Por Mordizquito Santo
La designación de Jorge Capitanich en la Jefatura de Gabinete de ministros y la posición de privilegio que le otorgó Cristina Fernández de Kirchner (“Nadie me viene a ver a Olivos sin haber hablado antes con Coqui”, habría dicho la presidenta), admite varias interpretaciones.
Avance de la Liga de Gobernadores Peronistas
Una de ellas es que la instalación en la cúpula del gobierno del mandatario chaqueño expresa el avance en el sistema de poder de la llamada “liga de gobernadores peronistas”, cuyo peso territorial contrapesa con ventajas al de la “liga de intendentes” en la que apoyó Sergio Massa. Cabe tener en cuenta que el nuevo Jefe de Gabinete, en sus diálogos habituales con sus pares, mostró ser conocedor de los principales problemas de las economías regionales que fueron uno de los motivos de la fuga de votos del oficialismo y su entronización llevó tranquilidad a los mandatarios justicialistas, con la excepción de Daniel Scioli, su cantado rival por la candidatura a la sucesión presidencial en 2015.
Dado que el resultado electoral clausuró la posibilidad de re-reelección de Cristina y abrió una situación de transición político-institucional, ello aparejó un cambio en el que actores que tenían un poder menguado pasaron a ser escuchados más y más y otros que concentraban mucho poder lo fueron perdiendo, ya que el trasvase de facultades, capacidad de influir y voluntad de ejecución entre grupos es la constante de toda transición.
En tal sentido y según fuentes confiables, entre los principales promotores de la elevación de Capitanich estuvo Juan Carlos (CHUECO) Mazzon, quien ya en 2011 había sugerido que fuera él y no Amado Boudou el candidato a vicepresidente de Cristina. Mazzon, junto con Juan Carlos (EL FLACO) Sereno – su constante segundo de a bordo – maneja la principal usina que tiene el gobierno nacional para diseñar políticas fundadas en la adhesión al peronismo clásico, con el valor agregado de su detallado conocimiento y cordial relación con los dirigentes de todo el país que componen la vasta trama del justicialismo y ambos veían en Capitanich y el sanjuanino César Gioja dos de los actores principales para, apoyados en la liga de gobernadores, avanzar en la reorganización del PJ .
Por lo demás, la condición de mendocino “adoptivo” del CHUECO Mazzon incidió en su cercana y cordial relación con Juan Carlos Fábrega, cuyo pase de la Presidencia del Banco de la Nación a la del Banco Central fue bien recibida en el establishement financiero y también en otras áreas del gobierno como la que conduce Julio De Vido, que nunca hicieron buenas migas con Mercedes Marcó del Pont. A propósito de ello, el ministro de Infraestructura y su equipo no fueron tocados por los cambios en la cúpula del gobierno, con lo que obtuvieron una confirmación implícita pero no menos real, que puede hacer que sigan en sus cargos hasta el 2015, salvo que medien circunstancias hasta ahora inexistentes.
La Vinculación con la Iglesia
Amén de su condición de católico militante, Capitanich vivió en modo directo la decisiva contribución que hizo la Iglesia a la superación de la crisis terminal en la que había caído la Argentina en 2001, cuando el Episcopado en general y su Comisión de Pastoral Social en particular, fueron promotores centrales del diálogo que permitió establecer los acuerdos básicos. Si la Iglesia fue tan importante en 2001, hoy su autoridad se refuerza de modo exponencial por la incidencia que tiene en la opinión de la Argentina y del mundo el papa Francisco.
De ahí que sea dable suponer que la decisión de Capitanich de postergar hasta el período parlamentario 2014 el tratamiento definitivo de la reforma del Código Civil, que suscitó fuertes reticencias y objeciones de la Iglesia, puede explicarse por sus convicciones católicas, su experiencia en el 2001, la atención a la “franciscomanía” y la prudencia de evitar abrir frentes conflictivos con la religiosidad popular, que podrían causar efectos políticos indeseables.
En esas posturas, Capitanich coincide con Julián Dominguez, presidente de la Cámara de Diputados y eventual reemplazante de Scioli en los diálogos políticos de la Liga de Gobernadores Peronistas.
El Ascenso de Kiciloff y el descenso de Moreno
Un veterano observador de la política comparaba la promoción de Alex Kiciloff al Ministerio de Economía, con el ascenso de los generales que debían dejar el comando de un cuerpo de Ejército para ocupar una oficina en el Estado Mayor: el cargo es mayor pero implica perder el control directo de los “fierros”.
Sucede que el ex dirigente de la agrupación estudiantil universitaria “Tontos pero No Tanto” (TNT), desde su cargo de viceministro ocupaba espacios en representación del Estado en los directorios de diversas empresas – entre ellas algunas vinculadas al área de Infraestructura como por ejemplo, YPF – los que siendo ministro es probable que deba abandonar, tanto por razones de incompatibilidad, cuanto por la magnitud de la dedicación funcional que implica su nuevo cargo.
En cuanto a la adhesión del nuevo ministro de Economía a algunas de las concepciones enunciadas por Karl Marx en Das Kapital, bien que reinterpretadas por la visión del británico John Maynard Keynes, el mismo observador veterano recordaba una frase que se hizo célebre en Francia en tiempos de la Revolución de 1789 (“los jacobinos cuando llegan a ministros dejan de ser jacobinos”) y la reinterpretaba diciendo que en la Argentina de hoy “los marxistas cuando llegan a ministro pasan a ser pragmáticos”.
Por fin, el desplazamiento de Moreno parece evidente que fue un aporte decisivo para generar un mayor margen de confiabilidad en el nuevo equipo de gobierno dado que, más allá del juicio de valor que se pudiera tener acerca de su polémica gestión, es obvio que su figura suscitaba un amplio rechazo en la opinión pública.
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