El Obispo de Mar del Plata, Monseñor Antonio Marino, escoltó la procesión y expresó: “Cuando nos visita la cruz de la vida, Dios nos está pidiendo mucha fe, y convertir este dolor, en amor redentor”.
El obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, peregrinó junto a este ícono bendecido por el papa durante la Jornada Mundial de la Juventud. Miles de fieles, y sobre todo muchos jóvenes, llegaron a ocupar -a lo largo-, cuatro cuadras de extensión y durante el trayecto rezaron y cantaron. En cada estación del vía crucis, un grupo de jóvenes de distintas parroquias, realizaron una estampa para reflexionar también desde lo visual-artístico.
La actividad comenzó a partir de las 16, cuando se dio inicio a la celebración penitencial, donde una decena de sacerdotes, confesó a todos los que se fueron acercando a la parroquia San Pablo de la obra Don Bosco.
Mientras tanto, una gran cantidad de fieles, se formó en la fila para poder acercarse a la cruz de Francisco, tocarla, rezar, “dejar a sus pies” sus intenciones. Minutos después las 19, la cruz fue posicionada en una camioneta, donde haría el recorrido, hasta la Iglesia Catedral. Un grupo de jóvenes, guiaba y cantaba, muchos “peregrinos” llevaban en sus manos, velas, con la imagen de la cruz de San Damián.
Al llegar a la iglesia Catedral, cerca de las 21.20, la cruz y el obispo se ubicaron en las escalinatas, y desde allí, monseñor Marino, brindó su mensaje a los jóvenes y a todos los presentes.
“Queridos hermanos y muy queridos jóvenes, al término de este conmovedor vía crucis les dirijo unas palabras que surgen del más profundo afecto hacia todos ustedes. Hay muchos jóvenes aquí, y doy gracias por ustedes. Les repito, las palabras de San Juan en su primera carta, ‘me dirijo a ustedes jóvenes porque son fuertes y han vencido al maligno’, animémonos a aceptar esta propuesta del Señor, no estamos solos, Él nos ayuda y nos enseña el camino de la felicidad verdadera, no de las apariencias y de la superficialidad”, expresó el pastor de la Iglesia Católica de Mar del Plata.
“En la cruz, se nos revela hasta dónde es capaz, Dios, de expresarnos su amor, hasta dónde es capaz de llegar. Entrega lo que más quiera, el Hijo Eterno de su amor, y de esa entrega surge para la humanidad, para cada uno de nosotros, la gracia del Espíritu Santo que nos acompaña para ser dignos seguidores de Cristo, para también responder nosotros, a esa medida del amor de Dios, con todo nuestro amor”, manifestó monseñor Marino.
Finalmente señaló, “desde que ingreso esta cruz a nuestra diócesis, he visto mucha gente, jóvenes, adultos, y niños, personas de todas las edades, varones y mujeres que se acercaban a tocar la cruz. La tocaban antes con el corazón que con las manos, veía en esto un acto profundo de fe, y en algunos casos, una profunda emoción porque al tomar contacto con la cruz, llevaban su carga de problemas, de oscuridad, en algunos casos de angustia, de dolor. Sepamos esto: cuando nos visita la cruz, no la de madera, sino la de la vida, Dios nos está pidiendo mucha fe, y convertir este dolor, en amor redentor”. Luego de las palabras del obispo, realizó la bendición con la cruz de Francisco que luego ingresó en la Catedral para estar allí hasta el lunes.
“Realmente ha sido una experiencia muy fuerte, poder rezar, y acompañar a la cruz de Francisco en este caminar por las calles de la ciudad. Estamos muy contentos también que haya peregrinado por las distintas zonas pastorales, pero también que haya llegado a algunas de las ‘periferias’ de nuestra realidad marplatense: los hospitales, las cárceles, el basural. Allí cada uno fue dejando su intención a Jesús y eso se muestra en el desgaste que tiene la imagen a los pies de la cruz, este es un signo fehaciente de todos los que se acercan a ella”, expresó el presbítero Ariel Sueiro, delegado para la pastoral juvenil y quien coordinó la actividad de la cruz en estos días que estuvo en la diócesis.
Últimos días de la cruz en Mar del Plata
Los que aún no hayan podido acercarse a la cruz de Francisco, podrán hacerlo en la Iglesia Catedral, ya que durante hoy sábado y el domingo estará en el templo para ser venerada por todos los que deseen hacerlo. Durante la misa de mañana, domingo de Ramos, que será a las 11 presidida por el obispo de Mar del Plata, estará presente de manera especial.
Finalmente, el lunes a las 8 de la mañana, también en el templo mayor de la ciudad, será la misa de despedida y al terminar será trasladada a la diócesis vecina de Chascomús, donde se venerará durante toda la Semana Santa.
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