La ex vicepresidenta se mantiene activa en sus oficinas del Instituto Patria. Empuja la construcción de alianzas legislativas y considera que es momento de que la fuerza política empiece a mirar hacia adelante
Por Joaquín Múgica Díaz
Cristina Kirchner piensa desde hace largas semanas que el período de autocrítica de la coalición peronista debe llegar a su fin. Ya está. La derrota electoral es parte del pasado y no es bueno seguir removiendo, en forma permanente, lo que ya quedó demasiado atrás. Sobre todo en un país como Argentina, donde la actualidad política es verborrágica y dinámica.
Cuatro meses después del comienzo del gobierno de Javier Milei y casi cinco meses luego de la dura derrota en el balotaje, varios dirigentes del peronismo siguen buscando explicaciones sobre los motivos que llevaron a la fuerza política a la derrota. Algunos creen que fue por la crisis económica, otros por la interna del gobierno de Alberto Fernández y están los que ven que había un agotamiento con el kirchnerismo que ya no tenía retorno.
Las respuestas a esos interrogantes tienen que haber sido saldadas en este tiempo. Al menos, así lo entiende la ex vicepresidenta, que pasa la mayor parte de sus días en el Instituto Patria, reuniéndose con dirigentes a los que les expone esa misma línea de pensamiento. Tiene la idea de que debe haber una mirada más propositiva del peronismo en este tiempo donde el Presidente lleva adelante un fuerte plan de ajuste pero, al mismo tiempo, tiene, según marcan varias encuestas, un importante respaldo popular.
Desde el 14 de febrero, fecha en la que publicó un documento con 33 páginas donde aseguró que había “un showman-economista en la Rosada”, hasta ahora, la ex jefa de Estado hizo hincapié - sobre todo en reuniones privadas - en la necesidad de empezar a discutir una agenda nueva en el espacio político y construir alianzas estratégicas en el Congreso para evitar el desfinanciamiento de las provincias como consecuencia del ajuste libertario.
Una agenda nueva que incluya una reforma tributaria, laboral y del sistema de salud. Una estructura documental que aggiorne los principales ejes temáticos que tienen impacto en la vida diaria de la sociedad y sobre los que el peronismo debe debatir un nuevo posicionamiento. Más flexibilidad y menos ideología al servicio de la gestión.
El nuevo objetivo de corto plazo es voltear el DNU. Para eso tratarán de unir voluntades con distintos sectores de la oposición dialoguista. En el peronismo cordobés, por ejemplo, ya avisaron que no acompañarán el decreto de desregulación de la economía, que está vigente y que debe ser tratado por la Cámara de Diputados. CFK pide tejer alianzas impensadas tiempo atrás y mostrarse como una fuerza con capacidad de negociación.
“Tiene que terminar el análisis de lo que nos pasó. Seguir hablando del pasado no ayuda en la construcción del futuro. Y el peronismo necesita mirar hacia adelante”, indicó un dirigente importante del núcleo K. En el kirchnerismo creen que hay demasiada energía puesta en buscar culpables de la elección pasada y que ese es un ciclo que se debe terminar cuanto antes. Cada uno tendrá una posición que será difícil de compatibilizar con el de al lado. No debe perder más tiempo en los resquemores del pasado. Así lo entienden.
La ex vicepresidenta pretende que el espacio político esté más encima de la agenda política y económica, que de la autocrítica partidaria. Entiende que la clase media está pagando un costo altísimo por las medidas del gobierno nacional y que un claro ejemplo de eso es el aumento desproporcionado de las prepagas, que terminó siendo criticado por Milei y el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo. Hay que defender con más énfasis a ese sector, que en las últimas elecciones los castigó en las urnas.
La ex vicepresidenta mantiene diálogo fluido con el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof
“¿Pero no era que los precios los regulaba el mercado? ¿En qué quedamos entonces?”, dijo, con ironía, una voz propia con peso específico en el mundo kirchnerista. El esquema que conduce CFK espera y cuestiona. No quieren quedar como críticos desmedidos pero tampoco como cómplices silenciosos. El camino del medio es complejo de transitar y, más allá de la dureza conocida, es lo que están tratando de hacer.
Desde el Instituto Patria también le apuntaron a Milei por el error que cometió al citar datos de precios de la cuenta “Jumbo Bot” como si fueran verdaderos, con el objetivo de argumentar la desaceleración de la inflación gracias al fuerte ajuste fiscal. La cuenta aclaró en la red social X que se trataba de un “experimento social” y que los datos no eran reales. El Presidente los tomó como verdaderos y defendió su política económica en una entrevista periodística.
“Milei sustenta la defensa de su plan económico sobre algo que es falso, sin saber que es falso”, fue la chicana que lanzaron desde el kirchnerismo por el insólito error presidencial. Hubo fuertes repercusiones en las redes sociales, un lugar donde la oposición empezó a dar una batalla política y discursiva más decidida. Un territorio difícil de transitar con credibilidad y claridad, y en el que los libertarios pisan fuerte.
Más allá de la propuesta de dar por terminada la mirada retrospectiva, que CFK empuja con decisión desde su oficina en el centro porteño, en el kirchnerismo aceptan que la interna política de los últimos cuatro años no puede volver a suceder. Ni durante la etapa de discusión sobre el nuevo norte del peronismo, ni durante un futuro gobierno. “No nos tenemos que pelear más. Hay que mirar para adelante”, destacaron en el Instituto Patria.
En otros sectores del peronismo no tienen la misma mirada. Creen que para que la autocrítica termine, debe existir un gesto del kirchnerismo, que reconozca que su tiempo al mando del barco peronista ha concluido. Es decir, que haya una apertura visible y concreta de la discusión interna, y que las mesas chicas de decisión no terminen conformadas por los mismos. Una proyección que alcanza la etapa pre-electoral del 2025.
CFK se mantiene activa y en diálogo con casi todas las terminales de Unión por la Patria (UP). Mantiene una relación fluida con el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, quien la sigue asesorando en temas económicos, y habla con frecuencia con Sergio Massa, con el que hace poco tiempo compartió un asado. En esos niveles, el peronismo sigue unido, más allá de que cada uno tenga una estrategia diferente para enfrentar al Presidente y sobrevivir con poder bajo el techo opositor.
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