La confianza por un triunfo estuvo presente en el búnker de Juntos desde el primer momento. El festejo, sin embargo, se dilató hasta la aparición de los primeros resultados oficiales del escrutinio.
Por: Bruno Perrone.
Las Paso no fueron nada vertiginosas para Juntos en Mar del Plata. La tranquilidad reinó desde el primer momento en el búnker que se montó en el Gran Hotel Dorá. Hubo tanta confianza que, pasadas las 19, a tan solo una hora del cierre de los comicios, algunos candidatos se animaron a vaticinar el triunfo en las urnas sobre el Frente de Todos.
“Los primeros datos que tengo apuntan a una clara superación de la lista de Juntos en la ciudad”, lanzó a 0223 Angélica González, la segunda cabeza de lista, aunque la fuerza de la declaración resultó aislada con la cautela que después prefirieron manejar Fernando Muro y Alejandro Rabinovich, los hombres que salieron a marcar los termómetros de la contienda.
La estrategia contrastó con las sonrisas y otros gestos – inconscientes o no - de los dirigentes pero cumplió su fin: quitarle intensidad a la jornada que se vivió puertas adentro en el hall ubicado en el primer piso del hotel de Buenos Aires y Rivadavia. Es que si bien el escenario y el resultado de estas primarias fueron iguales a los del 2019, la experiencia electoral se vivió claramente a otro ritmo.
A tono con el protocolo y las diferentes medidas que se sugieren en espacios cerrados por el contexto de la pandemia del coronavirus, en el Dorá se evitaron las postales de dirigentes y militantes amontonados con la disposición de sillas negras distanciadas a lo largo y ancho del salón. Tampoco hubo servicio de catering: solo se ofrecían botellitas de agua de 500 mililitros.
Así, con todos los cuidados, el búnker empezó a nutrirse de dirigentes poco a poco y, entre las 20 y las 21, llegaron diferentes funcionarios del gabinete de Guillermo Montenegro. El ánimo de festejo comenzó a ser más evidente con las noticias que llegaban de Buenos Aires, en las cuales se confirmaba la imposición en la interna de Diego Santilli por sobre el neurocientífico Facundo Manes.
La certeza, ya oficial, del triunfo en Mar del Plata llegó una hora después, cuando Rabinovich tomó el micrófono para anunciar la victoria pero sin dar ningún detalle de los números oficiales. “Fue una muy buena elección”, se limitó a decir la mano derecha del jefe comunal. Extraoficialmente, en el hotel ya circulaban versiones de una victoria más que abultada: entre los periodistas circulaban datos de votación de mesas de la zona céntrica en donde Juntos prácticamente triplicaba al Frente de Todos.
Parecía que ya estaba todo cocinado, que no faltaba mucho por decir, pero los datos del escrutinio siguieron demorados. En el búnker, mientras tanto, aparecieron caras nuevas: primero se vio caminar a Cristina Coria con Nicolás Maiorano, dos referentes de la UCR, y al rato llegó otra comitiva radical más amplia, con Vilma Baragiola a la cabeza, que buscó apagar cualquier rumor de tensiones dentro de la coalición.
En el Dorá también dijo presente el concejal de Agrupación Atlántica Mauricio Loria. Su visita fue breve y no tan sorpresiva, si se tienen en cuenta los constantes guiños que dio a la gestión de Montenegro en el recinto del Concejo Deliberante y hasta en sus redes, donde instó a votar por la lista que encabeza Santilli. Entre las ausencias se destacó la de Ariel Martínez Bordaisco, quien pudo ganarle la pulseada en la interna a Rabinovich, aunque en el Ejecutivo la justificaron por un viaje a Buenos Aires.
Finalmente, pasadas las 22.45, el intendente, acompañado por los primeros candidatos y la dirigencia del partido centenario, subió al escenario del búnker para dar cuenta de la contundencia del triunfo en las urnas al confirmar una diferencia de más de 20 puntos con relación a los votos que recogió la lista del Frente de Todos. “No esperaba una diferencia tan importante”, aseguró el jefe político de la ciudad, al medir el tono de sus declaraciones de cara al nuevo camino que se emprende hacia las elecciones generales del 14 de noviembre.
La palabra final de Montenegro fue necesaria para poner fin a la larga espera y descomprimir toda tensión en Juntos. El alivio por un cierre tan favorable en la experiencia de las Paso fue generalizado: en el Dorá se replicaron rápidamente los abrazos y muestras de cariño entre los dirigentes. El intendente formó parte de algunos saludos y mostró una alegría pocas veces vista. Ni el barbijo celeste fue capaz de empañar la sonrisa que promete agrandarse en un par de meses.
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