó a los legisladores), razonaron, el tema se hubiera amplificado.

Tampoco hubo debate alguno sobre la controvertida re reelección de los intendentes bonaerenses, que había sido rechazada por la conduccción del PRO y justificada por muchos jefes comunales que deberían irse en 2023 sin posibilidad de otro mandato. El argumento es que se trata de un problema de la Provincia que tienen que resolver las autoridades de JxC del distrito. Un criterio extraño para una Mesa Nacional que apunta a mejorar el sistema de toma de decisiones y que no tomó ninguna resolución sobre una decisión fue una de las banderas del gobierno de María Eugenia Vidal y una suerte de emblema ético para gran parte de Juntos por el Cambio.

Los miembros de la Mesa Nacional parecen haber concluido en que el mejor camino para no pelearse, y hasta que no fijen un reglamento interno para tramitar las diferencias, es no discutir ningún tema conflictivo. De por sí, ayer tampoco hablaron sobre el caso de Marcelo Villegas, el ex ministro de Trabajo de Vidal que habló de crear “una Gestapo” para armar causas judiciales contra los gremios.

 

Sí, en cambio, pudieron unificar una postura sobre un tema que prometía agravar las diferencias internas: la firma del Consenso Fiscal que promovió Alberto Fernández. La decisión fue salomónica: tres gobernadores (Gerardo Morales, de Jujuy; Gustavo Valdés, de Corrientes, y Rodolfo Suárez, de Mendoza) decidieron firmar el pacto propuesto por la Casa Rosada y el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, resolvió no hacerlo, pero los cuatro se comprometieron a no aumentar ni crear impuestos.

Otra cuestión sobre la que no hay posiciones unánimes es el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). La Mesa Nacional de JxC pateó la pelota para adelante: lo debatirán sólo cuando el Gobierno explicite las características del entendimiento.

El desfile de diferencias y peleas que se sucedieron luego de las elecciones legislativas, ante la vista de toda la sociedad, puso a la dirigencia de Juntos por el Cambio ante un dilema: ¿no era que la coalición opositora era distinta del Frente de Todos? Recién ayer, en la sede del PRO, la Mesa Nacional de JxC convirtió los temores al respecto en una sustancia más parecida a la tolerancia y el consenso. Todavía está pendiente llevar al papel el reglamento interno que, por ejemplo, ayude a dirimir las disputas en caso de conflicto. En el comunicado de prensa mencionaron que esas reglas del juego se presentarán durante el primer trimestre de 2022.

Aun así, la presentación de la Mesa Nacional reformulada dejó algunas dudas: ¿cambiará realmente su composición o pusieron en marcha cambios más cosméticos que profundos? Algunos referentes de JxC en el interior, que ganaron las elecciones en sus provincias, miran de reojo una recomposición de la máxima estructura de conducción porque contempla casi los mismos integrantes. Respecto de la Mesa que funcionaba hasta ahora, casi no hay cambios y por eso hay un malestar silencioso que llega desde el interior. Todos los líderes provinciales que triunfaron en los comicios no van a tener presencia en la conducción nacional, pero sí en una Mesa Federal que se convertirá en una superestructura política de tantos miembros que será difícil reunir para tomar decisiones.

Los próximos meses marcarán a fuego lo que quiera convertirse Juntos por el Cambio. Hay desafíos organizativos que incluyen un megaencuentro con legisladores nacionales para definir la agenda parlamentaria. Un objetivo elogiable, pero difícil de hacerlo compatible con la existencia de diez bloques distintos de diputados nacionales. ¿Quién lo coordinará? La designación del jefe del interbloque de diputados se trabó por la puja del radicalismo y ahora hablan de que se concretará recién en marzo.

La Mesa Nacional de JxC obtuvo algo de oxígeno político para terminar el 2021 en paz y comenzar el 2022 sin tensiones. Al menos, sin esas fricciones evidentes que se camuflaron durante la campaña electoral y que se reactivaron el lunes siguientes a las elecciones. Ahora, esta nueva conducción nacional tan parecida a la anterior deberá apuntalar el sendero hacia 2023. Un objetivo difìcil de alcanzar sin treguas ni acuerdos internos. Por eso Juntos por el Cambio viró a tiempo para evitar el choque de sus máximos integrantes, pero no logró disipar de manera permanente el peligro de que las peleas vuelvan a dominar su dinámica interna.

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