Presionará a Fayt para que renuncie y repartir las dos vacantes con el puntano, que hoy cuestionó al longevo juez.
Cristina Kirchner ya tiene un nuevo plan para controlar la Corte Suprema: que Carlos Fayt renuncie, proponer a la senadora puntana Liliana Negre de Alonso y encomendar a Rodríguez Saá conseguir los votos para aprobar el pliego de su coterránea y el de Roberto Carlés, u otro candidato propuesto por el Gobierno.
Cercana a la Iglesia, Negre de Alonso es senadora desde 2001 y con su prepotencia de trabajo supo ganarse el respeto de Cristina y de los referentes de todos los bloques.
El plan ya estaba en carpeta en diciembre e incluía agrandar el máximo tribunal y sumar algún radical, a quienes también intentan seducir con el defensor del Pueblo. Se hablaba del ex diputado Juan Tunessi.
Pero la muerte del fiscal Alberto Nisman cambió los tiempos y motivó a la oposición a reflotar el acuerdo de noviembre para votar cualquier candidato del Gobierno a la Corte.
Adolfo Rodríguez Saá nunca subscribió ese documento y tampoco estuvo en la reunión de la Comisión de Acuerdos que trató el pliego de Carlés. “Tenemos un compromiso firmado; somos muy serios”, le respondió a LPO cuando lo consultó si rechazaría a otro candidato del Gobierno a la Corte.
Sin embargo, en el último mes el puntano dio varias señales de volver a negociar con el Gobierno y hoy lo dejó claro cuando le preguntaron sobre la continuidad de Fayt en la Corte, cuestionada por el Gobierno por sus 97 años de edad.
“Todo lo que sea atropellar a la Corte está muy mal”, aclaró, pero luego dijo que “el ministro Fayt es un hombre mayor y tenemos que tener garantías de que esté en condiciones de ejercer su cargo”.
Fue el argumento utilizado el martes por el kirchnerismo para estudiar el caso Fayt en la Comisión de Juicio Político, que pasó a estar a cargo de la camporista Anabel Fernández Sagasti.
Pero como explicó LPO, el Frente para la Victoria está bien lejos de los dos tercios necesarios en Diputados y sólo intenta que Fayt no soporte la presión y renuncie.
De lograrlo, la Corte ya no podría funcionar con 3 miembros y una parte de la oposición tendría una excusa para enterrar el compromiso de noviembre y cubrir las dos vacantes.
Rodríguez Saá y Negre de Alonso pueden ser clave para reunir los dos tercios en el Senado, sobre todo si suman a varios de sus pares del Interbloque Federal.
El Gobierno necesita reunir dos tercios de los presentes, 48 votos si asisten los 72 o uno menos.
A los 32 propios suma 6 aliados seguros y los posibles aportes, por acción u omisión, de Carlos Menem y la correntina Josefina Meabe. La neuquina Lucila Crexell adelantó que no acompañará el pliego de Carlés, pero ya dio muestras de revisar su conducta a cambio de favores para su provincia. ¿O tal vez sea una buena razón para que el Gobierno proponga otro candidato afín?
Cuando sospechó de una negociación de Rodríguez Saá, Massa subió al senador al sanjuanino Roberto Basualdo a un acto para rechazar a Carlés.
Fue el primero de una serie de desencuentros que terminó con la exclusión de Rodríguez Saá del frente entre el tigrense y José Manuel de la Sota. Como parte de su juego ayer se asoció con el senador Fernando “Pino” Solanas.
El Gobierno apuesta además a sumar votos con un escenario político más favorable. Como adelantó LPO, Mario Das Neves evalúa dar el portazo en el Frente Renovador y arreglar con Scioli. El paso siguiente podría ser el voto de Graciela Di Perna.
En febrero, en plena conmoción por el caso Nisman, el fueguino Jorge Garramuño y el neuquino Guillermo Pereyra facilitaron el quórum para aprobar la ley de inteligencia.
Otro libre prensador suelto es Carlos Verna, lanzado a la gobernación e La Pampa y enfrentado a parte del kirchnerismo local.
Como Rodríguez Saá, Verna reclama hace años deudas de la Nación con su provincia. El puntano se sentó a negociar con Axel Kicillof cuando el pliego de Carlés estaba en debate. Tal vez pronto sea el turno del pampeano.
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