El PJ pide a Caserio y amenaza con una votación. Alberto intenta contenerlo con la presidencia provisional. Con Cristina en Cuba, empieza la negociación.
La tensión por los cargos del Gobierno de Alberto Fernández se trasladó al Congreso, donde Cristina Kirchner buscará hacer valer su peso como presidenta del Senado y artífice de la creación del Frente Todos, que unió al peronismo y logró impedir la reelección de Mauricio Macri.
Como anticipó LPO, la vicepresidente electa elegirá a las principales autoridades de la Cámara alta, que este jueves empezaron a trabajar en la transición, pero ahora exige además la jefatura del interbloque oficialista para la mendocina Anabel Fernández Sagasti, aun cuando sus senadores fieles serían minoría entre los leales al nuevo jefe de Estado.
Con los resultados del domingo, Alberto podría llegar un interbloque de hasta 39 votos, dos por encima del quórum, con aliados misioneros, santiagueños, la puntana María Eugenia Catalfamo y la neuquina Silvia Sapag, que ganó su banca en la lista encabezada por Oscar Parrilli.
Los más optimistas confían en sumar a Carlos Reutemann, al aún gobernador de Río Negro Alberto Weretilneck y hacer un intento por Adolfo Rodríguez Saá y Lucila Crexell, reelecta por la lista de Juntos por el Cambio, a partir de la muerte de Horacio "Pechi" Quiroga. La UCR le reclama su banca en la Corte Suprema y no será fácil que conviva con sus senadores si logra retenerla.
Una curiosidad: entre los 12 peronistas clásicos, conducidos por su jefe Carlos Caserio, está Carlos Menem, quien en mayo no aceptó la oferta de Miguel Pichetto para apartarse del bloque y tal vez pase los próximos cuatro años conducido por Cristina. Por ahora, el dúo de pampeanos (Daniel Lovera y Norma Durango) y el de chubutenses (Héctor Luenzo y Juan Mario Pais) se anota como parte de ese grupo.
La ex presidenta no cuenta más de 16 senadores de pura cepa, ya sea camporistas, ex funcionarios y actuales compañeras de su bloque. Algunas de ellas ya recibieron llamados de colegas para no permitir una jefatura de La Cámpora. Quedaron en responder.
Caserio pretende continuar como jefe de la bancada y asegura contar con aliados para sostenerse. Cristina exige a su protegida Fernández Sagasti y Alberto lo tienta con la presidencia provisional,
Hasta antes de la elección del domingo, la estrategia del PJ era ceder si fuera necesario los funcionarios y autoridades de la Cámara, pero consolidar una mayoría hacia el interior del interbloque para, números en mano, evitar ser conducidos por un cristinista.
Reafirmaron el plan en una mini reunión que mantuvieron este miércoles, liderada por Caserio, en la que sin dar nombres propios no ocultaron su preocupación por definir rápido las jefaturas. Pronto se sumó Nicolás Trotta, presidente de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) y miembro de los equipos de Fernández, pero evitó hablar de autoridades y prometió enviar futuros funcionarios a anticipar el paquete de leyes que se tratará en diciembre.
Según supo LPO, Alberto intentaría en las próximas horas que Caserio acepte ser presidente provisional del Senado, el tercer lugar en la línea sucesoria, e inicie una negociación con Fernández Sagasti, quien se ganó la confianza de Cristina en los dos años que compartieron el recinto.
Escoltó al presidente electo en muchas de sus reuniones con gobernadores cuando todavía era un operador político y participó de sus principales actos de campaña. El más recordado es el que encabezó con gobernadores en Mendoza, pocos días antes de ser vapuleada por en la elección a gobernador por el radical Rodolfo Suárez.
Para la transición formal, Cristina eligió a su actual jefe de bloque Marcelo Fuentes, con mandato hasta diciembre; y a Virginia García, ex senadora por Santa Cruz. Ocuparían la secretaría parlamentaria y administrativa.
La única forma de evitar que la sangre llegue al río es con un llamado de los mandatarios provinciales a sus delegados en la Cámara alta, que Alberto prefiere evitar pero muchos senadores creen que no tardará en llegar. "Si nos pusimos de acuerdo para poner un presidente de la Nación, no nos vamos a pelear por un jefe de bloque", matizó la crisis ante LPO uno de los que participó de las últimas reuniones.
Fuentes del kirchnerismo cercanas a la ex mandataria confirmaron a LPO la intención de imponer a su senadora preferida y no se animan a confirmar que como moneda de cambio ceda la presidencia provisional, de poca visibilidad pero con poder hacia adentro del Senado, porque quien la ocupa queda a cargo de las sesiones cuando el presidente viaja al exterior y el vice lo reemplaza en quehaceres administrativos.
Michetti armó un cronograma de reuniones para la transición con Cristina
En sus tiempos de disputa con Julio Cobos, la Cristina presidenta aprovechaba sus viajes para coordinar las sesiones complejas con José Pampuro, como la que sancionó el matrimonio igualitario. Otros senadores kirchneristas que tallan para cargos altos son Parrilli y Jorge Taiana, quien sustituirá a la vicepresidente electa como representante de la provincia de Buenos Aires. "La pregunta en el Senado será que no va a ser de ella", simplifican quienes la frecuentan y la imaginan chequeando con los propios cada temario a tratar en los recintos del Congreso.
Hay otros lugares estratégicos, como la presidencia de las comisiones de Presupuesto, encargada de refrendar los proyectos más importantes; y la de Acuerdos, donde pasan los pliegos de jueces que Cristina mira con lupa. Tanto, que en la sesión de julio le pidió a Alberto una gestión ante los senadores del PJ para cajonear varios que iban a aprobarse ese día. Lo consiguió.
La ex presidenta partió a Cuba este viernes a ver su hija Florencia y regresará el lunes 11, cuando espera que la negociación por el Senado haya avanzado más. No está nada fácil. Aunque siempre pregonó la unidad opositora para destronar a Macri, en sus últimos actos no evitó reproches al peronismo que durante estos cuatro años aprobó la mayoría de las leyes claves del Gobierno saliente.
En Mar del Plata, durante el cierre de campaña, elogió a los diputados Axel Kicillof y Fernanda Raverta por no haber apoyado la reforma previsional, sancionada hace dos años con votos peronistas de ambas cámaras.
Y en la presentación del libro "Sinceramente" en La Plata rememoró aquel acto en el que prometió trabajar por una alianza opositora, el 27 diciembre de 2017, un día después de sancionado el presupuesto reformado esa misma mañana por el Gobierno. "Algunos no lo votamos", se jactó. Nunca lo olvida.
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