El ex director de la AFI y armador K en la provincia donde nació, Neuquén, es señalado cómo responsable de la derrota electoral.
En el departamento de la calle Uruguay, en pleno Recoleta, hubo sorpresa el domingo pasado. Los datos que llegaban desde Neuquén no eran los esperados: 39,7% para la reelección de Omar Gutiérrez, y lejos, con 26%, Ramón Rioseco, el candidato K para la provincia. Horacio Quiroga, el hombre del Gobierno, tuvo aún una más pobre elección, con sólo el 15%, pero el decidido apoyo de la ex Presidente a la lista opositora opacó el traspié oficial. Desde entonces se reparten acusaciones cruzadas buscando al culpable de la situación. Oscar Parrilli (ex director de la AFI) tiene todos los números.
Es que la mano derecha histórica de Néstor y CFK es oriundo de esos pagos: nació, 67 años atrás, en la turística ciudad de San Martín de los Andes, donde se inició en la política y también en el básquet. “Oscar siempre está, en todas las campañas, es un actor prestigioso de estas tierras”, lo resalta el diputado Darío Martínez, frustrado candidato a vicegobernador K. Sin embargo, en off, y dentro del camporismo, la visión es más cruda: “Las elecciones en Neuquén las maneja siempre Parrilli. Fue él quien estaba convencido de que teníamos serias chances de ganar y el que insistió en involucrar a Cristina”. Fue Parrilli, también, el que hizo posible la visita de Rioseco a la ex Presidenta, en el Instituto Patria. Luego de ese encuentro, la líder de la oposición salió con un spot y terminó de sentar bandera: “El 10 de marzo tienen la posibilidad de comenzar la transformación positiva que Neuquén necesita. Ramón y Darío están preocupados y ocupados en ello”.
Parrilli estuvo el domingo en su provincia natal. Fue a votar y se quedó ahí esperando los resultados, acompañando a los candidatos K. “Vamos a ganar en Neuquén después de 60 años”, había dicho, días antes, un entusiasmado Rioseco, cuando repetía ante todos los medios que era “el candidato de Cristina”. Axel Kicillof, que había viajado al sur durante la campaña, también había anticipado: “En Neuquén comenzará a gestarse la derrota de Macri y del neoliberalismo”. La bronca posterior nace de esos malos cálculos. “Podríamos estar hablando de lo mal que le fue al Gobierno en Neuquén, pero nos la jugamos tanto en estas elecciones que quedamos muy pegados”, dicen desde La Cámpora. Martínez, en cambio, tiene una visión más positiva: “Nuestro espacio sacó siete puntos más que las últimas elecciones (el FPT tuvo el 19%, pero Rioseco se presentó por separado y logró el 18%), y el foco de la prensa, además, es el que la prensa decide. No hay que nacionalizar unas elecciones provinciales en las que gobierna el MPN hace más de medio siglo”. También en off, otros sectores del kirchnerismo le bajan el tono a la culpabilidad de Parrilli: “Es un militante más, como el resto. La gente eligió como eligió, pero eso no es culpa de Oscar”.
No es el único apuntado. Pablo Mandía, ex funcionario K, y la consultora que dirige, Analogías, también está en la mira. Mandía, cercano a Larroque, fue apuntado por acercar números que le dieron esperanza a la tropa de Cristina. “Hubo groseros errores metodológicos. No se midió que el MPN iba con cinco listas colectoras, no se tuvo en cuenta los alcances de un partido que gobierna hace 60 años ahí, con todo lo que eso significa en lugares donde gran parte de la población tiene vínculos con el Estado provincial”, dicen por lo bajo. Mandia asegura que solo hizo una medición, días antes de las elecciones, pero que no trabajó en Neuqúen, ni conoce a Parrilli ni a Rioseco. “No tuve nada que ver, es una operación. No trabajé en esas elecciones ni acerque números”.
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