Después de avalar la candidatura de Massa, el kirchnerismo se aseguró legisladores puros en todo el país. Derrota o condicionamiento de la victoria, los dos escenarios.
Por: Gabriela Pepe.
Once diputados sobre los primeros quince de la provincia de Buenos Aires, la mitad de la oferta electoral para la Cámara baja, con predominio en el Senado, además de imposición de propios en los distritos en los que no gobierna el oficialismo. Cristina Fernández de Kirchner dio su aval para la fórmula presidencial encabezada por Sergio Massa, pero se aseguró un pelotón de leales en el Congreso para atravesar los próximos cuatro años, tanto bajo un gobierno del líder del Frente Renovador como en la resistencia, siendo oposición.
“Entre 2015 y 2017 vivimos años muy difíciles. Cada diputado valía mucho. No queremos repetir esa experiencia”. El recuerdo de un legislador nacional camporista que atravesó los años del macrismo desde una banca en el Congreso interpela a todo el kirchnerismo y marcó la premisa de negociación para las listas nacionales de 2023: “Leales que se queden parados del lado de Cristina cuando viene el viento cruzado”.
En esa lógica, la vicepresidenta impuso su peso en la provincia de Buenos Aires. La lista encabezada por Máximo Kirchner lleva en los primeros quinces lugares a once representantes del kirchnerismo, entre dirigentes de La Cámpora, referentes sociales y el único sindical, Mario “Paco” Manrique, líder de Smata, un cristinista convencido. No hay, entre los elegidos, ningún referente del Movimiento Evita ni de la plana mayor de la CGT. El resto se completa con dos candidatos del massismo, Cecilia Moreau y Ramiro Gutiérrez, y los dos lugares que pidió el presidente Alberto Fernández para Santiago Cafiero y Victoria Tolosa Paz. Al Senado irán dos ultraleales: el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, y Juliana Di Tullio.
Ni Cristina ni su hijo quisieron tomar riesgos que pudieran repetir la experiencia posterior a diciembre de 2015, cuando el entonces poderoso bloque del Frente para la Victoria se desinfló en cuestión de meses tras el triunfo de Mauricio Macri. Primero, fue la rebelión liderada por Diego Bossio, que se llevó 17 diputados al Bloque Justicialista, que integraron representantes sindicales y de los gobernadores. Después llegó la salida de los seis legisladores del Movimiento Evita.
El tiempo y las necesidades políticas volvieron a juntar las partes en el armado del Frente de Todos. Cristina dijo que los agravios en política prescriben a los seis meses, pero no olvidó las traiciones. En ocho años, se encargó de recordar una y otra vez los votos que el peronismo le prestó a Macri durante su gobierno para aprobar, por ejemplo, el pago a los fondos buitre, el nombramiento de jueces de la Corte Suprema o la reforma previsional.
Kirchner siguió la misma línea. “Con la situación que tiene nuestro pueblo, juntarse para pedir una banca. Y después, cuando tienen la banca, el día que hay que votar fondos buitre en contra no aparece”, dijo el 17 de octubre de 2022 en la Plaza de Mayo, en alusión a uno de los líderes de la CGT, Héctor Daer. Para ese sector, no volvería a haber lugares en las listas.
El mapa
La discusión fue distrito por distrito, entre el kirchnerismo, Massa y la Liga de gobernadores, con distintos interlocutores, según el caso. La lógica fue diferente en cada provincia, según el peso del kirchnerismo, el poder del mandatario o los vínculos con el ministro de Economía. El reparto fue equilibrado o desparejo, según el caso, pero en las negociaciones siempre quedó claro que habría predominio cristinista. En Chaco, por ejemplo, la lista de diputados nacionales quedó encabezada por Aldo Leiva, que responde a Jorge Capitanich, seguido por Julieta Campo, de La Cámpora, y Osvaldo Cuevas, también leal al gobernador.
En Entre Ríos, la boleta quedó encabezada por el gobernador Gustavo Bordet, seguido por la cristinista Blanca Osuna y el titular de la Aduana, Guillermo Michel, hombre de Massa. En Santa Fe, el candidato a vicepresidente, Agustín Rossi, hizo valer su lugar en el binomio e impuso a Germán Martínez como cabeza de lista. Lo siguen Florencia Carignano – funcionaria del Ministerio del Interior -, el ministro de Transporte, Diego Giuliano, que responde a Massa, y la exsenadora cristinista María de los Ángeles Sacnun.
En Santa Cruz, cuna del kirchnerismo, la lista quedó copada por Cristina, tanto para el Senado como para Diputados. En Chubut y Córdoba, donde no gobierna Unión por la Patria, La Cámpora también impuso a los propios. En Río Negro, los primeros tres lugares de la lista también están reservados para el kirchnerismo, encabezado por el ministro de Justicia, Martín Soria.
En la Ciudad de Buenos Aires, los cuatro primeros lugares están referenciados en la vice: Paula Penacca, de La Cámpora; Eduardo Valdés; Lorena Pokoik e Itai Hagman, referente de Patria Grande y asesor de Juan Gabrois.
Sobre un total de 68 diputados que hoy forman el bloque de Diputados del Frente de Todos y renuevan sus bancas, Cristina puso 33 candidatos propios. Massa se quedó con siete, aunque tiene una decena de potenciales aliados. Los gobernadores impusieron una veintena de nombres. Entre los legisladores que pusieron los mandatarios se cuentan, por ejemplo, los dos que renueva Formosa. El gobernador Gildo Insfrán siempre jugó cerca de Cristina. El fueguino Gustavo Melella, en cambio, no consiguió imponer un representante propio. La primera candidata a diputada, Andrea Freites, es una peronista cercana al kirchnerismo.
Por su parte, Salta renovará dos diputados del bloque. La lista fue confeccionada por Gustavo Sáenz, un gobernador aliado de Massa. Lo mismo sucede con la lista de tres diputados y de candidatos al Senado que propuso el cacique misionero Carlos Rovira. Son potenciales abonados al líder del Frente Renovador, si los votos lo acompañan en la presidencial. La misma regla corre para las cuatro bancas que pone en juego Santiago del Estero. El gobernador Gerardo Zamora fue uno de los promotores de la candidatura de Massa. El santiagueño es cercano a Cristina, pero hizo su propio juego durante el macrismo. El resto se definirá en las PASO de Mendoza, Jujuy y San Juan.
Sin lugar en el binomio presidencial, Cristina se aseguró un pelotón de bancas para el escenario de derrota o para condicionar las decisiones de un posible gobierno liderado por el ministro de Economía.
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