Tras una cumbre con el jefe piquetero en el Senado, Cristina Fernández de Kirchner rubricó una alianza para retener la provincia de Buenos Aires en las próximas elecciones. El viernes habrá un oficio religioso por el ataque que sufrieron militantes de la organización en Isidro Casanova, al que fue invitado el jefe de La Cámpora. El silencio del intendente Espinoza.
Mauricio Caminos
En La Matanza aún está latente el violento ataque que sufrieron militantes del Movimiento Evita el jueves por la noche a manos de “Los Búhos”, un grupo que hace pintadas para el intendente Fernando Espinoza, según la denuncia policial. Sin haber sido contactados aún por el jefe comunal, Emilio Pérsico y Patricia “Colo” Cubría –diputada bonaerense, pareja del dirigente y quien busca desbancar en el municipio al cacique peronista– decidieron posponer para el próximo viernes una misa “por la paz y la convivencia democrática”.
El oficio iba a realizarse este lunes, pero el obispo local, monseñor Eduardo Horacio García, confeso peronista, les pidió que lo esperen a que regrese de su viaje por Roma. Será entonces el 2 de diciembre a las 18.30, en la catedral de San Justo. El cura traería consigo la bendición del papa Francisco, pero su misa podría tener mayor repercusión política: junto a los referentes del Evita podría mostrarse alguna figura de La Cámpora.
Si bien no hubo desde la “orga” juvenil una expresión pública de solidaridad con el Evita –las hubo desde el PRO hasta la Izquierda–, Pérsico habló por teléfono con Máximo Kirchner el mismo viernes después del episodio. La conversación fue más allá: lo invitó personalmente a la misa, supo elDiarioAR. Ayer, en la trinchera camporista evitaron afirmar si el diputado nacional irá, pero consideraron el ataque como “un atentado” y expresaron: “Aún hay un capítulo para solidarizarse con el Evita”.
La posibilidad entonces de una foto Evita-La Cámpora es símbolo del giro en la relación política que hay entre el movimiento social y el cristinismo, otrora distanciados. Es, sobre todo, una derivación del pacto que rubricaron personalmente Pérsico y Cristina Kirchner hace siete días en el despacho de la vicepresidenta en el Senado. Esa reunión fue el punto más alto de una serie de conversaciones entre ambas tribus que se vienen sucediendo desde el día después de otro atentado: el intento de magnicidio del 1 de septiembre de Fernando Sabag Montiel.
Ya este medio contó de un primer encuentro entre dos “embajadores” a mediados de septiembre, en la Federación Gráfica Bonaerense: Andrés “Cuervo” Larroque y Alejandro “Peluca” Gramajo, mano derecha del jefe de la agrupación en Desarrollo Social, que también estuvo el martes en el Senado. Ambas tribus no se pusieron de acuerdo para movilizarse en conjunto, ni siquiera para el 17 de octubre, acto que encabezó Máximo con Pablo Moyano, y al que fue invitado –sin suerte– Pérsico.
El hijo de la vice también le giró un convite al piquetero para el multitudinario acto en La Plata de CFK, luego de haber ido a cenar con él y Cubría a Isidro Casanova, justamente la localidad matancera donde fue el jueves a la medianoche el ataque a balazos –los denunciantes entregaron a la policía ocho vainas–. Hasta la capital provincial fue Mariel Fernández, intendenta de Moreno y el diputado nacional Leo Grosso, que fueron parte de la incursión evitera a la Cámara alta.
Mariel Fernández y Leo Grosso, los eviteros en el acto de CFK en La Plata. También estuvieron en la cumbre de Pérsico con la vice en el Senado.El Evita, en la mesa de discusión 2023
En el Senado, Cristina y Pérsico hablaron del 2023. El saldo principal del cónclave –según reconstruyó este medio– fue que el Evita se sumará más pronto que tarde a una mesa del Frente de Todos que busca retener la provincia en las próximas elecciones, con las dos veces ex presidenta como conductora. En rigor, ya hay un espacio bonaerense que suele reunirse cada quince días, donde está el gobernador Axel Kicillof y que tiene al PJ que conduce Kirchner como plataforma principal. Ahí, de hecho, es consejera la intendenta Fernández.
“La reunión fue muy buena. Hubo muchas miradas coincidentes sobre la necesidad de generar futuro, de mantener la unidad, y la propuesta de ser parte de la mesa”, apuntó a este medio una fuente al tanto de las conversaciones en el primer piso de la Cámara Alta.
El acercamiento entre CFK y el Evita significaría un nuevo tiempo entre la vice y los movimientos sociales, que se tensó al máximo cuando ella cuestionó el manejo de los planes sociales en un acto en Avellaneda. Ahora los Cayetanos –de los que son parte también Somos-Barrios de Pie, de Daniel “Chucky” Menéndez, y la Corriente Clasista y Combativa, de Juan Carlos Alderete– entrarían a orbitar en el universo K como aliados y accionistas de peso en la búsqueda oficialista de que haya un horizonte posible para el peronismo en el 2023.
Este medio ya contó que antes que la Casa Rosada, la prioridad de la vice es retener la provincia, con Kicillof a la cabeza. De hecho, la propia Cristina se encargó de difundir una foto con los intendentes del conurbano después de su presentación en La Plata.
Así, abrochados los jefes comunales –sobre todo bajo las consignas políticas de exigir el envío de la Gendarmería a las zonas más calientes del conurbano–, la semana pasada CFK buscó acordar con los movimientos sociales. Dos voces en el Evita aseguraron que ellos no filtraron el dato de la reunión con la vice, lo que decantaría que fue desde las usinas cristinistas quienes la filtraron, toda una señal que quiso enviar Cristina: se puso el sello del FdT al hombro y apretó el acelerador hacia el año que viene, incluso a costa de seducir a aliados tácticos de Alberto Fernández con los que estaba distanciada.
Un dirigente de confianza de Pérsico contó que en el encuentro del martes hubo un movimiento de doble cesión: por un lado, Cristina reconoció el rol de los movimientos en el territorio del conurbano, sobre todo como paraguas de contención en la pandemia y en la crisis actual. Y por otro, las agrupaciones admitieron la preponderancia de la vice en el oficialismo, viendo lo desdibujado que está el Presidente como factor de poder y lo ocupado que lo tiene la economía a Sergio Massa.
“Sobre una base de construir un esquema más o menos competitivo para el año que viene, resignó ella y resignamos nosotros”, explicó el dirigente sobre el significado del “pacto del Senado”. “Ella reconoció a los movimientos como un actor importante, y nosotros la reconocemos en la jefatura de la mesa”, abundó.
En el círculo íntimo de la vice corroboraron lo conversado en la reunión y fueron optimistas sobre la incorporación del Evita y sus aliados en la UTEP al espacio chico de discusión sobre el futuro del FdT provincial. “Seguro los movimientos sociales se suman”, recogió elDiarioAR en la Cámara Alta.
Habrá que ver políticamente qué impacto tiene la pata piquetera en la mesa para el 2023. La disputa por La Matanza será un caso ejemplificador, distrito ahora enrarecido con el ataque del jueves. Sabiendo de su poder de fuego, el cristinismo dejaría que Cubría juegue en una PASO contra Espinoza, ambas boletas pegadas al mismo candidato a gobernador –Kicillof– y, quizás, a la propia CFK como postulante al Senado, si ve lejana la posibilidad de ganar una presidencial.
El Evita tiene también ambiciones en otros distritos como San Martín, donde Grosso no se achica ante Gabriel Katopodis, un funcionario que escuchó personalmente a la vice elogiarlo en la cena con los intendentes. El dato revela la ingeniería de relojería electoral que está comenzado a construir la vice, una estrategia que sumó ahora a los piqueteros. “Si tiene la necesidad de armar primarias para juntar todos los votos, lo va a hacer”, señaló el dirigente territorial consultado, inflando el pecho: “Cristina sabe que nos necesita en los distritos donde no le junta todos los votos el intendente”.
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