A lo Cristina, Milei va contra Clarín

A lo Cristina, Milei va contra Clarín

Por: Javier Calvo. Aún no le declaró la guerra, pero ya abrió una suerte de inicio de las hostilidades. Javier Milei ha empezado a apuntar en los últimos días contra Clarín, el grupo mediático y telecomunicacional argentino más importante.

 

Los dardos presidenciales al respecto mutaron. Dejaron de pasar por su habitual andanada de insultos y descalificaciones a periodistas que se desempeñan en alguno de los medios de ese conglomerado (y de muchos otros), para dirigirse a sus intereses empresariales.

Vale el repaso de ciertas pistas. En el inicio de la semana pasada, el Gobierno anunció la reconversión de la AFIP por la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) y el arribo de un tal Andrés Vázquez al frente de la DGI.

De larga experiencia y sinuosa trayectoria en el organismo impositivo, a Vázquez se lo vincula con los servicios de inteligencia. Pero se lo recuerda esencialmente como el líder de los sabuesos que desembarcaron en la sede de Clarín en 2009, para revisarle todos los números por orden del kirchnerismo.

El entonces director de la AFIP, Ricardo Echegaray, le adjudicó el mandato a Néstor Kirchner. Atrás habían quedado los tiempos de idilio con el por entonces expresidente (y su jefe de Gabinete, Alberto Fernández) que le habían permitido a Clarín hacerse de varios negocios. El más importante de ellos, la fusión Multicanal-Cablevisión.

Volvamos al presente. La flamante designación de Vázquez por parte de la administración libertaria encendió las primeras luces de alerta en el grupo comandado por Héctor Magnetto.

También se prestó atención al aviso oficial de que se eliminará el Enacom y se buscará privatizar Arsat. Tradicionalmente, Clarín siempre tuvo mucho interés por el rumbo del ente controlador de las comunicaciones. Máxime desde que cumplió su sueño de quedarse con Telecom (la actual Personal). Sin el Enacom, ¿con quién habrá que tener interlocución en el lobby de las cuestiones regulatorias?

Por caso, durante el gobierno anterior, el Enacom le adjudicó gratuitamente a Arsat espectro para 5G, por el que las compañías privadas debieron pagar. El interrogante que circula por Clarín es si la privatización de la empresa estatal de telecomunicaciones (con las bandas de 5G que tiene) busca que algún actor extranjero se sume a la competencia. Las sospechas se dirigen a Elon Musk y su Starlink.

La otra medida que terminó por poner los pelos de punta al Grupo fue la declaración de que será reinstalado el IVA del 21% para los diarios y las revistas, sea en formato digital o papel. La iniciativa, que no se formalizó aún, hasta fue celebrada por uno de los empresarios incondicionales de Milei, Marcos Galperin.

Exceptuados de esos aportes tributarios a través de una ley del Congreso, los medios afectados darán batalla más allá de las notas ácidas que ya han publicado al respecto. Una vez que se formalice la idea a través de su publicación en el Boletín Oficial, fuentes bien informadas dejan trascender que la cámara que agrupa a los diarios (Adepa) tiene preparada una presentación judicial para intentar frenarla. Adepa es presidida por Martín Etchevers, gerente de Relaciones Institucionales y Comunicaciones del Grupo Clarín.

La andanada más reciente del Presidente ocurrió esta semana, tal vez dejada en un segundo plano por formar parte de una frase con una diatriba superior e insólita. Fue en la Fundación Mediterránea, cuando Milei decidió acusar a Raúl Alfonsín (el mismo día en que se cumplían 41 años de su triunfo electoral en el retorno democrático) y Eduardo Duhalde de hacerle un golpe de Estado a Fernando de la Rúa en 2001.

“Paradójicamente a Alfonsín lo muestran como el padre de la democracia, siendo que fue partidario de un golpe de Estado. Evidentemente, pesificarle la deuda a Clarín hizo mostrarlo como un héroe”, sostuvo Milei.

Apunte al pie. No trata esta nota de las distorsiones históricas a las que nos tiene acostumbrados el presidente de la Nación, cuando pretende enlazar convencimientos personales con hechos objetivos del pasado o del presente. Tampoco es muy original en ese aspecto.

Regresemos. Cuesta creer que la mención a Clarín en ese discurso es fruto de la casualidad. Amén de que fueron muchas las empresas que, ante la caída de la convertibilidad, se beneficiaron con la pesificación de sus deudas en dólares y los medios además tuvieron una Ley de Bienes Culturales muy protectora. Milei solo mencionó a Clarín.

Algunas fuentes oficiales niegan que el Gobierno tenga en la mira al Grupo. Aunque admiten que al jefe de Estado le disgusta que desde la tapa del diario o la pantalla de TN “busquen marcarle la cancha”, como consideran que sucede muchas veces.

En tren de sostener esa defensa, los voceros señalan como indicador que Milei “a Magnetto no lo mencionó nunca y sí a Saguier (por Julio, presidente de La Nación) o al dueño de Editorial Perfil”, a quien le auguró la quiebra.

Sin embargo, otros funcionarios reconocen que empiezan a notar una predisposición contra Clarín, de la que no sería ajeno el asesor premium todoterreno Santiago Caputo. ¿Habrá relación entre esta estrategia y la proximidad de algunas movidas mediáticas frenéticas?

“No será como lo que hizo Cristina (Kirchner), pero creo que hay una voluntad para mostrarles los dientes, condicionarlos y que sean más amigables con la temporada de buenas noticias”, señalan estas fuentes.

En Clarín desestiman que estas señales desemboquen en un conflicto abierto y tengan que volver a apelar al “periodismo de guerra”, como lo llamó su fallecido editor Julio Blanck. Y prefieren enmarcarlo dentro del hostigamiento presidencial general ante cualquier tipo de crítica periodística.

A seguir con atención esta tensión creciente. Como le gusta a Milei.

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